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Buscan padrinos del hogar del padre Diego

Asiste a unos 60 niños y jóvenes pero faltan recursos.También quieren activar talleres para auto sustentanse.
Lunes, 25 de junio de 2018 00:00

El presidente de la Fundación Santa Teresita, presbítero Gabriel Acevedo, informó que están buscando padrinos para el hogar del padre Diego, obra de caridad conocida en toda la provincia, porque hace un tiempo que están con falta de recursos.

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El presidente de la Fundación Santa Teresita, presbítero Gabriel Acevedo, informó que están buscando padrinos para el hogar del padre Diego, obra de caridad conocida en toda la provincia, porque hace un tiempo que están con falta de recursos.

Como se sabe, el hogar del padre Diego asiste a unos 60 niños y adolescentes carenciados de todo el departamento.

Acevedo reconoció que no se puede depender de la ayuda del Gobierno provincial unicamente, porque no es suficiente. Por eso invitaron a la comunidad a sumarse como padrinos de la institución, además del anhelo de poner en marcha talleres de carpintería y panadería y una fábrica de pastas, para que el hogar pueda autosustentarse.

Con dos modalidades

El hogar funciona actualmente con dos modalidades, la primera es con niños judicializados, de 11 a 17 años, que viven de manera permanente, reciben desayuno, almuerzo, merienda y cena, además de asistencia escolar.

"Sin embargo la única ayuda que reciben del Gobierno es de $39 diarios por cada uno como parte del programa de comedores escolares o copa de leche. Esta partida provincial solo es aplicable para alimentos y resulta insuficiente para cubrir las necesidades básicas de estos niños", explicó el sacerdote.

El segundo proyecto que funciona en el hogar es el Centro de Promoción de la Niñez y la Adolescencia, al cual asisten 30 niños en el turno mañana y otros 30 niños en el turno tarde. Los mismos asisten a contraturno de la escuela, por lo tanto algunos reciben desayuno y almuerzo y los otros solo merienda, pero no reciben el beneficio de copa de leche.

"Estos chicos están asimilados al programa Guardería Diurna, al que la Provincia brindaba asistencia económica pero este año no renovó la ayuda", explicó Acevedo.

Estos niños fueron seleccionados en las parroquias y escuelas de la zona al ver que la mayoría de los padres trabajan como bagayeros o empleados rurales y quedan solos la mayoría del tiempo, sin ningún tipo de contención en sus casas.

"El hogar del padre Diego cuenta con la colaboración de nueve personas que pertenecen al programa de Cuidado y Atención, que se encargan de la limpieza, la cocina y la asistencia escolar como preceptoras. Ellas reciben retribuciones mínimas, ya que la tareas la realiza en carácter de voluntariado", expresó a su turno la abogada Andrea Alberto, como secretaria de la Fundación.

Y explicó además: "Desde la comuna recibimos el aporte de 2 docentes y cuatro ordenanzas que pertenecen a escuelas para familias, a las que ayudamos con un pequeño aporte para que cubran por lo menos el gasto de transporte".

Y continuó: "En cuanto al servicios la luz, pagamos alrededor de 5.000 pesos mensuales, mientras que la boleta de gas la pagan los mismos empleados de la empresa Gas Nor en concepto de colaboración".

La abogada dijo también: "Por ahora intentamos solventar los gastos vendiendo ropa, con el pequeño aporte de algunas personas. Pero no es suficiente. Por eso estamos invitando a toda la comunidad a sumarse como padrinos del hogar, que con tanto esfuerzo fundó el querido padre Diego". Los interesados en colaborar pueden dirigirse a la Secretaría de la Catedral, todos los días a partir de las 18.

El hogar del padre Diego necesita alrededor de cien mil pesos por mes para poder cubrir los gastos de la institución y de los niños que asisten a diario. "Por ello apelamos a todos aquellos que puedan colaborar como padrinos de una obra por la que el padre Diego Calvici entregó la vida", dijo Acevedo.

En 1991 la familia Bruno donó un terreno en el barrio Campo Chico y el padre Diego pensó en construir un hogar de ancianos. Por ese entonces la economía nacional sufría una gran crisis y por eso se organizaban comedores combinatorios.

Fue allí donde provisoriamente hizo construir uno, cerca de la parroquia Santa Teresita, que era atendido por los docentes de la escuela Mateo Ríos y atendía a más de 150 niños.

Una mañana muy fría fue a prender el horno para poner en marcha el desayuno de los niños, cuando se sorprendió al ver durmiendo adentro, y lleno de cenizas, a un niño de no más de 10 años, que se había escapado de su casa por los malos tratos que sufría de sus padres. "Temblando me contó su triste historia y me dijo que era una señal de Dios", relató.

 

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