El doctor Tomás Eduardo Gilabert tiene 47 años, es nefrólogo y desde hace tres meses tiene la enorme responsabilidad de estar al frente del Cucai Salta. Trabaja desde hace 16 años en Salud Pública, en el programa de prevención de enfermedades renales. El funcionario recibe la valiosa herencia de Raúl Ríos y una estructura en pleno funcionamiento; aunque también admite que su gestión deberá tener una impronta.
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El doctor Tomás Eduardo Gilabert tiene 47 años, es nefrólogo y desde hace tres meses tiene la enorme responsabilidad de estar al frente del Cucai Salta. Trabaja desde hace 16 años en Salud Pública, en el programa de prevención de enfermedades renales. El funcionario recibe la valiosa herencia de Raúl Ríos y una estructura en pleno funcionamiento; aunque también admite que su gestión deberá tener una impronta.
¿Cómo encontró al Cucai Salta?
Funcionando a pleno. Debo destacar la tarea realizada por el doctor Raúl Ríos en todos estos años. Tener el laboratorio de histocompatibilidad único en el NOA, funcionar las 24 horas los 365 días del año y los números que tiene es una ventaja enorme. Además hicimos una transición ordenada en la que trabajamos desde hace varios meses, porque ya sabíamos que yo debía continuar con su tarea. Además me encontré con un equipo humano excelente, que ya sabe lo que tiene que hacer y que es muy destacado y valorado a nivel nacional. A todo lo bueno le pondremos una impronta.
¿Cuál será esa impronta?
Como yo vengo de un programa de salud renal vamos a comenzar a trabajar más en integrar al Cucai con las actividades de prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles. Enfermedades que tienen que ver con diabetes, cardiopatías, vasculares, respiratorias, etc. La Provincia tiene toda una estructura de trabajo en prevención y en el cual queremos ser protagonistas también. También queremos incrementar el número de operativos de donaciones de órganos para aumentar la procuración de órganos. Pero eso también es comenzar a trabajar en la concientización de la población, con la prensa y con capacitación al personal de la Justicia.
¿Podría detallar el trabajo de concientización?
Debemos trabajar con la gente, con los familiares de los potenciales donantes para entender que la muerte encefálica es igual a la muerte biológica. Que cuando tenemos un diagnóstico plano es porque no tenemos registro de actividad cerebral y el cuerpo de una persona está viviendo por actividad artificial. En ese caso ya estamos hablando de una persona muerta habilitada para donar sus órganos. Yo sé que toca las fibras íntimas de los familiares, que siempre tenemos una esperanza en un milagro; pero que también la muerte es irreversible. Los familiares deben entender eso que es muy duro. Por suerte tenemos la denominada ley Justina, que cambió la ley del donante presunto y por la cual ahora los familiares ya no pueden decidir qué hacer. Ahora depende de nosotros y del trabajo articulado con los agentes de la Justicia. Es por eso que vamos a capacitarlos para que cada caso se resuelva más rápido. Desde que estoy al frente del Cucai se realizaron cuatro operativos de ablación, de los cuales en dos la Justicia actuó muy rápido porque el médico forense, el fiscal y el juez trabajaron coordinadamente con el Cucai. Luego también queremos comenzar a trazar un trabajo coordinado con la prensa, para que toda la población sea consciente de la necesidad de ampliar la procuración de órganos con más operativos y más rápidos.
¿Tiene otros planes para ampliar la procuración de órganos?
Tenemos pensado ampliar la red de procuración. Actualmente tenemos el equipo en el hospital San Bernardo. Queremos extenderlo al sistema de salud privado y a los nosocomios del interior de la provincia. Hace poco tuvimos un operativo con la gente del IMAC Salta y fue exitoso. Bueno, queremos ver la posibilidad de trabajar con más centros privados, pero para eso hace falta todo un trabajo largo y complejo que queremos encarar. Tenemos todavía mucho para crecer.
¿Cómo están con los números en Salta?
Estamos mejorando año a año, pero nos falta mucho. Para tener en cuenta: lo ideal es tener a 40 paciente neurocríticos por año por millón de habitantes. Esto quiere decir que en el sistema de salud debemos tener monitoreado a 40 pacientes en los hospitales que sean posibles donantes inmediatos porque tienen comprometido el funcionamiento cerebral. Con la población de Salta, de al menos 1.400.000 personas, necesitamos a 60 pacientes observados. Esa cantidad de pacientes ideales tienen que dar 60 operativos. Ahora bien, mi objetivo personal y profesional para este cargo al frente del Cucai Salta es llegar a los 30 operativos de trasplantes por año. Yo quiero que ese sea mi gran logro, porque además significará que la estructura operativa se va ampliando. Es como el registro de potenciales donantes de médula ósea, que comenzó de la nada y hoy es un ejemplo sobre cómo se trabaja sobre promoción y concientización.
¿Puede ampliar este punto?
Es un trabajo que se comenzó en 2015 con un registro de 22 personas como potenciales donantes voluntarios de células progenitoras hematopoyéticas (CPH), más conocidas como células madre, y hoy estamos en el sexto lugar en el país, superando los 10 mil registros. Ese es el mejor ejemplo de cómo se trabajó en estos años, pero que tenemos amplios márgenes para seguir creciendo. Ahora estamos viendo por un pedido a nivel nacional de ampliar esa base genética incluyendo más registros en miembros de las comunidades de los pueblos originarios. Y eso es todo un desafío porque no podemos traerlos sino que hay que ir hasta las zonas en donde viven, capacitarlos y concientizarlos sobre la importancia del registro y tomarles la muestra de sangre.