"En Salta tengo a mis padres, mis tíos enterrados. Yo digo que si tengo que morir quiero hacerlo en mi tierra", dijo. Juan Carlos tiene 82 años, es licenciado en Ciencias del Deporte y gran parte de su vida le dedicó al tenis profesional. Fundó en 1971 junto con su compañera de la vida, Theresa Roche, "The Jaguar Tennis School", la primera escuela de tenis en régimen de internado, que si bien ya no la tienen fue precursora de una pedagogía avanzada.
Juan Carlos se fue de Salta en el 60, cuando lo enviaron a seguir su carrera militar a Buenos Aires. Allí estuvo dos años y luego partió a Europa, específicamente a Alemania y Francia, donde se capacitó mediante becas que iba consiguiendo con su esfuerzo en tenis, esgrima y equitación. También vivió en España.
Más tarde se casó con Theresa Roche, de Londres, y se mudaron a Valencia, donde echaron raíces. Tienen tres hijos Juan Carlos, Rochelle y Patrick Claudio, todos adultos. El mayor heredó su pasión por el tenis y se desarrolla profesionalmente en ese ámbito; le sigue su única hija mujer, que trabaja en un banco de Valencia, y el menor (Patrick) estudió Genética Molecular y en la actualidad se perfecciona en Harvard University, Estados Unidos.
Juan Carlos retrotrae sus recuerdos y admite que se fue de Salta porque "allá te reconocen el mérito", y además pudo aprender de los mejores maestros. Afortunadamente su vida se fue desarrollando de acuerdo a sus sueños e ilusiones.
Sin embargo, el desarraigo de su familia fue quizá lo que más le costó. "Desde el año 60 hasta los 90 los veía muy poco a mis padres, me fui muy joven, yo quería vivir con ellos, por eso resolvimos con mi esposa regresar a la Argentina. Incluso compramos una casa en la calle Rivadavia 450, donde hoy hay una clínica odontológica, y mis padres vivían en Rivadavia 286, donde actualmente está mi hermana", recordó Juan Carlos Ovando Taboada.
Después de muchos años, en 1992, había logrado regresar a su lugar de origen. De todas maneras solo estuvo cinco años debido a que los negocios se fueron deteriorando y partió nuevamente a Valencia, en 1997.
"Tuve muchos amigos en Salta, ahora por mi edad ya me quedan pocos, pero mucha gente me conoce porque yo fui campeón argentino de tenis en el 54", destacó orgulloso.
¿Qué costumbres de Valencia deberíamos imitar los salteños?
"Los grandes maestros nos marcan en la vida. Con uno de ellos nació mi pasión por el tenis y el deporte, que en cualquier forma a mi me ilusiona mucho. La lástima es que acá no existen los profesionales exigentes. Creo que por una cuestión de necesidad económica, muchos están solo para hacer dinero. El tema es que el altruismo pasa de largo".
La apertura con los argentinos es "buena"
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"En Salta tengo a mis padres, mis tíos enterrados. Yo digo que si tengo que morir quiero hacerlo en mi tierra", dijo. Juan Carlos tiene 82 años, es licenciado en Ciencias del Deporte y gran parte de su vida le dedicó al tenis profesional. Fundó en 1971 junto con su compañera de la vida, Theresa Roche, "The Jaguar Tennis School", la primera escuela de tenis en régimen de internado, que si bien ya no la tienen fue precursora de una pedagogía avanzada.
Juan Carlos se fue de Salta en el 60, cuando lo enviaron a seguir su carrera militar a Buenos Aires. Allí estuvo dos años y luego partió a Europa, específicamente a Alemania y Francia, donde se capacitó mediante becas que iba consiguiendo con su esfuerzo en tenis, esgrima y equitación. También vivió en España.
Más tarde se casó con Theresa Roche, de Londres, y se mudaron a Valencia, donde echaron raíces. Tienen tres hijos Juan Carlos, Rochelle y Patrick Claudio, todos adultos. El mayor heredó su pasión por el tenis y se desarrolla profesionalmente en ese ámbito; le sigue su única hija mujer, que trabaja en un banco de Valencia, y el menor (Patrick) estudió Genética Molecular y en la actualidad se perfecciona en Harvard University, Estados Unidos.
Juan Carlos retrotrae sus recuerdos y admite que se fue de Salta porque "allá te reconocen el mérito", y además pudo aprender de los mejores maestros. Afortunadamente su vida se fue desarrollando de acuerdo a sus sueños e ilusiones.
Sin embargo, el desarraigo de su familia fue quizá lo que más le costó. "Desde el año 60 hasta los 90 los veía muy poco a mis padres, me fui muy joven, yo quería vivir con ellos, por eso resolvimos con mi esposa regresar a la Argentina. Incluso compramos una casa en la calle Rivadavia 450, donde hoy hay una clínica odontológica, y mis padres vivían en Rivadavia 286, donde actualmente está mi hermana", recordó Juan Carlos Ovando Taboada.
Después de muchos años, en 1992, había logrado regresar a su lugar de origen. De todas maneras solo estuvo cinco años debido a que los negocios se fueron deteriorando y partió nuevamente a Valencia, en 1997.
"Tuve muchos amigos en Salta, ahora por mi edad ya me quedan pocos, pero mucha gente me conoce porque yo fui campeón argentino de tenis en el 54", destacó orgulloso.
¿Qué costumbres de Valencia deberíamos imitar los salteños?
"Los grandes maestros nos marcan en la vida. Con uno de ellos nació mi pasión por el tenis y el deporte, que en cualquier forma a mi me ilusiona mucho. La lástima es que acá no existen los profesionales exigentes. Creo que por una cuestión de necesidad económica, muchos están solo para hacer dinero. El tema es que el altruismo pasa de largo".