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Madre desesperada pide trabajo y un techo para su hija enferma

La niña sufre “Tetralogía de Fallot” conocida como la de “Niños azules”. Su mamá no tiene un ingreso laboral. Alquilan un departamento pero se están por quedar en la calle porque no pueden pagar.
Viernes, 16 de noviembre de 2018 01:51

Analía Liacoplo tiene 34 años y es mamá de una adolescente de 17 que padece de "Tetralogía de Fallo", una cardiopatía congénita grave caracterizada por cuatro malformaciones que dan lugar a la mezcla de sangre arterial con la sangre venosa con efectos cianotizantes. La enfermedad era conocida antaño como la de "Niños azules" puesto que a quienes la sufrían se les coloreaban de azul grisáceo determinadas partes del cuerpo que no recibían oxigenación sanguínea.

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Analía Liacoplo tiene 34 años y es mamá de una adolescente de 17 que padece de "Tetralogía de Fallo", una cardiopatía congénita grave caracterizada por cuatro malformaciones que dan lugar a la mezcla de sangre arterial con la sangre venosa con efectos cianotizantes. La enfermedad era conocida antaño como la de "Niños azules" puesto que a quienes la sufrían se les coloreaban de azul grisáceo determinadas partes del cuerpo que no recibían oxigenación sanguínea.

La chica fue operada tres veces a corazón abierto. Requiere una cirugía de ese tipo, extremadamente delicada, cada cinco años aproximadamente. En 2016 fue la última intervención.

"Mi hijita tiene parálisis facial, desviación de columna y retraso. No puede hacer actividades físicas. Tampoco va a la escuela por la enfermedad. Cada vez que se descompensa corremos para el hospital", explicó Liacoplo, quien afronta sola la crianza de su hija.

Ambas son oriundas de Pichanal. Vivieron en esa localidad hasta 2015, cuando se mudaron a la capital salteña ya que la niña debía estar cerca de su cardiólogo de cabecera por urgencias. La evalúan permanentemente para analizar si requiere la operación de recambio de parches en el corazón.

"No podíamos quedarnos en Pichanal porque ahí no hay nada de complejidad en salud para atender las necesidades de mi hija. Ella tiene que estar cerca de su doctor", argumentó.

Ahora residen en un departamento pequeño que alquilan, en el barrio El Carmen, en el que también vive la madre de Analía, quien tiene 64 años y padece problemas de salud ya que no posee un riñón.

"Trabajo como empleada doméstica por hora, tres veces a la semana, cuando me llaman y lo que gano no me alcanza para cubrir los gastos. Mi hija cobra una asignación por discapacidad de la Anses. Con eso pagamos parte del alquiler que cuesta siete mil pesos. Entre luz y gas pagamos seis mil. Debo tres meses de expensas. Es mucho dinero. Todo subió y sigue subiendo. Nos tenemos que ir del departamento pero no tengo donde. Últimamente hay días en los que no tenemos ni para comer", manifestó Analía a El Tribuno.

La mujer busca desesperadamente un empleo estable. "Necesito un trabajo de todos los días, así puedo mantener a mi hija. Mi madre puede ver a mi hija las horas que yo trabaje", sostuvo.

La joven madre intentó inscribirse al menos cuatro veces en el Instituto Provincial de Vivienda (IPV) pero no pudo iniciar el trámite.

"Me dijeron que debo presentar el acta de mediación en la que el papá de mi hija me cedió la tenencia, homologada por el juez", dijo.

En 2012, la mujer y el padre de su hija, firmaron un convenio en mediación, en Orán.

"El padre de mi hija vive en Pichanal. Yo lo había denunciado y no llegamos a un acuerdo en esa oportunidad porque me quería pasar 500 pesos de palabra, no mediante papeles, entonces le dije que no. Fuimos a mediación y él me cedió la tenencia. Se acordó un régimen de visitas amplio pero no lo cumple. Nunca me pasó alimentación. Trabaja en un remis, muy bien pero nunca quiso pasar", describió.

Ese convenio, firmado por un juez es el que necesita la mujer para anotarse en el IPV.

"Le pedí a la gente del IPV que por lo menos me acepten los otros papeles de los demás requisitos hasta que consiga el convenio firmado pero me respondieron que no, que es esencial", indicó.

La causa

La causa judicial está en el Juzgado de primera instancia Civil de Personas y Familia 2. Víctor Ariel Ruíz, representante legal de Analía, informó que el trámite judicial por el convenio de tenencia homologado por un magistrado "se está concretando. Hubo complicaciones porque el padre es de Pichanal y ellas se trasladaron a Salta capital por la salud de la niña. La competencia es de Orán, la presentamos en Salta y el juzgado ordenó que notifiquemos al padre de que se radica juicio acá. Tuvimos que hacer eso. Ya se presentó. Está para homologar el convenio. Saldría a fin de año".

"Mi clienta está en una situación crítica de vivienda ya que alquila y el padre de su hija no le pasa la cuota alimentaria", agregó.

"Necesito una casita propia para poder estar con mi hija y mi mamá y un trabajo para mantenerlas, para pagar la comida, los servicios. Quiero que mi hija pueda tener calidad de vida ya que su enfermedad es grave", finalizó Analía.

 

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