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Más carne producida a pasto podría salvar el planeta

Jamie Blackett, productor británico, asegura que comer mayor cantidad de carne producida a pasto podría salvar el planeta.
Sabado, 13 de noviembre de 2021 20:27

En tiempos en donde la necesidad de producir en forma más sustentable y más amigable con el medio ambiente, lleva a los productores a pensar prácticas agropecuarias en equilibrio con el medio ambiente, surgen diferentes artículos de interés como el publicado en el diario británico The Telegraph, escrito por Jamie Blackett -político británico, productor, autor y columnista independiente en distintos medios del Reino Unido- el pasado 20 octubre, titulado “Para salvar al planeta deberíamos comer mayor cantidad de carne producida a pasto y no menos”.

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En tiempos en donde la necesidad de producir en forma más sustentable y más amigable con el medio ambiente, lleva a los productores a pensar prácticas agropecuarias en equilibrio con el medio ambiente, surgen diferentes artículos de interés como el publicado en el diario británico The Telegraph, escrito por Jamie Blackett -político británico, productor, autor y columnista independiente en distintos medios del Reino Unido- el pasado 20 octubre, titulado “Para salvar al planeta deberíamos comer mayor cantidad de carne producida a pasto y no menos”.

“...Si albergas una idea preconcebida difusa de que debes dejar de comer carne para detener el calentamiento global, entonces se debe en gran parte a que muchas personas han trabajado asiduamente para hacer que ese sea el mensaje recibido. Pero la verdad es que la mejor forma de curar los ecosistemas del mundo es invirtiendo en la economía pastoril y devolviendo carbono al suelo haciendo pastar el ganado”, advierte el autor británico y señala que “Eso significa comer más carne alimentada con pasto, no menos”.

Para Blackett, la mayoría de nosotros sabemos más sobre la vida en Marte que sobre el suelo bajo nuestros pies. “Una cucharadita de suelo sano contiene más organismos vivos que seres humanos en la tierra (alrededor de 10.000 especies de microorganismos). Apenas estamos comenzando a comprender lo que sucede en la rizosfera (región del suelo que está en contacto con las raíces), y cuanto más descubrimos, más nos damos cuenta de que arar la tierra para cultivar alimentos de origen vegetal es catastróficamente malo, el resultado de un giro incorrecto en la agricultura hace unos 5600 años”, describe y agrega que lo que es bueno es planificar todos nuestros sistemas agrícolas, particularmente los arables, en torno a mayor pastoreo del ganado, bosteo y pisoteo de la vegetación, para vigorizar las capas superficiales del suelo agotadas, para que tengan la combinación adecuada de bacterias y hongos y puedan absorber el dióxido de carbono (CO2) a través del crecimiento de las plantas y devolver el carbono al suelo, a la hierba, a donde pertenece. “Esa es la tesis del movimiento de agricultura regenerativa liderado por el ecologista zimbabuense Allan Savory y el ganadero de

Dakota del Norte Gabe Brown. Si estos dos hombres no poseen nombres muy conocidos es porque la BBC ha fallado en su misión de educarnos...”, señala.

Jamie Blackett se pregunta: “Pero, ¿qué pasa con el metano?”, y explica: “ El metano es un gas de efecto invernadero, creado por los rumiantes, entre otras fuentes, que luego se recicla en el suelo al descomponerse en CO2 y ser absorbido por las plantas. Eliminar la fuente de metano puede parecer una solución inteligente a corto plazo, pero destruiría el potencial del suelo para secuestrar carbono”.

Luego, el autor asevera que “Es mucho mejor hacer de la necesidad una virtud”, y se explaya: “La industria láctea está comenzando a recolectar biogás a partir de bosta, para generar electricidad en las granjas. Arla, la procesadora de lácteos más grande del Reino Unido, estima que una vaca puede producir lo suficiente para alimentar a tres hogares al año. Si todavía está aterrorizado por el metano, pronto habrá aditivos alimentarios anti-flatulencia para ganado hechos de algas marinas que podrían reducir las emisiones hasta en un 82 por ciento. Después de toda una vida produciendo leche y carne, permitiendo el secuestro de carbono y sustentando la vida de insectos y aves en los pastos, las vacas son sacrificadas para alimentarnos y hacer zapatos. El sebo de la carcasa de una típica vaca lechera se puede transformar en unos 50 litros de biodiesel”. “¿Por qué nunca te has enterado de todo esto? Quizás has estado en el canal equivocado”, inquiere Blackett.

Abonando la posición de Jamie Blackett, según los especialistas del INTA, el pisoteo animal ayuda a incorporar al suelo la bosta y otros residuos orgánicos en descomposición. Esto se transforma en humus, lo que promueve el crecimiento de las raíces de las plantas, la retención de agua y el desarrollo de microorganismos. 

El engorde a pasto es una alternativa con gran potencial para aumentar el secuestro de carbono orgánico en el suelo. Siempre cuando este sistema es manejado con técnicas de pastoreo regenerativo. 

Esta situación ocurre al tiempo que contribuye a reducir los niveles de dióxido de carbono atmosférico y compensa los gases emitidos por los animales.
 

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