Organizaciones sociales y sindicales de Jujuy encabezaron hoy un "encuentro por la paz y contra el golpe de Estado en Bolivia" con una marcha que culminó con un "abrazo solidario" en el puente internacional La Quiaca-Villazón.
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Organizaciones sociales y sindicales de Jujuy encabezaron hoy un "encuentro por la paz y contra el golpe de Estado en Bolivia" con una marcha que culminó con un "abrazo solidario" en el puente internacional La Quiaca-Villazón.
La convocatoria sumó el pedido de "renuncia" de la autoproclamada presidente interina de Bolivia, Jeanine Áñez; "el repudio al desagravio a la wiphala, el fin de la persecución política y justicia por los masacrados y heridos".
Entre las organizaciones que marcharon desde el predio de la vieja estación de trenes en la ciudad fronteriza, estuvieron el Movimiento Social y Cultural Tupaj Katari, el Partido por la Dignidad del Pueblo, el Partido Revolucionario Marxista Leninista, y el Sindicato de Empleados y Obreros Municipales (Seom), que encabeza Carlos "Perro" Santillán y la CUBa-MTR (Coordinadora de Unidad Barrial- Movimiento Teresa Rodríguez).
"Nosotros no vamos a discutir si Evo ha hecho bien o mal, pero repudiamos el golpe de Estado. Venimos a pedir que cese la violencia, que intervenga no solo la ONU sino la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que frenen este genocidio en Bolivia por parte de los militares y golpistas", expresó Santillán.
"Repudiamos a aquellos que han pretendido nuevamente pisotear la sangre indígena, la sangre latinoamericana", resumió.
La marcha llegó hasta el puente internacional donde se pretendía resolver un acto junto a referentes e integrantes de organizaciones bolivianas, pero había un operativo de seguridad montado por la Policía de Bolivia y los manifestantes fueron intimados por orden judicial a abandonar el lugar.
El abrazo solidario se concretó a metros del puente, del lado argentino, con la presencia de los referentes del vecino país que lograron pasar, quienes se mostraron agradecidos por la convocatoria.
Del otro lado, se sumaron hermanas bolivianas que se encontraban rodeadas de un fuerte operativo militar.
Promediando el acto, tuvo que ser interrumpido por una orden judicial que emplazaba a desalojar en el plazo de 15 minutos. La organización, para preservar la la paz de la convocatoria decidió finalizar antes que la Gendarmería avanzara con la orden.