Por cada árbol quemado, por cada arbusto arrancado, derrama un llanto de arena el desierto calchaquí. El fuego y la ambición se cobraron en los últimos 30 años el 70 por ciento del monte nativo de los valles, antes preñado de algarrobos, churquis, chañares, cardones y breas, entre tantas otras especies originarias y vitales para el equilibrio ecológico de la región. Queda un mísero 30 por ciento que por tanto ignorar, por tanta indiferencia y por la brutal cobardía que entrañan intereses letales, también están en riesgo de extinción.
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Por cada árbol quemado, por cada arbusto arrancado, derrama un llanto de arena el desierto calchaquí. El fuego y la ambición se cobraron en los últimos 30 años el 70 por ciento del monte nativo de los valles, antes preñado de algarrobos, churquis, chañares, cardones y breas, entre tantas otras especies originarias y vitales para el equilibrio ecológico de la región. Queda un mísero 30 por ciento que por tanto ignorar, por tanta indiferencia y por la brutal cobardía que entrañan intereses letales, también están en riesgo de extinción.
Alarmado y angustiado por esta situación a la que nadie debería dar la espalda porque nos afecta y nos concierne como habitantes del mismo planeta, un artesano y vecino de la Banda de Abajo de Cafayate, Sacha Haro Galli, hizo una petición en la plataforma virtual más grande, que refleja las luchas sociales, como es Change.org. El pedido, que ya cuenta con más de dos mil firmas pero necesita miles más, reza: "Otorgar urgente, máxima protección al bosque nativo de Cafayate y el Valle Calchaquí".
Sobre esta consigna sin eufemismos, Haro Galli explicó: "Uno de los más graves problemas que afectan a nuestro ambiente semidesértico es la deforestación, ya sea por el desmonte descontrolado como por los tremendos incendios forestales de miles de hectáreas de los últimos años, que hasta el día de hoy nunca se dieron a conocer públicamente las causas que los provocaron y tampoco fue reforestada ni una sola hectárea".
El comprometido vecino agrega: "A pesar de la ley de bosques y su ordenamiento territorial, que supuestamente iba a proteger los bosques nativos, y a pesar del capítulo de la Carta Orgánica de Cafayate que ordena que el municipio los proteja, día a día se continúa arrasando con los últimos bosques nativos locales sin realizar dicho ordenamiento territorial y destinar, por ejemplo, las áreas más desérticas, de menor impacto ambiental, para los cultivos como las viñas o para el asentamiento humano".
Sacha Haro Galli ejemplificó: "Recientemente se pusieron a la venta cientos de hectáreas de tierras fiscales en Tolombón en las que existen montes nativos y restos arqueológicos, para emprendimientos productivos, aparentemente sin ordenamiento territorial y sin estudios de impacto ambiental".
En Animaná el paisaje parece un desierto
En las imágenes tomadas entre el kilómetro 4343 y el 4347 de la ruta 40, a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Cafayate se puede observar la manera drástica e indiscriminada en que se destruye con topadoras y se queman los restos vegetales. "Los maravillosos montes de algarrobos, churquis, chañares, cardones, entre otras especies nativas,ya no están, generando daños irreparables a la biodiversidad y al equilibrio ecológico de este delicado ecosistema", explicó.
Las imágenes que compartimos en estas páginas hablan de la realidad desértica de los Valles Calchaquíes. "A este ritmo descontrolado de deforestación nos estamos quedando sin montes nativos y, por lo tanto, con menos defensas para la erosión causada por los ríos y los vientos; con menos retención de humedad en los suelos e incluso sin la tan preciada madera del algarrobo", aseguró el artesano.
Finalmente, Sacha Haro Galli dijo: "Existe conciencia y preocupación sobre el tema, expresada frecuentemente en nuestra Radio FM Intensidad, de parte de la ciudadanía, de grupos ambientalistas y de comunidades originarias, de declaraciones y creaciones de leyes proteccionistas por parte de algunos políticos, pero la realidad es que no hay una acción unificada y concreta para frenar esta destrucción. Esto no significa frenar el progreso de la región, sino propiciar un desarrollo sustentable con un ambiente cuidado y amigable".
Con la alusión al "progreso" de la región calchaquí, Haro Galli se refería a la instalación del parque solar a 4 kilómetros al norte de Cafayate, un megaproyecto energético que exigió el desmonte de 180 hectáreas. Es el primero de los tres parques que adjudicó la Nación en los Valles Calchaquíes y la Puna. Ocupa 180 hectáreas con cerca de 290 mil paneles fotovoltaicos y generará 80 MW.
Firmar la petición
Los interesados pueden buscar en la web esta petición en Change.org
Algarrobos talados muestran la saña de algunos con el monte nativo.
Por los Bosques Nativos de Cafayate y los Valles Calchaquíes se lanzó esta petición en Change.org dirigida al Gobierno de la Provincia de Salta y al Gobierno nacional: “Solicitamos se otorgue la máxima protección prevista en la Ley de Bosques Nº 26.331, es decir Categoría I (rojo) a través de la recategorización de los bosques nativos de Cafayate y el Valle Calchaquí. En las últimas tres décadas debido a la ampliación de las explotaciones agrícolas, inmobiliarias y la construcción de un aeropuerto y una planta fotovoltaica se perdió el 70 por ciento del bosque nativo. Pedimos que se tomen medidas para proteger de manera estricta y efectiva los escasos bosques de algarrobos, chañares, churquis y otras especies nativas que aún quedan, a través de un reordenamiento territorial que priorice la protección de uno de los sectores de mayor importancia ecológica, posibilitando un desarrollo sustentable”.