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Radiografía del trabajo que falta

Jueves, 21 de noviembre de 2019 00:00

Nos aprestamos a vivir cambios relevantes en el ámbito político - institucional provincial. Cambios que, de varias maneras, incidirán en nuestras vidas y en nuestros horizontes de futuro.

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Nos aprestamos a vivir cambios relevantes en el ámbito político - institucional provincial. Cambios que, de varias maneras, incidirán en nuestras vidas y en nuestros horizontes de futuro.

La campaña electoral se cerró lamentablemente - sin que los candidatos mostraran propuestas, y sin que los ciudadanos pudiésemos exigir definiciones y compromisos. No obstante, consumado el fin del largo ciclo anterior, parece llegado el momento para que las inminentes nuevas autoridades nos expliquen cómo ven el duro presente y nos ilustren con sus ideas y proyectos. A la espera de que esto comience a suceder, me parece útil mostrar aquí datos -algunos poco conocidos- circunscriptos a la situación en Salta del empleo y de las condiciones de trabajo. Anticipo que dedicaré una segunda nota a esbozar -en mi condición de simple ciudadano- sugerencias de políticas reformistas.

Queda para otra oportunidad el análisis de factores con alto impacto sobre el empleo y el bienestar: inserción de Salta en el mundo; federalismo y regionalización; productividad, logística e infraestructuras y lucha contra la pobreza.

Datos para un diagnóstico

En el terreno que nos ocupa, el nuevo gobernador de Salta se encontrará con un panorama ciertamente desolador:

* Alto desempleo: mayúsculo cuando se suman desempleo encuestado (12,7% en el 2´ trimestre de 2019, que aumenta entre jóvenes y mujeres), subocupación demandante (8,7%) y desempleo oculto. En Salta, según datos oficiales hay -sólo en las zonas encuestadas por el Indec, que cubren a menos de la mitad de nuestra población- más de 150.000 personas sin un empleo remunerado suficiente, y 27.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan. Cifras descomunales.

* Récord de trabajo no registrado: que alcanza -en el sector privado- al 51,4% y al 85% en casas particulares.

* Relación empleo privado/empleo público: Con datos SIPA de agosto de 2019, Salta tiene sólo 115.000 asalariados registrados en el sector privado, y 100.600 empleados públicos, cifras que caricaturizan nuestro subdesarrollo.

* Desigualdades abrumadoras: La desigualdad social y entre trabajadores es enorme, sin que se agote en la diferencia de ingresos (que trepa a niveles extravagantes en algunos sectores del Estado, como es el caso del Poder Judicial) o de prestaciones sociales, ni en la condición laboral de registrado o no registrado.

Comprende, por ejemplo, la desigualdad de derechos entre trabajadores de empresas privadas y trabajadores públicos, sobre todo los municipales condenados a la jurisdicción contencioso administrativa. Según la Secretaria de Trabajo de la Nación ("Informe de diagnóstico laboral - Provincia de Salta, agosto de 2019"), la brecha salarial entre hombres y mujeres en Salta es del 18,3% (hay fuentes que constatan diferencias aún mayores). A su vez, la remuneración real promedio de los asalariados privados de Salta fue, durante 2017, de $19.863, un 24% por debajo del promedio nacional ($26.233). Quisiera añadir -luego de recordar que el sector agropecuario es el principal empleador salteño-, que la desigualdad se verifica también en este ámbito en donde es de lamentar la irrelevancia de Salta y sus actores sociales en el seno de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario. En nuestra provincia la desigualdad es también territorial, como lo muestra el citado Informe de la Secretaria de Trabajo que, tras identificar cuatro áreas económicas locales (AEL), enuncia su evolución en términos de empleo en el período 2016 y 2017. La fuente constata leves mejoras (que han quedado atrás en los dos años subsiguientes) en el área Orán y Capital, y señala que "las AEL de Metán y Tartagal-Mosconi presentaron caídas del empleo registrado.

* Asalariados pobres: a medida que avanzan la inflación y la ineficacia de la negociación colectiva centralizada, aumenta la cantidad de trabajadores cuyas remuneraciones no alcanzan a sacarlos de la pobreza. En paralelo, se deterioran las condiciones de seguridad y salud laborales, con la tolerancia de la oficina provincial que debe controlar, asesorar y sancionar, y ante la negligencia de las aseguradoras de riesgos del trabajo.

* Insoportable morosidad en la justicia del trabajo: más allá de la precariedad estadística, es notoria la mora judicial en el despacho diario, en la fijación de audiencias y en el dictado de sentencias.

* Ineficacia de la administración del trabajo: que se pone de manifiesto con sólo apuntar que el Gobierno local fue incapaz de aprovechar los programas nacionales de empleo y capacitación. En efecto, de los 27 programas vigentes, solo 3 se aplicaron en nuestra provincia.

* Estadísticas rudimentarias: los servicios administrativos tanto del Poder Judicial como de la Secretaria de Trabajo recogen muy pocos datos relevantes para conocer aspectos de la litigiosidad y de los reclamos administrativos y su suerte. En algún caso, puede decirse que las estadísticas eran mejores en tiempos del gobernador Avelino Aráoz (1933).

* Sindicatos débiles: el escaso peso de los sindicatos locales agrava la situación del empleo y las condiciones de trabajo. Esta debilidad puede ejemplificarse señalando que, según datos oficiales de 2017, en el ámbito privado se registraron sólo tres huelgas con mil huelguistas, o recordando la ínfima cantidad de convenios colectivos firmados por sindicatos salteños, fruto -a su vez- del modelo sindical y patronal unitario. Este escenario es, a mi modo de ver, el resultado de decisiones y omisiones políticas adoptadas por el gobernador saliente. La apuesta del señor Juan Manuel Urtubey por un modelo económico basado en la extracción primaria de riquezas naturales, en una "visión vallelermista", en el trabajo indecente, en el abandono a cualquier incentivo estatal a la productividad, en impuestos depredadores, en la negligencia administrativa, y en el acatamiento reverente a las decisiones de los vértices (gubernamental, parlamentarios, sindicales, patronales) que mandan desde Buenos Aires, no podía producir otro resultado.

 

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