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"En el penal hay más droga, plata y celulares que afuera"

Así lo asegura María Ríos, madre de Jorge Tello, el preso asesinado en la cárcel de Villa Las Rosas.Pide que las autoridades carcelarias reciban a familiares de reos y escuchen sus reclamos.
Lunes, 04 de septiembre de 2017 00:00

María Rosa Ríos tiene 49 años. Es comerciante y referente de un grupo de mujeres que tienen familiares presos en el penal de Villa Las Rosas.

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María Rosa Ríos tiene 49 años. Es comerciante y referente de un grupo de mujeres que tienen familiares presos en el penal de Villa Las Rosas.

El 15 de agosto pasado el hijo de Ríos, Jorge Tello, de 31 años, fue asesinado a puñaladas en el pabellón C.

"A mi hijo lo mataron tres presos. Esa mañana uno de ellos le prestó un celular a él para que hablara con su esposa, así que llamó a mi nuera y le devolvió el celular. Por la tarde se lo pidió de nuevo. Así empezó el conflicto", relató la mujer.

María apuntó a tres individuos como autores del homicidio. "Me dijeron que un tal "Rengo', otro apodado "Lomudo' y uno más al que le dicen "Yanacon' son quienes lo atacaron. Mi hijo estaba en la fila de la cabina de teléfono y el compañero que tenía el celular también, así que mi hijo le dijo que por favor se lo prestara. El compañero le contestó que dejara de joder pero después le dijo "Vení. ¿Sabés qué Tapa (así apodaban a mi hijo)?, despúes andá a mi celda y ahí te lo presto. Inocentemente él le hizo caso. Fue, pero encontró la muerte", se lamentó María.

En la celda "ya estaban otros dos compañeros. Apenas entró le tiraron una frazada en la cabeza y le dieron varios puntazos. Los presos quedaron helados al ver todo. Nadie se quiso meter porque los agresores tenían puntas. Los guardias también se quedaron mirando como a mi hijo le brotaba la sangre. Ya en agonía, lo dejaron sentado. Los asesinos se lavaron y cambiaron. Limpiaron toda la sangre que había en la celda y recién lo sacaron a la Enfermería. Llegó al hospital muerto. Una puñalada fue directo al corazón. Le destrozaron el esófago. Ese es mi gran dolor", contó la mujer entre sollozos.

"Con todo esto queda en evidencia que los guardiacárceles no intervienen cuando ven hechos de violencia", hizo hincapié.

"¿Por qué hay presos que tienen el privilegio de tener celulares? La realidad es que en la cárcel hay más droga y plata que afuera. Después del homicidio de mi hijo se hizo una requisa exhaustiva y los guardias secuestraron gran cantidad de puntas y teléfonos", aseguró.

"Dos días después de que mataran a mi hijo,en la visita del jueves, 11 mujeres fueron requisadas y tenían pilas (droga) y celulares. Las sacaron de la fila y las llevaron directo al hospital. Parece que tiene que morir alguien para que controlen. A las visitas siempre va gente drogada y con droga. Es un peligro total", recalcó.

Por el homicidio de su hijo

Jorge Tello ingresó al penal en 2005. Cumplía una condena por el homicidio de su bebé de seis meses. "A mi hijo siempre le tuvieron bronca. Él había forcejeado con su esposa porque no quería que ella se fuera a bailar y en la forcejeada se cayó su bebé de seis meses de cabeza al piso. Fue un accidente. Mi hijo no quiso matar a su criatura. A él comenzaron a decirle el "mataguagua', "matachico'. En la cárcel lo verdugueaban. De tantas palizas que le dieron tenía la ceja partida, más de un hueso quebrado. Él ya no quería pelear con nadie. Armaba su "ranchada' solito con su señora, sus hijos y nosotros", sostuvo.

Durante años "vivió en el pabellón G y hace tres semanas lo habían pasado al C. Ahí me lo mataron. Se dijo que mi hijo quiso robarle al compañero pero es mentira. No tenía necesidad. Todos los jueves y domingos íbamos a visitarlo con bolsas llenas de mercadería", agregó.

"Desde hace cinco años él limpiaba pabellones y hacía fajina por 200 pesos al mes. Fue panadero. Yo denuncié en siete oportunidades todo lo que sufrió. Hace seis años él se hizo sacar del penal por Fiscalía. Le hicieron un acta. Esa vez le habían pisado la cabeza en el pabellón M, donde está el "Chancho', la celda de castigo. Pasó una noche desnudo caminando en la celda. Rogaba que le dieran ropa. Recién a las 11 de la mañana le dieron un colchón roñoso y una colcha. Cuando pudo volver a su celda se la habían desvalijado. Ahora después de su asesinato, mi nuera retiró la ropa pero no le entregaron los dos pares de zapatillas nuevas, ni el DVD", recordó la mujer con lágrimas entre sus ojos.

Otros casos

María contó que tras el homicidio de su hijo en el penal, familiares de presos se acercaron a ella. "Una mujer me contó que fue a ver a su marido y que no la dejaron porque estaba castigado, pero luego salió y lo vió encorvado, agarrándose las costillas. Cuando ella volvió a visitarlo a él ya lo habían trasladado al penal de Tartagal", sostuvo.

"Me informaron que a otro preso, que pedía que le dieran rápido el agua, le tiraron agua caliente. También lo trasladaron. En julio, a otro que reclamó que no le gritaran, le pegaron una paliza con una cachiporra en la espalda. No puede orinar de tanto que le pegaron. Pide que intervenga Derechos Humanos, que lo lleven al médico pero no lo escuchan", aseguró María Rosa Ríos.

"Voy a recurrir a la Justicia. Los guardias tienen responsabilidad. Quiero que las autoridades del penal reciban a las familias y las escuchen. La semana anterior no quisieron atenderlos. Los presos ya están pagando su condena y no deben ser tratados como esclavos ni animales. Después del asesinato de mi hijo entró Derechos Humanos a la cárcel pero ya era tarde", finalizó.

El femicidio de Andrea

“Un familiar de Andrea Neri, la joven madre víctima de femicidio en el penal, vino a verme porque también quiere Justicia. Todos sabían bien quién era Gabriel ‘Chirete’ Herrera pero dejaban pasar a Andrea y no la protegían”, aseguró María Ríos.
El femicidio ocurrió el 5 de enero pasado. Andrea se había acercado a la cárcel para visitar a su pareja, con el bebé de ambos en brazos.
Durante la visita privada, en la celda 372 del pabellón E, donde estaba alojado “Chirete”, el reo inició una discusión y la asesinó a cuchilladas.
El caso conmovió al país y tuvo repercusión internacional.

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