Aquellos que tienen mascotas, quién alguna vez no observó a un perro tirando tarascones al aire mientras algún bichito le vuela alrededor. En eso andaba Sonja el día en que tuvo que ser atendida de urgencia en una veterinaria. Es que el insecto en cuestión era una abeja de gran tamaño que no dudó en clavarle su aguijón una vez que se vio encerrada en la boca del animal.
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Aquellos que tienen mascotas, quién alguna vez no observó a un perro tirando tarascones al aire mientras algún bichito le vuela alrededor. En eso andaba Sonja el día en que tuvo que ser atendida de urgencia en una veterinaria. Es que el insecto en cuestión era una abeja de gran tamaño que no dudó en clavarle su aguijón una vez que se vio encerrada en la boca del animal.
Un rato más tarde, la mascota estaba sentada en el asiento trasero de un auto, que su dueña manejaba rumbo a la guardia. Es que había que ver la causa por la que la simpática Sonja tenía gran parte de su trompa exageradamente inflamada.
La perra no tuvo demasiados problemas para recuperarse y es por eso que las divertidas imágenes fueron compartidas en las redes sociales. El veterinario que la atendió Oliver Reeve, posteó las fotos en su cuenta de Twitter, con un chiste muy apropiado: “Acepten este consejo gratuito de un veterinario: no se coman una abeja”.
Rápidamente las fotografías se difundieron con una gran cantidad de “likes” y “retuits” a los que se sumo la cuenta “WeRateDogs” (algo así como “Nosotros calificamos perros”) en la que se publican imágenes de distintos perros y se les añade un puntaje: Sonja superó la calificación más alta.
“Esta es Sonja. En su defensa, diré que nadie le dijo explícitamente que las abejas no son comida”, señalaron al presentar a la mascota desde la cuenta de fanáticos perrunos. Muchos usuarios aprovecharon para sumar las fotos de sus propios animales en situaciones similares.
Un seguidor del veterinario se refirió a la problemática que afecta a más perros de lo que se cree y preguntó cómo se hace para frenar a los animales que hacen eso como parte de un juego. “Ellos no van a aprender. No saben que eso los perjudica”, explicó el especialista.
Y continuó: “Así que mi recomendación es que se mantenga el césped corto para minimizar el número de abejas que pueda haber en el parque y tal vez sería bueno organizar una serie de antihistamínicos con su veterinario. Así los podrán tener a mano por si esto vuelve a ocurrir”.