Deportivo La Merced, al vencer anoche a Juventud Antoniana por 2 a 0, dio el primer paso para avanzar a la final de la Copa Salta. El equipo vallisto, que hizo de local en el estadio Martearena, se aprovechó de los errores defensivos del santo y terminó justificando el triunfo y ahora, en la revancha, con solo empatar habrá clasificado para la definición de la competencia.
El representativo del Valle de Lerma inició el trámite como un equipo más maduro, ejerciendo el control del juego en zonas estratégicas del campo, frente a un equipo antoniano que intentó imponer intensidad, pero se equivocó porque sus volantes no estuvieron acertados en la entrega de los pases. De hecho, Juventud, con el correr de los minutos fue desnudando serias falencias en la última línea y cuyas desatenciones provocaron dejar espacios vacíos. De esos descuidos, en uno supo sacar provecho la formación de Martín Martos. En una contra, Leo Silveira, sin un rival que le persiguiera, encaró hasta llegar al área grande y con un toque justo venció la resistencia de Rodrigo Montero.
Juventud buscó equilibrar el juego, pero le faltó orden y así se fueron al descanso.
Todo el peso y la responsabilidad para dar vuelta un resultado en contra se presentó por el lado antoniano, por lo que tuvo que salir a hacer el gasto, pero tenía que cambiar la actitud de lo que había mostrado en la primera parte. Pero no hubo caso porque Javier Villalba elevó la cuenta y bajó las persianas a favor de La Merced.
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Deportivo La Merced, al vencer anoche a Juventud Antoniana por 2 a 0, dio el primer paso para avanzar a la final de la Copa Salta. El equipo vallisto, que hizo de local en el estadio Martearena, se aprovechó de los errores defensivos del santo y terminó justificando el triunfo y ahora, en la revancha, con solo empatar habrá clasificado para la definición de la competencia.
El representativo del Valle de Lerma inició el trámite como un equipo más maduro, ejerciendo el control del juego en zonas estratégicas del campo, frente a un equipo antoniano que intentó imponer intensidad, pero se equivocó porque sus volantes no estuvieron acertados en la entrega de los pases. De hecho, Juventud, con el correr de los minutos fue desnudando serias falencias en la última línea y cuyas desatenciones provocaron dejar espacios vacíos. De esos descuidos, en uno supo sacar provecho la formación de Martín Martos. En una contra, Leo Silveira, sin un rival que le persiguiera, encaró hasta llegar al área grande y con un toque justo venció la resistencia de Rodrigo Montero.
Juventud buscó equilibrar el juego, pero le faltó orden y así se fueron al descanso.
Todo el peso y la responsabilidad para dar vuelta un resultado en contra se presentó por el lado antoniano, por lo que tuvo que salir a hacer el gasto, pero tenía que cambiar la actitud de lo que había mostrado en la primera parte. Pero no hubo caso porque Javier Villalba elevó la cuenta y bajó las persianas a favor de La Merced.