¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

“Estoy pintando el paisaje, el monte, la tierra, los pájaros...”

La obra legada por Litania Prado, pintora wichí de Misión Chaqueña, marcó el camino a otros creadores de su comunidad y abrió una ventana a un mundo pleno de luz y colores.
Domingo, 22 de noviembre de 2020 21:42

El lugar que ocupa la obra de Litania Prado dentro de la plástica salteña está signado por los claroscuros de su vida, y a la vez por la luz y los colores de su mundo. Se ha escrito mucho acerca del sentido premonitorio que encierra el arte. Encontrar datos sobre sus pinturas tuvo varias derivaciones, y llevó necesariamente a El Tribuno a ingresar en una historia muy particular. Y también a repensar lo que supone en la idea occidental de lo artístico la irrupción de alguien que no participa de esa cosmovisión. El lugar que tiene esta mujer wichí y su pintura en el panorama artístico local.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El lugar que ocupa la obra de Litania Prado dentro de la plástica salteña está signado por los claroscuros de su vida, y a la vez por la luz y los colores de su mundo. Se ha escrito mucho acerca del sentido premonitorio que encierra el arte. Encontrar datos sobre sus pinturas tuvo varias derivaciones, y llevó necesariamente a El Tribuno a ingresar en una historia muy particular. Y también a repensar lo que supone en la idea occidental de lo artístico la irrupción de alguien que no participa de esa cosmovisión. El lugar que tiene esta mujer wichí y su pintura en el panorama artístico local.

Litania Prado nació en Misión Chaqueña, a 5 kilómetros del río Bermejo y a 45 km de la ciudad de Embarcación, cabecera del municipio de igual nombre en el departamento General José de San Martín, en Salta. Fue la primera pintora wichí. Suena extraño, y quizás lo es. La primera de su pueblo en el lado argentino que utilizó colores y técnicas de la plástica para contar su lugar. Lo que no es extraño es que una situación de enfermedad y pobreza la haya llevado a contactarse con el mundo de la pintura.
Desde los 19 años de edad, sufría fuertes dolores por una artritis reumatoide, que se fue agravando con el pasar del tiempo; de hecho, a los 28 años ya no pudo caminar más. Debido a esta enfermedad también quedó ciega cerca de dos años. Gracias a una cirugía, recuperó la vista.
En alguno de los tantos viajes a hospitales de las ciudades de Orán, de Salta capital desde su comunidad, Litania aceptó la propuesta de Alejandro Deane, de la Fundación Siwok, para aprender técnicas de pintura como una forma de generar recursos que la ayudaran a subsistir. Entonces, Deane la contactó con el plástico salteño Jorge Marino, quien fue a Misión Chaqueña y le dio lecciones sobre cómo preparar la base y luego pintar con materiales que él mismo le llevaba, acrílico entre otros. Litania ya pintaba. A partir de 1995, la actividad de esta mujer fue incesante. Expuso varias veces en La Casa de Salta en Buenos Aires y realizó dos exposiciones en el Museo de Arte Popular José Hernández, en conjunto con su hermano Reinaldo.


“Por primera vez, presentan una muestra de pinturas wichí actual. Unos 120 cuadros realizados por los hermanos Litania y Reinaldo Prado se exhiben en la Casa de Salta en Buenos Aires, en un hecho sin precedentes”, publicaba Infobae en su edición del 25 de marzo de 2006.
“Nunca antes se había impulsado una muestra de plástica indígena actual, a pesar de que el pueblo kolla tiene una larga tradición en la pintura y en los murales. Es la primera vez que los trabajos de un pueblo de la selva, como son los wichí, del Gran Chaco, llegan a Buenos Aires para exhibición y venta. Ninguno de los hermanos pudo llegar a la apertura de la muestra, pues Litania padece artritis reumatoide desde los 15 años, que la obliga a no poder movilizarse por sí misma; en tanto que su hermano decidió permanecer en Misión Chaqueña. La muestra permanecerá en exhibición hasta el 5 de abril en la Casa de Salta”, concluye la reseña.

Cronista visual
La obra de Litania la muestra optimista y llena de vida. Su trabajo de pintora le dio independencia y cierta dignidad. Sus pinturas dan cuenta de la vida de la comunidad, y sobre todo de la cotidianidad de la mujer. Se transformó en una cronista visual que volcó a través de los colores la vitalidad de su pueblo.
Sus obras cuentan historias de la pesca, de la recolección, dos modos antiquísimos de supervivencia en el monte chaqueño. Litania retrata la convivencia con el monte, el río y los animales, que los wichí llaman hermanos, personas. Las actividades que realizan las mujeres es otro de los temas en sus pinturas. La diversidad de dibujos que, combinando formas y tonalidades, tejen en red en las yicas, por ejemplo.

En octubre de 2012, el Museo Casa de Arias Rengel, con Guillermo Pucci como director, hace un homenaje a Litania Prado como iniciadora, generadora y creadora de la escuela wichí en la comunidad de Embarcación. Su obra ayuda a conocer su cultura, la vivencia que tienen y la apreciación sobre su contexto. Con Litania comenzaron a pintar también sus hermanos Reinaldo y Laura Prado, ya fallecida, después siguieron Sara Díaz, Emilia Ferreira y Saúl, compañero de Emilia. Noemí, hija de Reinaldo y Sara, también pinta. E incluso, Reinaldo trabajó con Sara en un taller en la comunidad para capacitar a los interesados, y esta actividad va en aumento.

