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Los hipermillonarios de la pandemia

Miércoles, 13 de enero de 2021 00:00

Mientras el producto bruto mundial cayó en 2020 un 4 %, el mayor descenso desde 1945, un núcleo ultra-selecto, constituido por los cien hombres de negocios más acaudalados del planeta, incrementó sus fortunas en 1,8 billones de dólares, a la par que otros cincuenta empresarios fueron eyectados a una lista de flamantes multimillonarios con patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares. En ese lapso, el índice S&P, que mide la evolución de las acciones en la Bolsa de Wall Street, aumentó un 15% y el NASDAQ, que exhibe la valuación de las empresas tecnológicas en el mercado neoyorquino, trepó un 42%.

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Mientras el producto bruto mundial cayó en 2020 un 4 %, el mayor descenso desde 1945, un núcleo ultra-selecto, constituido por los cien hombres de negocios más acaudalados del planeta, incrementó sus fortunas en 1,8 billones de dólares, a la par que otros cincuenta empresarios fueron eyectados a una lista de flamantes multimillonarios con patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares. En ese lapso, el índice S&P, que mide la evolución de las acciones en la Bolsa de Wall Street, aumentó un 15% y el NASDAQ, que exhibe la valuación de las empresas tecnológicas en el mercado neoyorquino, trepó un 42%.

La agencia Bloomberg, que desde hace ocho años lleva un prolijo registro de las modificaciones en las grandes fortunas, señaló que en 2020 el "top 100" de esa nómina aumentó su patrimonio en un 31%, de 5,8 billones de dólares a 7,6 billones. No hay antecedentes de un salto anual de esa magnitud. Los primeros veinticinco puestos de la lista están ocupados por personas con un patrimonio superior a los 100.000 millones de dólares y los veinte lugares siguientes por personas con fortunas mayores a los 50.000 millones de dólares.

Según Bloomberg, los dos hombres más ricos del planeta son el estadounidense Jeff Bezos, titular de Amazon, la empresa de comercio electrónico más importante del mundo, y el sudafricano Elon Musk, también residente en EEUU, fundador de la compañía de automóviles eléctricos Tesla y de diversos emprendimientos tecnológicos vinculados con la industria aeroespacial. Ambos sumados cosecharon ganancias por 217.000 millones de dólares. Bezos aumentó su patrimonio en 72.700 millones de dólares. Aumentó un 63%, de 116.000 a 188.000 millones de dólares. Musk ganó 144.000 millones de dólares, en lo que se considera la mayor acumulación de riqueza anual en la historia. Es una competencia cabeza a cabeza: para S&P, Musk llegó a superar a Bezos en los primeros días de enero.

El "top ten" encabezado por Bezos y Musk está integrado, en ese orden, por Bill Gates (fundador de Microsoft), Bernard Arnault (titular de Luis Vuitton), Marck Zuckerberg (Facebook), Warren Buffett (el inversor financiero de mayor renombre internacional), Larry Page (uno de los dos creadores de Google), Steven Ballmer (socio de Microsoft), Serguéi Brin (el compañero de Page en el nacimiento de Google) y Larry Ellison (Oracle).

De esos diez, sólo Arnault reside fuera de Estados Unidos. A su vez, el "top 50" está compuesto por 44 estadounidenses, dos chinos, un mexicano, un indio, un francés y un español. El único latinoamericano es Carlos Slim.

Los nuevos súper ricos

Pero la pandemia promovió la irrupción de una nueva camada de multimillonarios vinculados con la investigación científica y la producción de insumos médicos. La revista Forbes elaboró una lista de cincuenta expertos y empresarios de este rubro que lideran o son inversores en empresas consagradas a la fabricación de vacunas o de tratamientos contra el coronavirus o fabrican dispositivos o insumos médicos importantes para la atención de los afectados por la enfermedad y han pasado a engrosar el club de las grandes fortunas.

Entre los exponentes de esta camada ascendente registrada por Forbes figuran Ugur Sahin, el médico alemán de origen turco que está detrás de BioNTech, y el francés Stéphane Bancel, CEO de Moderna. Ambas compañías fabrican dos de las vacunas más prometedoras contra la COVID-19.

Sahin acumuló un patrimonio de 4.200 millones de dólares y Bancel una fortuna de 4.100 millones. Además de Bancel, otros dos inversores de Moderna obtuvieron ganancias multimillonarias: uno es el profesor estadounidense Timothy Springer, de la Universidad de Harvard, cuyo patrimonio alcanza hoy los 2.000 millones de dólares, y el otro su compatriota Robert Langer, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que acumula un capital de 1.500 millones de dólares. Otro caso emblemático es el italiano Sergio Stevanato, del grupo Stevanato, empresa dedicada a producir los viales de vidrio necesarios para transportar las vacunas, que figura en la lista con un patrimonio de 1.500 millones de dólares.

Un dato relevante señala los deslizamientos en marcha en la cúspide del poder económico mundial. Mientras en la lista de los grandes híper millonarios que podríamos calificar de "consagrados" hay una mayoría abrumadora de estadounidenses, en esta flamante nómina de los supermillonarios emergentes existe un impresionante predominio chino: suman treinta de los cincuenta primeros puestos. Los restantes lugares están ocupados por nueve estadounidenses, cuatro indios (otra novedad geopolítica), dos canadienses, un alemán, un francés, un italiano, un suizo y un dinamarqués. El primer empresario chino de esa nómina, aunque figure cuarto en el ranking general, es Hu Kun, presidente de Contec Medical Systems, una compañía encargada de la fabricación de productos médicos como oxímetros de pulso y aparatos para chequear el estado de los pulmones.

Una aceleración histórica

Si en la lista de hipermillonarios de Blooomberg resulta obvio el predominio avasallante de personajes vinculados a las nuevas tecnologías de la información, también disparadas en su valor hasta el infinito por la pandemia a raíz de la expansión acelerada e incontenible del comercio electrónico.

El teletrabajo, la educación a distancia y la telemedicina, la nómina de Forbes revela el ascenso de personalidades relacionadas con el mundo científico y con el floreciente negocio de la biotecnología que emerge de la pandemia como una formidable fuente de oportunidades para los inversores.
En realidad, este auge de la biotecnología está apalancado en los prodigiosos avances de las tecnologías de la información, que tienden a multiplicarse con los incesantes progresos en materia de inteligencia artificial.
El gigantesco salto cualitativo que implicó en el año 2000 la decodificación del genoma humano fue el resultado de esa convergencia tecnológica bautizada como biología computacional y el punto de partida de una nueva etapa en el conocimiento científico.
Arvind Gutpa, un estadounidense de origen indio, titular de IndieBio, el fondo de inversión biotecnológica más grande del mundo, señala que “la biología es la única ciencia capaz de dar respuesta a los problemas fundamentales que enfrenta el mundo, como la salud de los seres humanos o la del propio planeta”.
La inédita velocidad con que el mundo científico respondió al crucial desafío de crear vacunas contra la COVID-19 corroboró esa presunción.
Los hechos ratifican también la hipótesis de que la pandemia acelera las tendencias previas a su irrupción. Esa aceleración del tiempo histórico adelanta los procesos que ya estaban en marcha.
 El vector es el despliegue de los adelantos científico-tecnológicos en el mundo de la producción. La valorización de los bienes intangibles, producto del conocimiento humano, en detrimento de los bienes físicos dejó de ser un pronóstico para convertirse en un hecho. La sociedad del conocimiento empieza a hacer honor a su nombre.
Para comprobarlo, no hace falta leer revistas especializadas. Alcanza con revisar las listas de los nuevos multimillonarios.
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