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Juventud y Gimnasia repartieron mas errores que aciertos

El santo se tuvo que conformar con un empate en un gol frente al conjunto millonario en el Gigante del Norte. El equipo antoniano continúa en una situación complicada por la perdida de categoría.
Lunes, 25 de febrero de 2019 03:19

Fue otro de los tantos clásicos que ofrecieron Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro, para el olvido. En el estadio Padre Martearena, santos y albos terminaron 1 a 1 y ante un espectáculo tan pobre, el empate fue el fiel reflejo que mostraron ambos rivales. 
Claro que para los antonianos ante la imperiosa necesidad de conseguir una victoria, el punto aun le deja en un posición bastante comprometida y que cada vez genera mayor desagrado con respecto a la permanencia en la categoría. Mientras que para Gimnasia y Tiro volver a sumar en condición de visitante le otorga esa sensación que le permite mantener cierta tranquilidad, eso si, este empate le puede favorecer mientras que de local vuelva a ganar para escaparle en forma definitiva a la temida ubicación de aquellos equipos comprometidos seriamente con el descenso.
Entonces, el 1 a 1, ayer en el Martearena le quedó mejor a Gimnasia y Tiro porque planteo el juego con esa idea al saber que Juventud le iba a salir a jugar de frente, buscando llegar como sea hasta el arco defendido por Mauro Leguiza.
Pero, lamentablemente, hubo muy poca claridad en el juego. Más bien las imprecisiones se fueron presentando desde los dos lados. Todo intento antoniano fracasaba porque si bien cuando el Beto Acosta, triangulaba junto a Cristian Chavarría y Julio Montero, algo se avanzaba hasta terreno contrario. Pero el trabajo no tenía conexión con el Momoto Gómez ni con el Ratón Ibáñez y estos desaciertos permitieron que tanto Alvaro Cazula y Gabriel Pusula solo anticiparan las jugadas para alejar los peligros que se podrían haber presentado en la valla de Mauro Leguiza.
En algo se encendió el partido con un disparo del Beto Acosta y en otra jugada, Acosta, Momoto Gómez, Chavarria, habilitaron a Julio Montero y el volante ante la salida de Leguiza no encontró su perfil y el remate fue contenido por el arquero.
En el avance siguiente, Fabio Giménez sorprendió por izquierda y lanzó el centro que Joaquín Iturrieta le ganó a su marcador y con golpe de cabeza decreto el 1 a 0. 
En medio de un clima de desazón entre sus parciales por el gol en contra, Juventud se fue adelante, la pelota le sobró a lo marcadores centrales de Gimnasia y el Ratón Ibáñez en un seria de rebote alcanzó a tocar la pelota al fondo del arco para lograr la igualdad.
Justicia en el marcador y que abrigó la esperanzas por parte de los antonianos para encontrar algún desequilibrio.
Y siguieron los desaciertos y en la parte del final del clásico se confundieron la ideas para generar jugadas frente a los arcos. Juventud era el que proponía y con el ingreso de Abel Argañaraz consiguió marcar presencia en la zona de ataque, pero careció de ejecutar ataques más profundos para quebrar el sistema defensivo millonario. Decididamente, Gimnasia se limitó a cuidar el 1 a 1, por lo que estuvo muy atento a cómo el rival buscaba encontrar algún resquicio para marcar diferencias.
Pero el también el cansancio en ambos bandos resultó improductivo. El único que ejecutaba la pausa o el toque justo en Juventud era el Beto Acosta, pero exhausto pidió el cambio. Y si en el desorden fue mayor en Juventud, en tanto Gimnasia ya había bajado las persianas hace rato. Más bien empezaba a sacar conclusiones de que en las dos últimas fechas del torneo le dieron más oxigeno, aunque todavía le queda por jugar verdaderas finales como las que tendrá en la fecha venidera con Altos Hornos Zapla en Palpalá. Y Juventud tendrá que pensar en ganar, ganar, ganar y ganar, no queda otra.
 

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Fue otro de los tantos clásicos que ofrecieron Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro, para el olvido. En el estadio Padre Martearena, santos y albos terminaron 1 a 1 y ante un espectáculo tan pobre, el empate fue el fiel reflejo que mostraron ambos rivales. 
Claro que para los antonianos ante la imperiosa necesidad de conseguir una victoria, el punto aun le deja en un posición bastante comprometida y que cada vez genera mayor desagrado con respecto a la permanencia en la categoría. Mientras que para Gimnasia y Tiro volver a sumar en condición de visitante le otorga esa sensación que le permite mantener cierta tranquilidad, eso si, este empate le puede favorecer mientras que de local vuelva a ganar para escaparle en forma definitiva a la temida ubicación de aquellos equipos comprometidos seriamente con el descenso.
Entonces, el 1 a 1, ayer en el Martearena le quedó mejor a Gimnasia y Tiro porque planteo el juego con esa idea al saber que Juventud le iba a salir a jugar de frente, buscando llegar como sea hasta el arco defendido por Mauro Leguiza.
Pero, lamentablemente, hubo muy poca claridad en el juego. Más bien las imprecisiones se fueron presentando desde los dos lados. Todo intento antoniano fracasaba porque si bien cuando el Beto Acosta, triangulaba junto a Cristian Chavarría y Julio Montero, algo se avanzaba hasta terreno contrario. Pero el trabajo no tenía conexión con el Momoto Gómez ni con el Ratón Ibáñez y estos desaciertos permitieron que tanto Alvaro Cazula y Gabriel Pusula solo anticiparan las jugadas para alejar los peligros que se podrían haber presentado en la valla de Mauro Leguiza.
En algo se encendió el partido con un disparo del Beto Acosta y en otra jugada, Acosta, Momoto Gómez, Chavarria, habilitaron a Julio Montero y el volante ante la salida de Leguiza no encontró su perfil y el remate fue contenido por el arquero.
En el avance siguiente, Fabio Giménez sorprendió por izquierda y lanzó el centro que Joaquín Iturrieta le ganó a su marcador y con golpe de cabeza decreto el 1 a 0. 
En medio de un clima de desazón entre sus parciales por el gol en contra, Juventud se fue adelante, la pelota le sobró a lo marcadores centrales de Gimnasia y el Ratón Ibáñez en un seria de rebote alcanzó a tocar la pelota al fondo del arco para lograr la igualdad.
Justicia en el marcador y que abrigó la esperanzas por parte de los antonianos para encontrar algún desequilibrio.
Y siguieron los desaciertos y en la parte del final del clásico se confundieron la ideas para generar jugadas frente a los arcos. Juventud era el que proponía y con el ingreso de Abel Argañaraz consiguió marcar presencia en la zona de ataque, pero careció de ejecutar ataques más profundos para quebrar el sistema defensivo millonario. Decididamente, Gimnasia se limitó a cuidar el 1 a 1, por lo que estuvo muy atento a cómo el rival buscaba encontrar algún resquicio para marcar diferencias.
Pero el también el cansancio en ambos bandos resultó improductivo. El único que ejecutaba la pausa o el toque justo en Juventud era el Beto Acosta, pero exhausto pidió el cambio. Y si en el desorden fue mayor en Juventud, en tanto Gimnasia ya había bajado las persianas hace rato. Más bien empezaba a sacar conclusiones de que en las dos últimas fechas del torneo le dieron más oxigeno, aunque todavía le queda por jugar verdaderas finales como las que tendrá en la fecha venidera con Altos Hornos Zapla en Palpalá. Y Juventud tendrá que pensar en ganar, ganar, ganar y ganar, no queda otra.
 

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