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12 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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San Martín, el político

Domingo, 16 de agosto de 2020 21:20

De sus 75 años de vida, solo 10 fueron de actuación pública en Latinoamérica. Pero San Martín tenía objetivos políticos claros: la independencia y la unidad latinoamericana. Es decir , la libertad política y la soberanía nacional. Sería imposible entender su proyecto si no nos ubicamos en el momento histórico que le tocó actuar , uno de los más intensos y transformadores en la historia de mundo. 

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De sus 75 años de vida, solo 10 fueron de actuación pública en Latinoamérica. Pero San Martín tenía objetivos políticos claros: la independencia y la unidad latinoamericana. Es decir , la libertad política y la soberanía nacional. Sería imposible entender su proyecto si no nos ubicamos en el momento histórico que le tocó actuar , uno de los más intensos y transformadores en la historia de mundo. 

En Occidente habían ocurrido los cambios más radicales de la historia: desarrollo del concepto de libertad religiosa a partir de la Reforma y Contrarreforma, tres revoluciones políticas (Inglaterra 1689, EEUU 1776, Francia 1789), reemplazo de paradigma social y económico a partir del capitalismo, nuevas formas de gobierno a partir del agotamiento del sistema dinástico que gobernó Europa por 300 años. 

Un hombre nuevo alumbraba un concepto de libertad espiritual, que derivaría en formas políticas y económicas. Un nuevo sujeto de la historia comenzaba a emerger: el pueblo . 

Educado en el marco del despotismo ilustrado en el Seminario de Nobles de Madrid, y luego en el ejército maduró estas ideas innovadoras a las cuales finalmente adhirió, pero a partir del pensamiento español de Feijoo, Jovellanos, Floridablanca, Gálvez y Campomanes. También fueron importantes las ideas de Cabello Mayor que propugnaba monarquías electivas al estilo de los antiguos visigodos. Este sistema también valoraba un retorno al poder de los consejos y cabildos, es decir, al pueblo. Conceptos de libertad, de equilibrio republicano y de incipientes democracias.

El desafío para los pueblos latinoamericanos en esas circunstancias era inmenso: por un lado necesitaban liberarse de una monarquía inepta y distante, por otro lado conformar una economía con características modernas de mercado y, finalmente, lo más complicado, constituir un Estado moderno y eficiente.

En España el grupo denominado Conjuración de Patriotas, que comenzó a funcionar en Madrid en 1807 donde actuaron los salteños José Moldes y Francisco Gurruchaga y con la presencia preponderante del venezolano Francisco de Miranda, formó parte de una red de logias cuyo eje central era la Gran Reunión Americana instalada en Londres. Es allí donde el Libertador se integra a la Logia Lautaro, que fue el más intenso motor de la campaña independentista. Este esquema de vinculaciones europeas resultó fundamental para el posterior reconocimiento de los países de aquel continente a la independencia Argentina. Los principios que orientaban a esta logia eran los de Independencia, Democracia y Constitución.

San Martín, ya instalado en Sudamérica desde 1812, realizó un constante accionar en pos de estos ideales. Como se verá, conforme su mente de estratega militar desarrolló movimientos tácticos teniendo en cuenta las actitudes y accionar del bando opuesto, con un conocimiento acabado de la realidad y de las posibilidades reales de cambiar esa realidad.

Su verdadero objetivo era ganar tiempo para poder liberar el Perú , centro de acción de los españoles en América, desde donde podría conformarse la patria grande como Estado único, que era el sueño que lo unía con Bolívar. 

En esos 10 años la actuación importante de San Martín fue en los actuales territorios de Perú y Chile, más que en lo que llamamos Argentina . En 1818, en Perú, el Libertador brega por el establecimiento de una confederación de estados y anuncia las bondades de esa alianza y federación perpetua.

En 1822, en carta a Bolívar, expresa que “la asociación de los cinco grandes estados de América que tiene por objeto la nota de V.E. del 8 de enero... naturalmente ha ocupado tiempo a todos los que meditan sobre la suerte y los intereses del pueblo americano. Yo pienso como usted porque habiendo combatido por la misma causa y viéndola triunfar en todas partes, su estabilidad es el último voto de mi corazón ... la libertad de América ... me impone el deber de emplear todo mi influjo en el mejor éxito de la misión Mosquera, hasta vernos reunidos en un solo punto el poder moral de que podemos disponer para concluir la guerra revolucionaria y fijar nuestros destinos” . 

Ese mismo año el tratado entre Perú y Colombia, motorizado por San Martín, promueve las bases para la futura conformación de los estados americanos. Desafortunadamente la entrevista de Guayaquil entre Bolívar y San Martín no dio lugar a un acuerdo que permitiera la expulsión definitiva de los españoles y la conformación de la patria grande como Estado plurinacional, al modo que si en cambio lo lograra los Estados Unidos de NorteAmérica. Su actuar debe ser entendido en el marco de la política internacional y latinoamericana. 

En la proclama por la que se despide del pueblo peruano pueden extraerse los principios de su filosofía política: “Presencié la declaración de la Independencia de Chile y del Perú, existe en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar al imperio de los incas, y he dejado de ser hombre público: he aquí recompensado con usura 10 años de revolución y guerra. Mi promesa para con los pueblos en que he hecho la guerra está cumplida: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de los gobiernos. La presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte estoy cansado de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo, estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular, y no más. En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas dividirán sus opiniones, los hijos de estos darán el verdadero fallo”.

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