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2 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Quedó ciego a los 23 años y encontró en la radio la contención y su oficio

Miguel Ángel Vázquez, locutor
Sabado, 21 de diciembre de 2019 22:32
Foto Jan Touzeau
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Miguel Ángel Vázquez llega a esa radio que dice que es su casa y entra con cuidado. Calcula el espacio, se detiene en el tiempo; un escalón cuesta más de lo habitual. Miguel "Manotas" es ciego.

Tiene noción del espacio, hace pasos memoria, mientras los compañeros lo saludan y le tiran alguna broma mañanera.

Los sentidos son maravillosos. Se detiene, los sonidos son mínimos, y de repente le pide permiso a su compañera que limpia el piso para pasar.

Sabe de memoria los botones de la consola, los micrófonos, los teléfonos y de pronto la voz se impone y comienza su programa "Popularísimo, de lunes a viernes, de 16 a 17, y los sábados de 8 a 10, por 107.1 FM Popular", todo eso dicho en tono de radio, con toda la potencia.

"Yo paso música popular de la buena. Cumbia santafesina, románticos, mexicanas, algo de cuartetos, temas del recuerdo. Tratamos de darle material de calidad a nuestra audiencia que, luego de tanto tiempo, ya es nuestra amiga", dijo con la formalidad del arranque de cualquier conversación. Luego se irá soltando.

Dos décadas

El hombre tiene 42 años de edad y su programa tiene casi 20 años de aire. El tema central es que Miguel Ángel no fue ciego desde siempre. A los 23 años perdió la visión por una atrofia de papila bilateral y eso fue un quiebre en su vida.

Atrás quedaron los años de lucha continua. Trabajó desde una edad muy temprana. Su papá Normando falleció cuando él era muy chico y su mamá Nilda del Carmen Cárdenas comenzó a remar. Miguel tiene otros dos hermanos más chicos. El más grande tuvo que salir temprano a ganarse el peso para comer. Cuando era adolescente comenzó como mozo en El Rincón del Artista y luego en un pozo de perforación, en San Antonio de los Cobres.

Apenas mayor de edad conoció a Mariana Abán y se casaron. Al poco tiempo tuvieron dos nenas, Valentina y Victoria. A los 20 años comenzó a trabajar como personal de mantenimiento en una galería comercial. Poco a poco su vista se fue yendo indefectiblemente hasta que todo se apagó. Miguel Ángel tenía 23 años. En ese momento su esposa fue un puntal.

"Yo tenía a las dos nenas chiquitas, de dos y tres años, y no sabía qué hacer. Lo primero fue acudir a la Asociación de Ciegos Habib Yazlle, a la que le tengo un agradecimiento infinito. Ellos me enseñaron literalmente a vivir de nuevo, a cómo moverme, a caminar, a utilizar mi oído. Además, participé de charlas, talleres y escuché los consejos de las personas que también son ciegas y que me enseñaron a vivir diferente la misma vida que tenía antes. Aprendí que se podía seguir luchando. Así fue que me compré una caja de alfajores y los fui a vender a la peatonal Alberdi esquina San Martín. Luego vendí diarios y me iba bien. Me sentaba en un cantero y se iba todo en horas. Ya era famoso y todos me saludaban", relató "Manotas".

Cuando quedó ciego consiguió una pensión vitalicia y fija de 2.800 pesos. Tan fija que hasta ahora le pagan ese mismo monto, nunca se lo actualizaron. Es por eso que está judicializada esa pensión.

Salir adelante

Los primeros tiempos fueron duros, pero siempre existen esas razones ilógicas, inexplicables que algunos denominan milagros, otros casualidades y muchos destino.

Mientras vendía alfajores y diarios pasó por la calle un compañero del secundario, Adrián, junto a su papá el "Negro" Chávez García. Fueron ellos quienes lo tentaron a probar con un magazine, por la 107.5, los sábados de 10 a 12 con música y mensajes.

El éxito fue tan rotundo que la radio se volvió un enamoramiento permanente. De lunes a viernes vendía en la peatonal y los sábados llegaba impaciente al programa para desplegar toda su voz.

Popular

Como siempre, el terreno de los comunicadores es movedizo y la radio cerró al poco tiempo. Así fue que pasó a radio Popular, en la que aún permanece, con su programa "Popularísimo".

"Yo ahora me autogestiono la publicidad, no tengo pauta oficial, por lo que agradezco a todos los comerciantes que confían en mi producto. Aprovecho para dar a conocer la situación de muchos trabajadores de prensa independiente, que no tenemos ni la oportunidad para llegar ni a pedir la pauta del Estado", dijo el hombre que se hizo un alto en la siesta salteña y volvió a su programa de buena música y mensajes esperanzadores.

Campañas solidarias como forma de gratitud

Realiza colectas para los ciegos ancianos sin asistencia estatal.

Hoy el hombre no se olvida de su coyuntura, de sus compañeros de la Asociación de Ciegos Habib Yazlle.

De esas personas que hace unos 20 años le mostraron el camino para recorrer sin ver; que le devolvieron la confianza.

"Esos compañeros son ahora viejos. Y los adultos mayores que son ciegos sufren mucho el abandono. Es por eso que yo permanentemente hago campañas para juntar cosas que necesitan. Gracias a Dios tengo una audiencia muy buena, muy solidaria e incondicional. Ahora terminamos una campaña para juntar bolsones navideños para los ciegos en condiciones de calle y que están desprotegidos por el Estado. Son muchos y las necesidades son permanentes. Es por eso que recurrimos a la solidaridad de nuestros oyentes que nos cumplen siempre. También es valorable la actitud de los propietarios de la radio que siempre tienen la predisposición para recepcionar las donaciones y atender a la gente. Yo quiero agradecer ese gesto públicamente", dijo el hombre.

Lo concreto es que las personas ciegas cuando llegan a adultos mayores necesitan más asistencia y el Estado está ausente; es una cuenta pendiente histórica.

Entonces, los pedidos son siempre de insulina, metformina, alimentos, indumentaria y hasta bastones blancos.

Todos estos productos pueden ser donados de manera permanente donde funciona la radio, en Mendoza 413, en horario comercial.

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