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“La escritora de Salta fue sometida al gran silencio y al descrédito”

Entrevista a la escritora Elisa Moyano
Lunes, 01 de octubre de 2018 14:41

En muy pocos días se inicia Salta Expo Libros, un evento ideal para conocer en profundidad el intenso cosmos de la producción local, dentro del campo editorial. Tendrá lugar desde mañana al domingo próximo, con sede central en la Casa de la Cultura de Salta.
Entre las numerosas y atractivas propuestas, el sábado 6 a las 18.30, en la Sala Mecano, Elisa Moyano presentará su trabajo más reciente. Sobre eso y más, conversó con El Tribuno.

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En muy pocos días se inicia Salta Expo Libros, un evento ideal para conocer en profundidad el intenso cosmos de la producción local, dentro del campo editorial. Tendrá lugar desde mañana al domingo próximo, con sede central en la Casa de la Cultura de Salta.
Entre las numerosas y atractivas propuestas, el sábado 6 a las 18.30, en la Sala Mecano, Elisa Moyano presentará su trabajo más reciente. Sobre eso y más, conversó con El Tribuno.

Recientemente editó su estudio “Mujeres amordazadas”, desde el título, el calificativo es fuerte. Seguramente no es fortuito ¿qué la llevó a titular así la obra?

Efectivamente, ese es el título de mi libro. Con él quise poner el acento en el silencio y el descrédito a que fue sometida la mujer escritora de Salta desde el origen de los tiempos. Doy ejemplos, Juana Manuela Gorriti, primera novelista argentina. Su poética es mencionada como un “desmayado” romanticismo por algún escritor ensayista. O Sara San Martín, congénere de Raúl Aráoz Anzoátegui en el grupo La Carpa, que es excluida en la antología que él confeccionara o Teresa Leonardi Herrán a quien se concede el espacio de un solo poema en la de Hugo Ovalle. Estos ejemplos muestran que las escritoras fueron acalladas siempre. Pero en los ’80, década en que las grandes innovaciones de la poesía de esta provincia venían de la mano de las escritoras mujeres. Ya no era admisible que se lo hiciera y se lo hace: se la desconoce por ejemplo en las antologías del Noa editadas a nivel nacional. Por otro lado, la crítica académica, cultivada casi siempre por estudiosas mujeres, sigue los pasos de lo realizado por los antólogos y también las olvida.

El próximo 6 de octubre estará en expo libro presentando su trabajo sobre “la generación literaria de los ‘80 o de la postdictadura en Salta”, con foco en poetas mujeres ¿cuándo apareció ese objeto de estudio y por qué lo abordó?

Lo que vos mencionás es el subtítulo de mi trabajo. En efecto, las mujeres acalladas en el último cuarto del siglo XX, aquellas que menciono en la respuesta anterior, produjeron su obra en la postdictadura al lado de poetas varones, que también habían sido silenciados, en este caso concreto por la dictadura militar. Y esto es lo que todos tienen en común: haber padecido esa mordaza y, por otra parte, las huellas que la dictadura deja en muchos de sus textos. Esta impronta generacional convive con las diferencias poéticas que son muy marcadas ya que algunos de los poetas siguieron, aún en esa década, a los grandes referentes de la poesía salteña y las poetas adhirieron en general a líneas más novedosas como el neobarroco (Liliana Bellone, Nancy García) o el neo-romanticismo (Mercedes Saravia, Belén Alemán). El interés por todos ellos aparece en los ’90 cuando, con otras colegas como Marta Ibáñez y Susana Rodríguez, comenzamos a desarrollar proyectos aprobados por el Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta que tenían a los poetas de esa década como objeto de estudio aunque no los estudiáramos desde la teoría de las generaciones de Karl Mannheim. Sin embargo, a partir del nuevo milenio se acentúa mi interés y salen en muchas actas de congresos trabajos sobre esa actuación generacional. A partir de esas publicaciones, varios amigos, entre ellos el jujeño Reynaldo Castro, me entusiasman para recoger todo aquello y publicar un libro sobre esa época, con foco en las poetas mujeres, las doblemente olvidadas. 

¿Hay otras características más destacables o particulares de aquella camada literaria de la primavera democrática?

La común huella de la dictadura y las grandes diferencias entre escritores que, adhiriendo vitalmente a la bohemia de los escritores de las generaciones anteriores y poéticamente a una estética aún apegada a la mostración de lo local urbano, se distinguen de los que adherían a las poéticas neo. Es la distinción que Edmundo del Cerro hacía en el año 1990 entre dos grupos: los que publicaron con Jesús Ramón Vera en la editorial Tunparenda, a quienes él llamaba “los extramuros” y los que publicaron alguna vez con el grupo y las ediciones Retorno, que mencionaba como “los griegos”. Esta característica hizo que yo aludiera en varias partes del libro a esta generación de los ’80 o de la postdictadura como una generación bifronte. 

En las palabras preliminares al volumen se refiere a la “confluencia entre la memoria de los hechos y la tarea investigativa” como una virtud de su labor ¿podría extenderse sobre este punto? 

Si en algún momento la crítica literaria tuvo pretensiones de objetividad, en la actualidad es sabido que es prácticamente imposible lograrla aunque se intente hablar desde allí. Entonces, me pareció sano reconocer desde la primera página que, si yo había acudido a la convocatoria de Jesús Vera para la selección de poetas que realizaría Horacio Armani, si había publicado poemas en el Manifiesto Poético junto con el grupo Retorno, y en la Hoja de Poesía y que, luego de ganar algún premio, me había dedicado a la crítica, debía decirlo. Sin embargo, me pareció que esa memoria individual de los hechos debía ser complementada con otras memorias. Agregué en anexos un intercambio de emails entre Mercedes Saravia y Nélida Cañas; unas páginas escritas por Rosa Machado sobre Jesús Vera y varias entrevistas a mis congéneres: a Raúl Rojas, que había publicado en Tunparenda, a Belén Alemán, colega en la Hoja de poesía y a los otros jujeños con los que habíamos compartido actividades. Me refiero a Estela Mamaní, Reynaldo Castro, Pablo Baca y Ernesto Aguirre.

 Afirma también que uno de sus objetivos es “demostrar la fidedigna existencia de una generación con múltiples alas” ¿por qué es importante iluminar esas manifestaciones?
 
Se trata desde mi punto de vista de reconocer por fin que esa camada es una generación cuyas alas serían Tunparenda por un lado y Retorno y Hoja de poesía por otro. Es importante también reconocer que ambas compartían ese sello generacional que fue la común vivencia de la dictadura.

¿Considera que su labor, plasmada entre las páginas, puede o debe interpelar a los lectores que se encuentran no sólo dentro, sino y sobre todo por fuera del mundo académico?

Correcto. Hasta ahora sólo se ha hablado de la generación del ‘40 y la del ’60. Creo que es hora de que la historia literaria regional y nacional comience a reconocer la existencia de una generación de los ’80 y que sus valiosos escritores comiencen a ser leídos por los maestros que pueden transmitir su gusto por ellos a los alumnos. Creo que hay varios libros fundamentales de esa década que deben ser reeditados como Retorno de Liliana Bellone, el ya nombrado Manifiesto poético que sin ser redactado con la forma de un manifiesto coloca a todos sus poemas en ese lugar nuevo que la poesía de Salta comenzaba a transitar.

¿Cómo describiría a la generación actual de mujeres poetas, escritoras salto-jujeñas?

Hay una nueva generación de mujeres en Salta, aquellas que comienzan en los ‘90 y en el nuevo milenio pero no puedo describirla porque no han sido mi objeto de estudio.

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