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Advertencia ante exceso de confianza y rutas colapsadas

Hay que evitar conductas riesgosas, y si a estas se suman a las condiciones climáticas adversas, las posibilidades de sufrir un siniestro vial se incrementan.
Sabado, 25 de enero de 2020 00:56

A poco de terminar enero los siniestros viales son noticia frecuente en Salta, y esto requiere de un análisis en consecuencia.

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A poco de terminar enero los siniestros viales son noticia frecuente en Salta, y esto requiere de un análisis en consecuencia.

La prevención se trata también de esto, la concientización a través de la sensibilización, ya que al menos dos familias se enlutaron en un viaje vacacional, y lo que debía ser un disfrute se convirtió en dolor insanable.

Cuando comenzó la época vacacional hablamos sobre dos fenómenos que son muy habituales y peligrosos en las rutas de todo el país: el intenso flujo de vehículos y el exceso de confianza. Si a estos sumamos conductas riesgosas y condiciones climáticas adversas, las posibilidades de sufrir un siniestro vial terminan por ser extremadamente altas.

Cuando se viaja por tierra en trayectos cortos o largos las precauciones deben ser siempre las mismas, ya que el trayecto determina la amplitud de probabilidades, pero se multiplican estas por las acciones que tenemos cuando circulamos en un vehículo o a pie. Y no vale solo la acción del conductor, sino de todos sus acompañantes también.

¿Quién tiene la culpa?

Esta pregunta es la primera que surge en cualquier tipo de siniestro, grave o no. Siempre la culpa debe ser de alguien, ¿no? Pues en este punto está la respuesta inmediata, automática, poco racional y nada analítica general: la culpa es del otro. La reflexión es que la culpa es del otro porque se cruzó, porque maniobró mal, porque llovía fuerte, porque no se veía bien por la neblina, porque la ruta no estaba bien iluminada, porque la policía no estuvo en ese preciso momento y lugar para anticiparlo.

Pues bien, este análisis psicológico lo hemos realizado en innumerables oportunidades, pero necesita refrescarse y actualizarse. Probablemente sea el otro conductor o peatón quien cruzó mal, sobrepasó de forma indebida, no respetó la señal, condujo alcoholizado; pero probablemente yo tampoco haya mantenido la distancia suficiente y reglamentaria para llegar a frenar, no haya podido frenar a tiempo con la calzada mojada porque mis neumáticos estaban desgastados, no haya podido impedir el impacto en el rostro de mi hijo porque iba suelto y sin su SRI, y de esta manera jamás la responsabilidad es solo de uno.

Muchos casos demostrados científicamente tuvieron la responsabilidad total de una parte en la consecuencia final, fatal o no, pero en la mayoría de ellos se trata de una multiplicidad de responsabilidades que debe hacernos reflexionar.

Exceso de confianza

Esta es una característica general que comparten muchísimos conductores, sino la mayoría. Creer que pueden controlar el entorno, el vehículo, leer las señales y procesarlas, conducir eficientemente, dialogar con su acompañante y además admirar el paisaje, es precisamente la capacidad de un superhéroe.

Por eso, cuanto más exceso de confianza tenemos, hay mayor probabilidad también de no advertir un peligro y sufrir un siniestro vial. De aquí que mencionábamos también el rol de los acompañantes.

Esa confianza se traduce en los dos primeros meses del año en un aumento del consumo de alcohol asociado a la conducción.

La cantidad de conductores ebrios es más alta en enero y febrero, por el clima y las actividades que la propician, como los festivales, fiestas y vacaciones.

De allí que la intensificación de controles de alcoholemia se realice en estas fechas previas al inicio del ciclo escolar y se vayan planificando en función de los movimientos sociales.

El consumir "una cervecita", o "una copita de vino" influye tanto en una persona, cuanto pierde su capacidad de comprender que su razonamiento cognitivo se ve afectado. El exceso de confianza está en creer precisamente que la "poca" cantidad de alcohol no los afecta en nada. Tomar el riesgo es la incapacidad humana para comprender que el peligro no es solo propio sino con todas las demás personas que circulan en la vía pública.

Por esto, desde la Fundación Salvemos Vidas bregamos para que cada conductor y peatón que viaje solo, con amigos o su familia, tenga un viaje seguro. Las familias que han perdido a un ser querido en un siniestro vial no se recuperan jamás del sufrimiento, y por eso quienes no lo han vivido deben hacer todo lo posible por cuidar sus vidas.

Antes de viajar es fundamental chequear mecánicamente con un profesional el vehículo, hacer las reparaciones necesarias y tener al día los pagos de impuestos del automotor. Se debe controlar tener todas las documentaciones necesarias y de los viajantes.

En la ruta, más aún si no la conocemos, es fundamental circular a menor velocidad y atender las señales viales, consultar a personal policial por los caminos y hacer los descansos frecuentes de conductores, o intercalar si hay más de uno en el mismo vehículo.

No es tarde para tener unas vacaciones seguras. Con responsabilidad y cuidado se puede. Juntos Salvemos Vidas.

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