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13 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Un país con malas notas

Viernes, 24 de agosto de 2018 00:00

En la década del 90 comenzaron en nuestro país las evaluaciones del nivel de conocimientos de los alumnos del nivel primario y secundario. En estas pruebas los alumnos de la Ciudad de Buenos Aires siempre obtuvieron los mejores resultados, con mejores puntajes que el resto de las 23 provincias. Esto también fue notorio en las dos últimas pruebas Aprender.

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En la década del 90 comenzaron en nuestro país las evaluaciones del nivel de conocimientos de los alumnos del nivel primario y secundario. En estas pruebas los alumnos de la Ciudad de Buenos Aires siempre obtuvieron los mejores resultados, con mejores puntajes que el resto de las 23 provincias. Esto también fue notorio en las dos últimas pruebas Aprender.

Por esta razón, es preocupante conocer los resultados de la denominada prueba internacional TIMSS, que comenzó a implementarse en 1995, cada cuatro años. La última tuvo lugar en 2015 y participaron alumnos de 56 naciones. Se examinó a alumnos de cuarto grado de escuelas primarias porteñas, y también a alumnos del primer año secundario. Un importante indicador de esta prueba TIMSS es el porcentaje de alumnos que obtuvieron un puntaje que los ubica en el nivel avanzado en Matemática. Nuestros alumnos primarios de la CABA se ubican en el lugar 51 entre las 56 jurisdicciones evaluadas. Más preocupante es aún el resultado cuando se consideran los alumnos del primer año de la escuela secundaria, ya que en este caso nuestros alumnos se ubican en un lugar muy bajo, porque únicamente dos países africanos tuvieron un peor desempeño que nosotros (Marruecos y Botsuana).

Estos resultados indican que el nivel de conocimientos de nuestros estudiantes se ubica entre los más bajos, a pesar de que en esta TIMSS participó únicamente nuestro distrito (la CABA), con el más alto nivel de conocimientos de nuestro país. Es un serio llamado de atención que no puede ser ignorado ni por el Estado ni por la sociedad. Si prestamos atención a la preocupante realidad de sus pobres resultados, deberían concitar, sin demoras, un esfuerzo colectivo impulsado por una nueva visión política que apunte a construir un mejor futuro para nuestros niños.

 

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