Con su estabilidad económica y monetaria, Perú puso una vara alta en el Cono Sur.
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Con su estabilidad económica y monetaria, Perú puso una vara alta en el Cono Sur.
Desde 2006 hasta 2013 su economía creció a tasas promedio del 4,4%, empujada por los buenos precios de las materias primas. En esos siete años la pobreza rural descendió del 79 al 48% y la urbana, del 37 al 16%. Los vientos de cola, como en otros países de la región, dejaron de soplar en 2014 y desde entonces los indicadores de movilidad social se estancaron y retrocedieron.
Solo en 2017 más de 400 mil peruanos y peruanas cayeron en situación de pobreza. Sin embargo, el Indice de Gini, que mide la desigualdad en el ingreso, bajó de 0,44 en 2016 a 0,43 en 2017. Pese al ciclo recesivo, Perú se afirmó en el ultimo año como uno de los países sudamericanos con mayor equidad distributiva, menor desempleo (6,1%) y más baja inflación anual (1,88%).
Ante la corrupción, el caos político y los sismos institucionales, la Justicia y la sociedad peruana también marcaron diferencias. Hace pocas semanas el presidente Martín Vizcarra y el Congreso se destituyeron mutuamente, pero las calles y la economía se mantuvieron serenas. No es un dato menor en un país donde todos los presidentes que lo gobernaron tras el fin de la dictadura, en 1980, enfrentaron causas por corrupción. Salvo Alan García, quien se suicidó el pasado 17 de abril cuando iba a ser arrestado, Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo y Ollanta Humala terminaron presos por el megaescándalo de Odebrecht.
Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno, había sido indultado por Kuczynski en la Navidad de 2017, pero volvió a la cárcel a comienzos de este año luego de que la Justicia peruana anulara el perdón presidencial. Toledo escapó a Estados Unidos y allí espera, encarcelado, su extradición. Humala, tras pasar nueve meses en prisión, está a un paso del juicio y tiene prohibida la salida de su país.