Tras la imputación de los diez rugbiers y de la liberación de Pablo Ventura, que había sido el detenido número once, continúan apareciendo testimonios y grabaciones relacionados al asesinato de Fernando Baéz Sosa en Villa Gesell. En esta oportunidad, el canal Crónica dio a conocer dos audios de los llamados que se realizaron al servicio de emergencias para pedir que una ambulancia acuda en ayuda del joven de 18 años, que ya se encontraba tirado en la vereda luego de recibir la golpiza.
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Tras la imputación de los diez rugbiers y de la liberación de Pablo Ventura, que había sido el detenido número once, continúan apareciendo testimonios y grabaciones relacionados al asesinato de Fernando Baéz Sosa en Villa Gesell. En esta oportunidad, el canal Crónica dio a conocer dos audios de los llamados que se realizaron al servicio de emergencias para pedir que una ambulancia acuda en ayuda del joven de 18 años, que ya se encontraba tirado en la vereda luego de recibir la golpiza.
En primer lugar, a las 4.55 de la madrugada del sábado, una mujer llamó desde “la Secretaría de Seguridad” al SAME de la Provincia de Buenos Aires (número 107) y dio el primer aviso. “Tengo ahí en Le Brique un masculino. Le dieron una golpiza y quedó inconsciente. Está muy golpeado”, afirmó, en relación al boliche del cual habían salido los jóvenes y de Báez Sosa, que ya se encontraba en grave estado.
Tres minutos después, otra mujer que trabaja en la Secretaría insistió con una segunda comunicación: “Tengo dos, tres llamados del mismo evento. Gritan que no respira. Dale”.
Fernando Báez Sosa era hijo único, estaba de novio y había viajado a la costa para pasar un fin de semana con sus amigos en la playa. Días antes de emprender el viaje, contó su padre, se había anotado para cursar las primeras materias de la carrera de Derecho, tras aprobar con éxito el CBC el año pasado. Momentos antes de los dos llamados revelados por Crónica, recibió una brutal golpiza a la salida del local bailable Le Brique y murió “por un traumatismo de cráneo”. Sus restos fueron velados en una cochería del barrio porteño de Caballito y, finalmente, familiares y amigos llevaron a cabo el entierro en Chacarita.