En el catálogo de la muestra, el artista Jorge Marino describe su experiencia como profesor de pintura de Litania. “Acercarse a una comunidad wichí, como la de Misión Chaqueña, es conocer una realidad de carencias, que van desde el despojo de sus tierras, sus tradiciones o su libertad a las necesidades más elementales, sin las cuales es casi impensable el vivir o la supervivencia como nosotros la concebimos. Pero referirnos a Litania Prado es agregar a todo lo anterior los impedimentos de una enfermedad que la mantenía postrada, permitiéndole sólo algunos mínimos movimientos”, dice.


“Desde estas circunstancias, me llegó su pedido, ella quería hacer pintura, expresarse con el color. Me acerqué y la conocí. Sus manos se movían con dificultad desde un cuerpo prácticamente inmovilizado. Pero en su rostro había paz, en sus labios, sonrisa y en sus ojos, luz. Como dije, la rodeaba la pobreza más absoluta”, señala.
“Le acerqué algún material, consejos y enseñanzas elementales. Siempre que podía la visitaba y comentaba sus trabajos, los que pronto adquirieron relevancia y comenzaron a expresar un mundo que me asombraba y me embargaba, no por la capacidad técnica o la factura, sino porque lo que decía era inaudito: Litania que carecía de todo, salvo de la precariedad y del dolor, nos mostraba la vida exultante de alegría y plenitud, de abundancia y dicha; lleno los cielos y la tierra de pájaros, árboles y flores; la belleza en ella era la generosa naturaleza hasta el límite de lo indecible y la felicidad de la existencia”, agrega el artista residente en San Lorenzo.

En primera persona
Hay un registro en el que se puede ver y escuchar a Litania Prado. Corresponde a un programa de “Al Norte”, grabado en el 2000. Con la producción de Jorge Barbatti y la edición de Cristian Aimo y Carlos Pereyra, de El Estudio, la pintora entrega su voz para decirnos algo de lo que nos transmite con sus manos. “Soy Litania Prado, aborigen wichí, soy de Misión Chaqueña. Mi trabajo es lindo de pintar, me gusta muchísimo. Un pintor que me ha traído Alejandro Deane, de Salta, se llama Jorge Marino, él me ayudó a pintar, me enseñó algunos detalles, y por eso aprendiendo más cada vez. Estoy pintando el paisaje, el monte, la tierra, los pájaros... A mí me encanta el paisaje porque se encuentran muchas cosas muy diferentes de otro país. Árboles, distintos árboles, palo borracho... Guayacán... casi todos los árboles...”, dice Litania, sentada en el patio de su casa y rodeada por chicos que juegan.
“De 28 años empecé, no puedo caminar. Mi enfermedad empezó de cuando tenía 19 años. En el año 94, dos años atrás estuve ciega, me sufrí mucho... en dos ojos no podía ver. Estaba perfectamente ciega y me fui a Salta para hacer ver por los médicos. Y me han operado los dos ojos... y salió bien... Me quedaba sentada, sin hacer nada, y era triste para mí. Y para hacer algo ahora, me encanta. Empecé a dibujar a aprender y con eso me ayudo...”, cuenta.

Ilhintes Reinaldo Prado, en comunicación con El Tribuno desde Misión Chaqueña, contó: “En el 67, 7 de octubre de 1967 he nacido. La Litania era mayor. Ahora estoy trabajando en la casa, estoy pintando... Sí. A algunos les interesa y compra. No me acuerdo cuándo comencé pero hace mucho... 15 años más o menos hace. Bueno, vienen criollos hay veces, a alguno le interesa, le compran uno, dos pinturas. Hay veces me voy al monte, pintando en el monte...”. Hay material en la web sobre el trabajo de Reinaldo. Cuando este medio le pidió que exprese qué se le viene a la cabeza cuando le hablan de Litania, dijo: “Primero, en ser ayudante de ella, preparando pintura, preparando los colores. Después estoy aprendiendo, pintando, aprendiendo con Litania, junto a ella, paisajes, la culturaà Por la mañana, porque ella no puede hacer... está sentadita allí, y pinta... Y yo, preparando pinturas, trabajando”.
Florentina Prado, también hermana de Litania, no pinta, sí trabaja con el chaguar y hace yicas y otras artesanías. Sobre su comunidad, dijo: “Bueno, aquí estamos bien, pero hay veces si faltamos un poco de agua. Algunos no tienen agua, en el grifo. El río está lejos, 5 kilómetros está el río Bermejo. Todos son wichí aquí, pero hay criollos pero poco nomás. Me gustaría si algún día pueden venir aquí y llegar hasta mi casa, yo les puedo mostrar todo lo que ha hecho... la Litania. Eso nomás les quería decir”.

Sobre el arte wichí
Plásticamente, desarrollan un tipo de arte que va desde un hacer automático, una pintura directa. Si bien, Reinaldo a veces dibuja, muchas otras hace una pintura directa, como una cuestión naturalista en la que desarrolla su hacer pictórico con la naturaleza tan colorida y diversa en su paleta, y se ve reflejado en cada obra, ilustró personal del Museo Arias Rengel. En su obra está presente su contexto y eso se destaca, lo determina y desarrolla una paleta múltiple. Hay, en esa obra, una presencia de lo natural que ellos disfrutan y comparten.

Litania Prado murió en su pueblo en 2006, cuando tenía cerca de 50 años.
Realizó una obra pictórica de singular vitalidad que dio lugar a que otros wichís la siguieran. Gracias a sus ojos y manos se puede acceder al profundo mundo del Chaco salteño y compartir escenas cotidianas de ese espacio: la algarroba, la lluvia, el arco iris, las mujeres tejiendo en los patios y caminando en el monte, los hombres en el río, los pájaros, el suri, otros animalitos, los yuchanes florecidos... Y la luz de los colores abrazando todas las cosas.

* El Tribuno agradece la colaboración y los testimonios de personal del Museo Casa de Arias Rengel de la ciudad de Salta.
 

PUBLICIDAD