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“El poder lo que busca es someter a otros cuerpos”

Entrevista a Ana Pérez Declercq, directora del Observatorio de Violencia Contra las Mujeres
Jueves, 18 de julio de 2019 09:22

Este mes, Ana Pérez Declercq se sumó como directora al Observatorio de Violencia contra las Mujeres (OvCM) en representación de la Universidad Nacional de Salta.
Ella estudió Sociología en la Universidad de Buenos Aires, donde hizo un seminario sobre violencia de género. En la maestría en Salud Pública, orientó su tesis a la elección de métodos anticonceptivos. En el doctorado, continuó con este tema pero desde una perspectiva más global, analizando el concepto de cuidarse y todas las implicancias que tiene desde la antropología. 
Pérez Declercq trabajó como profesora en la cátedra de Ciencias Sociales en la carrera de Enfermería de la UNSa y actualmente se desempeña en la cátedra Lohana Berkins y en un proyecto de investigación en esta casa de altos estudios. 
En una entrevista con El Tribuno, la activista por la diversidad sexual se refirió a los logros y a los desafíos que tiene el feminismo en Salta, sobre todo en relación con la lucha contra la violencia de género.
Invitó a dejar de pensar la sociedad en los términos binarios varón-mujer y habló del abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes (NNyA) como una forma de reafirmar el poder machista.

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Este mes, Ana Pérez Declercq se sumó como directora al Observatorio de Violencia contra las Mujeres (OvCM) en representación de la Universidad Nacional de Salta.
Ella estudió Sociología en la Universidad de Buenos Aires, donde hizo un seminario sobre violencia de género. En la maestría en Salud Pública, orientó su tesis a la elección de métodos anticonceptivos. En el doctorado, continuó con este tema pero desde una perspectiva más global, analizando el concepto de cuidarse y todas las implicancias que tiene desde la antropología. 
Pérez Declercq trabajó como profesora en la cátedra de Ciencias Sociales en la carrera de Enfermería de la UNSa y actualmente se desempeña en la cátedra Lohana Berkins y en un proyecto de investigación en esta casa de altos estudios. 
En una entrevista con El Tribuno, la activista por la diversidad sexual se refirió a los logros y a los desafíos que tiene el feminismo en Salta, sobre todo en relación con la lucha contra la violencia de género.
Invitó a dejar de pensar la sociedad en los términos binarios varón-mujer y habló del abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes (NNyA) como una forma de reafirmar el poder machista.

¿Qué momento está pasando el feminismo en la actualidad en Salta?
Me parece que es un momento positivo porque hay mucho debate. Si bien hay confrontaciones y posturas bien distintas, me parece que eso enriquece al feminismo. Veo que hay mucha gente joven: chicas, chicos, chiques de secundario que están muy involucrades. Me parece muy positivo eso.

¿Cree que están dadas las condiciones para volver a debatir sobre la legalización del aborto?
Sí, las condiciones siempre estuvieron. Creo que estamos en un cambio de época, en el que se puede hablar de ciertos temas, como de los abusos intrafamiliares, algo que está bastante vinculado a los abortos clandestinos, porque es algo que se busca tapar. Esto está saliendo a la luz y desde las nuevas generaciones. Hay muchas chicas que se animan a denunciar pero, después, las familias no las acompañan. Ahí hay como un cambio generacional y son las mismas generaciones las que también bregan por decidir sobre sus cuerpos. 

En contextos de crisis social y económica, como la que vivimos, ¿aumenta la violencia contra las mujeres?
Es difícil tener el dato preciso sobre si aumenta porque hay otros condicionamientos como, por ejemplo, la mayor conciencia, que hace que aumente el número de personas que quieren denunciar la violencia, que antes no se denunciaba y se veía como algo natural y propio del machismo y de la familia. Ha aumentado la cantidad de personas que denuncian. Entonces es difícil decir, en números, que ante la crisis aumentaron las denuncias porque quizás lo hicieron porque hay una mayor conciencia social sobre el tema. Me parece que hay que reflejar que hay otros tipos de violencias, como el no poder dar de comer a tu familia o no conseguir trabajo, que también violenta a los géneros.

En un año de elecciones, ¿qué desafíos tiene la provincia, ante un cambio de Gobierno, para seguir trabajando contra la violencia contra las mujeres?
Me parece que el cambio significativo que tiene que darse es dejar de pensar en el colectivo de las mujeres y pensar que se trata de una violencia de género. Esto significa dejar de pensar biológicamente o binariamente a las personas y empezar a pensar la problemática como violencia de género. En este sentido, me parece que las propuestas y las personas que militan desde la diversidad que se candidatean, como Pía Ceballos (directora del OVCM), pueden darle un giro a la mirada. En la Argentina tenemos leyes interesantes y muy potentes, como la ley de identidad de género y la de matrimonio igualitario, que también contrarrestan la violencia de género, porque nos permiten defender los derechos tanto de las mujeres como de las personas que se salen de la norma heterosexual y binaria. 

Usted prefiere hablar de violencia de género antes que de violencia contra las mujeres. ¿Qué implica este cambio de término?
Significa dejar de pensar que la violencia es hacia las mujeres por su constitución biológica sino que, en realidad, es hacia las mujeres porque lo que se quiere es disciplinar a unos cuerpos para que entren dentro de la norma binaria y heterosexual. Si se analiza su significado, la violencia lo que busca es someter a una persona a la voluntad de otra. Cuando se habla de violencia de género, es porque se somete a esa persona a unas normas de género. Entonces, hablamos para todas las personas, no solo para las mujeres. 
Quienes están mayormente representados en esto de violentar al otro, a la otra, al otre, para que cumpla las normas, en general, son los varones. No tenemos que pensar en una lucha de varones contra mujeres; tenemos que pensar en estas normas que nos oprimen como sociedad y en cómo hacemos para cambiarlas. Una clave para hacerlo es dejar de pensarnos en términos de mujeres y varones.

¿El abuso sexual contra NNyA está vinculado con la violencia de género? ¿De qué manera?
Claro, por supuesto. Está vinculado porque tiene que ver con un disciplinamiento de los cuerpos y, en este caso, el poder lo que busca es someter a otros cuerpos. Las niñas, los niños y les adolescentes tienen cuerpos frágiles en los cuales, al someterlos, se reafirma ese poder machista. También hay una cuestión de complicidad. Por eso, cuando hablamos de patriarcado no solo pensamos en los varones, sino que también hay mujeres que tienen prácticas patriarcales, cuando encubren estos abusos en la familia. 
Hay un discurso muy extendido de la familia como lo supremo a preservar y el núcleo de la sociedad, cuando, en realidad, la mayoría de los abusos en NNyA se producen en el ámbito familiar. Como sociedad, tenemos que empezar a cuestionarnos qué es lo que pasa en las familias, qué es una familia, hasta qué punto es importante sostener una familia, cuando la mujer cada vez que se va a dormir el marido la viola o cuando hay una niña o un niño abusado en el ámbito familiar. ¿Cuál es la importancia de la familia en ese caso? ¿Cuál es el valor que les damos a las familias, que no nos permite cuestionar esto?

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