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Adiós al príncipe azul: el fin de la dependencia emocional

La escritora Coral Herrera Gómez realiza un análisis y una crítica al mito del amor romántico desde una perspectiva de género. La clave es aprender a querer desde la libertad.
Viernes, 25 de agosto de 2017 22:07

Coral Herrera Gómez, escritora y comunicadora española, realiza una detallada crítica al mito del amor romántico desde una perspectiva de género. Define al romanticismo como un producto del patriarcado y con un rol esencial en la desigualdad entre hombres y mujeres.
“Las mujeres solemos sufrir más dependencia emocional que los hombres, porque nos educaron para darle más importancia al amor y a la pareja. La dependencia emocional es una mezcla potente de muchos miedos: miedo al compromiso, a enamorarnos, a la traición, a no encontrar pareja, a que nos dejen de querer, porque uno de los mayores terrores que nos habitan es el miedo a la soledad”, destaca Herrera Gómez en la publicación Mente Sana.

“Con los cuentos -que nos explican de pequeñas- aprendemos a delegar nuestra felicidad en la llegada de un príncipe azul que nos cambie la vida, por eso sufrimos mucho si esto no ocurre, si no es como esperábamos o si, pasado un tiempo, él decide separarse”.
Explica que la consecuencia de ello es el temor a la soledad y creer que sin amor no somos nada. “Dedicamos mucho tiempo y energía a encontrar pareja y, cuando la tenemos, tememos perderla y nos aferramos a ella como si fuese una botella de oxígeno”.
La escritora se remite a los famosos cuentos de hadas y a la figura que se construye de la mujer y de las relaciones entre hombres y mujeres. “En los cuentos de hadas, las protagonistas están solas. No tienen redes de afecto a su alrededor que las ayuden, por eso necesitan príncipes azules. Nunca aparecen con sus madres, hermanas, abuelas, tías, primas, amigas, vecinas... El aislamiento las hace más vulnerables y más necesitadas de amor, porque su felicidad depende de una sola persona”, afirma.

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Coral Herrera Gómez, escritora y comunicadora española, realiza una detallada crítica al mito del amor romántico desde una perspectiva de género. Define al romanticismo como un producto del patriarcado y con un rol esencial en la desigualdad entre hombres y mujeres.
“Las mujeres solemos sufrir más dependencia emocional que los hombres, porque nos educaron para darle más importancia al amor y a la pareja. La dependencia emocional es una mezcla potente de muchos miedos: miedo al compromiso, a enamorarnos, a la traición, a no encontrar pareja, a que nos dejen de querer, porque uno de los mayores terrores que nos habitan es el miedo a la soledad”, destaca Herrera Gómez en la publicación Mente Sana.

“Con los cuentos -que nos explican de pequeñas- aprendemos a delegar nuestra felicidad en la llegada de un príncipe azul que nos cambie la vida, por eso sufrimos mucho si esto no ocurre, si no es como esperábamos o si, pasado un tiempo, él decide separarse”.
Explica que la consecuencia de ello es el temor a la soledad y creer que sin amor no somos nada. “Dedicamos mucho tiempo y energía a encontrar pareja y, cuando la tenemos, tememos perderla y nos aferramos a ella como si fuese una botella de oxígeno”.
La escritora se remite a los famosos cuentos de hadas y a la figura que se construye de la mujer y de las relaciones entre hombres y mujeres. “En los cuentos de hadas, las protagonistas están solas. No tienen redes de afecto a su alrededor que las ayuden, por eso necesitan príncipes azules. Nunca aparecen con sus madres, hermanas, abuelas, tías, primas, amigas, vecinas... El aislamiento las hace más vulnerables y más necesitadas de amor, porque su felicidad depende de una sola persona”, afirma.

Romper estereotipos
Para la comunicadora, un amor sano permite querer al otro sin perder la personalidad ni la autonomía, y sin establecer relaciones de dominación y sumisión.
Para ello es fundamental aprender a tomarse las relaciones con calma. “El miedo a la soledad lleva a apresurarnos a la hora de elegir a una buena pareja. Hay que tomarnos el tiempo para analizar si el balance de virtudes y defectos nos compensa. Hay que dar más importancia a los comportamientos que a las palabras”.

Otra idea que hay que desterrar es la del “salvador”. “El camino hacia la sanación o la superación es responsabilidad de cada persona. Y hay que emprenderlo con alegría y fuerza”, afirma Herrera Gómez.
Esto va de la mano con dejar de idealizar al otro. “Los vínculos deben ser horizontales. Solemos poner a la pareja en un pedestal y sentirnos inferiores. Nos sacrificamos, tratamos de agradar, aguantamos situaciones dolorosas y nos comportamos con sumisión ante los conflictos. Además, se asume la carga de la casa, la crianza y la educación de los hijos para liberar al otro de sus responsabilidades, sin preocuparnos por nuestra salud y nuestra necesidad de descanso. Somos capaces de renunciar una y otra vez, de ceder, de dar todo el poder al otro para que no haya problemas, para que el otro establezca las reglas del juego amoroso y no se vaya”, aclaró.

La escritora señaló también que la clave para vencer estos estereotipos es ser uno mismo. “Al empequeñecernos y perder la independencia, perdemos atractivo. Nos transformamos en seres débiles, infantilizados, víctimas y victimistas que mendigan amor y atención. Cuando perdemos la autonomía para que nos quieran más, caemos en una trampa; anularnos como personas nos hace más aburridas y predecibles: habitualmente, la gente se enamora de personas alegres, activas, con iniciativa, con energía vital para moverse por el mundo”, sentenció.

Las claves
Finalmente, otro consejo para construir una relación de pareja sana e igualitaria es practicar la autocrítica amorosa, que consiste en analizarnos con cariño y liberarnos de los miedos. “Cuanto el miedo nos posee, la necesidad de aceptación y reconocimiento es continua. Nos cuesta creer que alguien quiera permanecer a nuestro lado y por miedo a que nos dejen de querer no podemos ni disfrutar de que nos quieran en el presente”.
La clave: querer desde la libertad y no desde la necesidad.
 

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