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El retorno de los brujos

Miércoles, 13 de marzo de 2019 00:00

El secretario gremial del Sindicato de Prensa de Neuquén, Oscar Livera, protagonizó un episodio, si no grave, emblemático de los riesgos que atraviesa la libertad de información en el mundo contemporáneo.

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El secretario gremial del Sindicato de Prensa de Neuquén, Oscar Livera, protagonizó un episodio, si no grave, emblemático de los riesgos que atraviesa la libertad de información en el mundo contemporáneo.

Livera es un gremialista militante del kirchnerismo neuquino. La militancia, en todos los casos, tiende a conspirar contra la información, porque se alimenta de la "bajada de líneas".

El gremialista, que se supone periodista, reprochó al colega de Clarín, Claudio Andrade, por haber informado en su momento que el tatuador Santiago Maldonado no estaba desaparecido sino ahogado en el río. Esto ocurrió durante la cobertura de las elecciones, en una conferencia de prensa. Se sabe que las pericias científicas le dieron la razón a Andrade y desmintieron a los que le "bajaron líneas" a Livera. Pero este hombre, con una actitud represiva llamativa, le exigió a Andrade que se retirara. A él se sumaron otros dos periodistas militantes de Tiempo Argentino y Página 12.

La muerte de Santiago Maldonado se produjo durante una refriega entre activistas y gendarmes. Se intentó, en el acto, construir la certeza de que lo había hecho desaparecer el Estado. Se inventaron falsos testigos, fábulas descabelladas y, finalmente, el cuerpo fue encontrado donde los mapuches no permitían buscarlo invocando la idea de "territorio sagrado". En la Argentina no hay territorios sagrados. Y si hace cuatro décadas todas las fuerzas de seguridad hicieron desaparecer personas, fue porque el Estado estaba encolumnado en esa dirección y entre las fuerzas imperaba un código de silencio que hoy no existe ni puede existir. Se reemplazó la "construcción de la noticia" por la "construcción de una falsa noticia".

Curiosamente, los periodistas militantes olvidaron en su furia al mapuche Rafael Nahuel, muerto en ese mismo tiempo en un enfrentamiento con la Prefectura y Mascardi, cerca de Bariloche.

Dejando de lado la prepotencia puesta de manifiesto en este caso, que afecta a la libertad de prensa ya que se intenta impedir a un periodista que cumpla con su trabajo, es imprescindible señalar que está poniéndose a prueba es la posibilidad de desarrollar conocimiento a través de información. Un ejemplo: a quien sostiene que los detenidos desaparecidos durante la dictadura no fueron 30.000, se lo acusa de negacionismo. Los casos documentados por la Conadep fueron 7.380, con una proyección inferior a los 9.000. Si alguien sostiene que fueron más y exige que los demás lo acepten, debe fundamentarlo.

Una actitud similar se observa en quienes quieren imponer la hipótesis de que la crisis venezolana es un invento "del capitalismo". Sería bueno que investiguen si es cierto que en ese país hay centenares de muertos por la represión, el hambre, la falta de medicamentos y de energía. Que expliquen cómo un país con los recursos naturales de Venezuela puede estar en esa situación después de 21 años de chavismo. Y qué motivos puede tener el capitalismo para perjudicar a un país que le vende a precio inmejorable el petróleo y la gasolina refinada.

El criterio de verdad ha cambiado, porque parece estar mutando el concepto de democracia.

Hace pocos días, la Sociedad Interamericana de Prensa denunció "la existencia de un banco de datos secreto creado por Estados Unidos para vigilar a periodistas que cubren las caravanas de migrantes centroamericanos" y solicitó al gobierno "una aclaración sobre esta política discriminatoria que restringe la labor periodística y coarta la libertad de prensa".

Esto ocurre en el país más poderoso del planeta, donde la libertad de prensa tiene rango constitucional. Pero allí gobierna Donald Trump, un magnate insospechable de chavismo que se coló en la política por las fisuras de un Partido Republicano sin liderazgos y de un Partido Demócrata sin convicciones.

La libertad de prensa no es un absoluto: es el correlato del derecho a la información y a la opinión y solo pude ser honrada con periodismo profesional, es decir, que aplique el método científico: dato, verificación, interpretación y autocrítica. Probablemente, el desencanto con la democracia y la corriente antiglobalización traen aparejado el retorno del dogmatismo y, por supuesto, el rechazo a la prensa.

 

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