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Con Telésforo “Chacho” Peñaloza, otra hubiese sido la historia del ingenio más viejo del país

Evocando al desaparecido sindicalista salteño del Ingenio San Isidro.
Miércoles, 28 de febrero de 2018 10:09

De vivir Telésforo “Chacho” Peñaloza, dudo que hubiese pasado lo del Ingenio San Isidro de Campo Santo. Es que “Chacho”, como le decían sus compañeros, pertenecía a esa camada de dirigentes azucareros que vivieron cuando en Tucumán se intervenían y se cerraban ingenios. 
Por años estuvo al frente del Sindicato del San Isidro. Era un hombre bonachón pero aguerrido como pocos. En los años duros supo plantar bandera en defensa de los derechos del trabajador que siempre las dictaduras quisieron conculcar.
Peñaloza perteneció a la “resistencia peronista” junto a Olivio Ríos, Félix Maldonado, Andrés Usqueda y tantos otros. Fue un demócrata a carta cabal, y nunca descreyó de la democracia, ni siquiera cuando su partido era proscripto. Por tres veces fue diputado del peronismo histórico a propuesta del sindicato de Campo Santo. Lo fue en los anulados de 1962, y de nuevo en 1963 y 1973. 
Siempre defendió los intereses de los trabajadores del San Isidro, sin posturas altisonantes o irreconciliables. Evaluando siempre las consecuencias por venir. Por eso nunca olvidó que en la mesa de negociaciones, lo primero era preservar la fuente laboral. 
Maduró como dirigente en los años duros. Cuando todos los días en la vecindad tucumana, se cerraban ingenios y nacían los pueblos fantasma. 
Pero el “Chacho” no fue solo un “azucarero” de Campo Santo. También participó activa y solidariamente con la FOTIA en los tucumanazos del 70 y el 72. Estuvo en la alianza obrero estudiantil del “Quintazo”, viviendo días enteros en Tucumán en camas prestadas por estudiantes salteños. 
Y en días del camporismo, Telésforo defendió con uñas y dientes su sindicato cuando la autodenominada “CGT Clasista” se lo quiso copar. Defendió la intentona desde su banca de diputados, y también a la puerta de su gremio junto a cientos de azucareros. Defensa valiente, cuando el “clasismo” ya ocupaba las sedes de la CGT Salta y de varios gremios. 
Y hoy es bueno resaltar que Telésforo Peñaloza, pese a que por años estuvo al frente del sindicato y fue dos veces diputado del peronismo histórico, el hombre murió pobre en su casa de Campo Santo. Nunca creyó en los cantos de sirenas ni de un lado ni del otro, y creo que con él, otra hubiese sido esta historia del San Isidro. 

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De vivir Telésforo “Chacho” Peñaloza, dudo que hubiese pasado lo del Ingenio San Isidro de Campo Santo. Es que “Chacho”, como le decían sus compañeros, pertenecía a esa camada de dirigentes azucareros que vivieron cuando en Tucumán se intervenían y se cerraban ingenios. 
Por años estuvo al frente del Sindicato del San Isidro. Era un hombre bonachón pero aguerrido como pocos. En los años duros supo plantar bandera en defensa de los derechos del trabajador que siempre las dictaduras quisieron conculcar.
Peñaloza perteneció a la “resistencia peronista” junto a Olivio Ríos, Félix Maldonado, Andrés Usqueda y tantos otros. Fue un demócrata a carta cabal, y nunca descreyó de la democracia, ni siquiera cuando su partido era proscripto. Por tres veces fue diputado del peronismo histórico a propuesta del sindicato de Campo Santo. Lo fue en los anulados de 1962, y de nuevo en 1963 y 1973. 
Siempre defendió los intereses de los trabajadores del San Isidro, sin posturas altisonantes o irreconciliables. Evaluando siempre las consecuencias por venir. Por eso nunca olvidó que en la mesa de negociaciones, lo primero era preservar la fuente laboral. 
Maduró como dirigente en los años duros. Cuando todos los días en la vecindad tucumana, se cerraban ingenios y nacían los pueblos fantasma. 
Pero el “Chacho” no fue solo un “azucarero” de Campo Santo. También participó activa y solidariamente con la FOTIA en los tucumanazos del 70 y el 72. Estuvo en la alianza obrero estudiantil del “Quintazo”, viviendo días enteros en Tucumán en camas prestadas por estudiantes salteños. 
Y en días del camporismo, Telésforo defendió con uñas y dientes su sindicato cuando la autodenominada “CGT Clasista” se lo quiso copar. Defendió la intentona desde su banca de diputados, y también a la puerta de su gremio junto a cientos de azucareros. Defensa valiente, cuando el “clasismo” ya ocupaba las sedes de la CGT Salta y de varios gremios. 
Y hoy es bueno resaltar que Telésforo Peñaloza, pese a que por años estuvo al frente del sindicato y fue dos veces diputado del peronismo histórico, el hombre murió pobre en su casa de Campo Santo. Nunca creyó en los cantos de sirenas ni de un lado ni del otro, y creo que con él, otra hubiese sido esta historia del San Isidro. 

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