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Enfermedad intestinal felina

La EI idiopática se puede manifestar en los gatos con una variedad de alteraciones clínicas, la más común es el vómito intermitente crónico.
Martes, 10 de abril de 2018 17:01

Por Walter Octavio Chihán, médico veterinario.

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Por Walter Octavio Chihán, médico veterinario.

La Enfermedad Intestinal Inflamatoria (EII) idiopática es un grupo de trastornos gastrointestinales ocasionados por la infiltración de células inflamatorias normales dentro de la mucosa digestiva, sin motivos aparentes. Se la puede definir como:

a) Presencia de signos gastrointestinales persistentes.

b) Respuesta incompleta a ensayos dietéticos o terapias empíricas de rutina.

c) Imposibilidad de probar la existencia de otras etiologías para la inflamación gastrointestinal.

d) Lesiones microscópicas de inflamación de mucosa. e) Sensibilidad general a la intervención inmunoterapéutica.

Esta enfermedad puede presentarse con una variedad de alteraciones clínicas, la más común es el vómito intermitente crónico. Otros signos notados con esta condición incluyen pérdidas ponderal y anorexia (falta de apetito), a veces diarrea y, rara vez, episodios intermitentes de apetito aumentado. El examen físico a menudo es normal o puede demostrar pérdida de peso, asas intestinales engrosadas o, en contadas ocasiones, indicios de diarrea.

La enfermedad intestinal se clasifica de acuerdo con el tipo de célula inflamatoria que infiltra la pared gastrointestinal. El tipo más corriente es la gastroenteritis o colitis linfocítica/plasmocítica. Otras variantes menos prevalentes comprenden gastroenteritis o colitis eosinofílica, granulomatosa, supurativa e histiocítica.

La etiología es desconocida, aunque se han postulado diversas teorías para establecer sus causas, incluyendo enfermedad inmunomediada, defectos de la permeabilidad gastrointestinal, influencia genética, influencia psicológica y enfermedad infecciosa. Se presenta con mayor asiduidad en gatos de edad media a avanzada, con una edad promedio de 8 años. No hay predilección racial o sexual comunicada. Muchas otras enfermedades se asemejan clínicamente a ésta, porque el conducto gastroentérico responde a las noxas de cualquier origen con células inflamatorias.
Para concretar el diagnóstico se deben descartar los diagnósticos diferenciales restantes y se debe demostrar la presencia de células inflamatorias dentro de la mucosa del conducto gastrointestinal mediante el examen histopatológico de las correspondientes biopsias. Otros cambios microscópicos de la mucosa representan un sustento para el diagnóstico.

Los diagnóstico diferenciales que se deben considerar comprenden parásitos, (nematodos, Giardia, Tricomonas, Cryptosporidium, gusanos cardíacos) , neoplasias (linfoma alimentario), endocrinopatías (Hipertiroidismo, diabetes mellitus), enfermedades gastrointestinales infecciosas (gastritis por Helicobacter, salmonelosis, campilobacteriosis, peritonitis infecciosa felina), metabolopatías (falla renal crónica, enfermedad hepática, pancreatitis crónica) e insuficiencia pancreática exócrina.

Se debe realizar un hemograma completo, perfil de bioquímica y urianálisis. Con esto se puede evaluar trastornos en la globulinemia y recuento eosinofílico. Puede haber diabetes mellitus, enfermedad hepática, renal o pancreática. Hipertiroidismo o linfoma.

Realizar análisis coprológico, para evaluar la presencia de nematodos y giardias y hacer algunos adicionales para giardia y tricomonas.

Ultrasonografía abdominal: se ha demostrado una alta asociación entre los cambios intestinales o de los ganglios linfáticos abdominales y la enfermedad intestinal inflamatoria. Además, la ecografía, es un excelente método para excluir otras condiciones.

Las radiografías gastrointestinales contrastadas en general no son de utilidad en el diagnóstico de las enfermedades digestivas crónicas. Demandan tiempo, son de ejecución e interpretación difíciles y rara vez revelan un diagnóstico.

Tratamiento

La terapia primaria va a estar muy relacionada con los síntomas y la causa de la enfermedad. La dieta es una parte fundamental de todas las variantes de esta enfermedad. Se debe instituir una dieta hipograsa de alta digestibilidad y fácil asimilación. Las dietas son fuentes proteicas noveles o parcialmente hidrolizadas e inclusión de fibras fermentables, también pueden resultar provechosas en algunos pacientes.

Se pueden suministrar ácidos grasos omega-3, éstos demostraron tener efectos antiinflamatorios sobre el conducto gastrointestinal y pueden resultar útiles en el manejo de la enfermedad.

La mayoría de los gatos con enfermedad intestinal inflamatoria sensible a la terapia, muestran signos de evolución favorable dentro de la semana de comenzada la medicación.

Pronóstico

Con dieta y farmacoterapia apropiada, la enfermedad intestinal inflamatoria linfocítica/plasmocítica a menudo es controlable, pero rara vez curable. La concurrencia de enfermedad hepática y/o pancreática significativa puede asociarse con un pronóstico menos favorable. La colitis linfocítica/plasmocítica por lo usual es manejable con dietoterapia sola. Otras variantes de esta enfermedad no suelen responder a la terapia. A diferencia del perro la enterocolitis eosinofílica felina suele ser agresiva y casi de naturaleza neoplásica, con infiltración de otros órganos, incluida la médula ósea.

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