Villas los Sauces y San Pablo, Villa Asunción, asentamiento Alta Tensión y Villa Primavera son algunos de los barrios en la lista de lugares donde trabaja el padre Luis Sanjines, quien se define como un "cura villero". A partir de diferentes robos de los que fue testigo y ayer víctima, el religioso decidió tomar la posta y se embanderó detrás de un pedido: penas "más duras" para el que delinque.
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Villas los Sauces y San Pablo, Villa Asunción, asentamiento Alta Tensión y Villa Primavera son algunos de los barrios en la lista de lugares donde trabaja el padre Luis Sanjines, quien se define como un "cura villero". A partir de diferentes robos de los que fue testigo y ayer víctima, el religioso decidió tomar la posta y se embanderó detrás de un pedido: penas "más duras" para el que delinque.
Rodeado de cámaras de seguridad, aseguró que ese es el camino para acercar la justicia a vecinos "impotentes, desprotegidos y burlados".
Ayer por la madrugada, tres hombres intentaron entrar en la parroquia de Villa Primavera, San Pedro Apóstol, pero la Policía logró detenerlos durante un patrullaje de rutina.
Los efectivos detectaron que el portón de entrada estaba forzado y alcanzaron a dos de los tres asaltantes. Uno se dio a la fuga. "Tienen 22 y 23 años, me dijeron que son de Atocha", detalló el párroco a cargo de la iglesia, en la que también vive.
La inseguridad llegó a las puertas de su casa. Esto lo motivó no solo a pedir mayor seguridad sino, además, a demandar cambios.
"Somos hijos del rigor", aseveró el cura villero desde las puertas de la iglesia de donde ya le robaron unas macetas, situación que también fue registrada por una de las cámaras instalada en la vereda.
El religioso afirma estar en medio del que roba y de la vecina a la que le llevaron la máquina de coser con la que trabajaba. El cura planteó una crítica al sistema judicial: "Encuentran un sistema donde están unas horas y salen, la flexibilidad en la ley hace que reincidan, no que desistan".
Si bien se puso al frente del pedido, el joven religioso señaló que lo hace por el "clamor de los vecinos" que llegan a su iglesia en búsqueda de consuelo por la constante inseguridad.
"Vienen impotentes, sienten que los delincuentes se burlan de ellos", relató. Incluso, se aventuró a indicar que esta incertidumbre fomenta la justicia por mano propia. "El que es más rápido gana", aseguró, y dijo no estar de acuerdo con esta alternativa.
Una medianera separa la casa particular de la iglesia, por lo que Sanjines evalúa la posibilidad de elevar el muro, y tener un perro que lo alerte de "algún intruso". Ya tiene cámaras de vigilancia
Los sábados, las personas en situación de calle y los adictos pueden obtener un plato de comida en la iglesia. "El pan no se le debe negar a nadie", expresó el cura de las villas. Los diferentes talleres que allí se dictan hablan de un amplio trabajo social, como el proyecto Hogar de Cristo, un albergue para personas con adicción que fue impulsado por el papa Francisco cuándo era cardenal. "Ya conseguimos el tinglado, pero necesitamos más ayuda", contó entusiasmado.
El mismo ímpetu con el que busca ayuda para los proyectos sociales lo tuvo para este reclamo. Indicó que recurrió a un diputado y que le aseguró "estar trabajando en el tema".
Para el cura, la ayuda social es solo una parte del trabajo. "Es importante hacer un trabajo de contención, pero también tiene que haber un sistema más firme para que no dé más lugar a esto. Las dos cosas son necesarias, si no el trabajo está medio hecho", concluyó el religioso.