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En Rivadavia Banda Sur la gente pide agua "aunque sea para tomar"

Los parajes de la zona se ven seriamente afectados por la sequía. La gente debe esperar semanas para la llegada del camión cisterna de la Municipalidad. Piden soluciones definitivas al problema, que se repite año tras año.
Viernes, 09 de octubre de 2020 02:08

Una vez más la sequía está haciendo estragos en el norte de la provincia y Rivadavia Banda Sur, localidad ubicada a 360 kilómetros de Salta capital sobre la ruta provincial 13, es escenario de historias desgarradoras que se repiten cada año para esta época. La falta de agua afecta a la gente y a los animales por igual y es la crudeza calcinante del monte chaqueño la que impone las reglas de juego hasta la llegada de las lluvias, que también traerán aparejadas las inundaciones; pero esa es otra historia.

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Una vez más la sequía está haciendo estragos en el norte de la provincia y Rivadavia Banda Sur, localidad ubicada a 360 kilómetros de Salta capital sobre la ruta provincial 13, es escenario de historias desgarradoras que se repiten cada año para esta época. La falta de agua afecta a la gente y a los animales por igual y es la crudeza calcinante del monte chaqueño la que impone las reglas de juego hasta la llegada de las lluvias, que también traerán aparejadas las inundaciones; pero esa es otra historia.

Hoy la gente de los parajes cercanos a Rivadavia Banda Sur pide "agua para tomar", ya que las necesidades de higiene y provisión para el ganado o los cultivos han quedado en otro plano. Lo urgente es conseguir agua de calidad para beber, porque los pozos se secaron, las cañadas esperan las crecidas del río Bermejo y los madrejones, contaminados, dejan ver las osamentas de los animales que murieron empantanados, tratando de conseguir un poco del líquido vital.

La situación se complica en La Unión, a 50 kilómetros de Rivadavia, donde los vecinos planificaban una marcha para reclamar al intendente Leopoldo Cuenca una solución definitiva al problema que se repite año tras año, y que siempre sirve para su plataforma electoral en cada elección.

"Esta es una problemática de vieja data y los que más sufren son los parajes, la gente que vive en el campo y que tiene animales. Es un tema de nunca acabar. Vienen con promesas desde hace tanto tiempo que ya se tendría que haber solucionado este problema", aseguró Diógenes Escobar, vecino de Rivadavia y conocedor de la zona. El vecino relató a El Tribuno que el año pasado se inauguraron redes de agua y cloacas, y que hasta la fecha no están funcionando. Además, el agua que se extrae con bombas desde los pozos es defectuosa e insegura. "Tiene mucha carga de arsénico y es salada. La calidad mejoró un poco con respecto a lo que ya teníamos, pero se nota que las plantas purificadoras no están logrando sacar el arsénico del agua destinada al consumo".

 

“Cada vez que le llevamos el reclamo al intendente Cuenca nos dice que tenemos agua potable, cañerías y que estamos bien. Que no nos hace falta nada y eso no es verdad. Hay mucha gente que no tiene agua ni para tomar”, aseguró Dalmiro Acosta.
 

Esa agua se reparte entre los parajes a lo largo de la ruta 13. "Cuando no queda otra la tomamos así, salada y todo. Preferimos agua del río o de las cañadas, pero en esta época ya no hay. Cuando pedimos a la Municipalidad tarda dos semanas y hasta más en llegar el camión cisterna", explicó Dalmiro Acosta, un representante originario de la comunidad San Felipe, a 25 kilómetros de Rivadavia Banda Sur.

Allí existe un pozo con cañerías que llegan a 13 familias de la zona, pero otras 45 que están dispersas no cuentan con el beneficio y deben esperar el turno para recibir el agua, que depositan en bidones de 20 o 100 litros a la espera de que lleguen las lluvias o el próximo camión aguatero.

La gente de los parajes acumula el agua en tachos o bidones para el consumo. Deben esperar semanas la llegada del camión cisterna que envía la comuna.

"Yo no sé si se olvidan o realmente no dan abasto. Hay gente que tiene que esperar un mes para que llegue el camión, y si no hay agua en las cañadas no tenemos ni siquiera para tomar", explicó Acosta.

La emergencia sin sentido

Para los habitantes de Rivadavia, cansados de vivir las mismas penurias todos los años, la declaración de emergencia en la zona ya ha dejado de tener sentido. Cada vez que se mueren las animales y las comunidades comienzan a movilizarse ante la gravedad, es cuando les llegan las soluciones de emergencia, pero apenas reciben la ayuda saben que se volverá a repetir, en un ciclo que no tiene fin. “La situación que pasamos es lamentable y esto no es nuevo. El intendente Leopoldo Cuenca ya tiene 18 años de mandato y aquí no ha cambiado nada. Aquí seguimos abandonados” aseguraron los vecinos en contacto con este medio. 


 

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