La pandemia marcó un antes y un después para el sistema educativo; desnudó las falencias pero también permitió visualizar las oportunidades para cambios necesarios que permitan conservar su vigencia y su rol en la sociedad actual. Es un momento oportuno para tomar medidas correctivas que propicien la disminución de las brechas y desigualdades, además de mejorar la calidad del aprendizaje con nuevas herramientas que optimicen el presente de nuestros alumnos y tener objetivos a futuro contando con recursos humanos mejores formados para ser participes activos en el escenario de la "economía del conocimiento" que no es otra cosa que la industria de la educación de calidad para insertarse en el mundo en mejores condiciones para ser partícipes activos de las nuevas formas de producción características de la cuarta revolución industrial.
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La pandemia marcó un antes y un después para el sistema educativo; desnudó las falencias pero también permitió visualizar las oportunidades para cambios necesarios que permitan conservar su vigencia y su rol en la sociedad actual. Es un momento oportuno para tomar medidas correctivas que propicien la disminución de las brechas y desigualdades, además de mejorar la calidad del aprendizaje con nuevas herramientas que optimicen el presente de nuestros alumnos y tener objetivos a futuro contando con recursos humanos mejores formados para ser participes activos en el escenario de la "economía del conocimiento" que no es otra cosa que la industria de la educación de calidad para insertarse en el mundo en mejores condiciones para ser partícipes activos de las nuevas formas de producción características de la cuarta revolución industrial.
En esta crisis los docentes demostraron, una vez más, el gran liderazgo e innovación que tienen para garantizar que el aprendizaje no se detenga y los alumnos no se queden atrás; pero ciertamente, no alcanza. Hay que fortalecer la formación docente de alta calidad ya que deben afrontar numerosas problemáticas para las cuales el nivel de formación es insuficiente, desactualizado o desvinculado de la realidad. La tarea pedagógica y la gestión escolar son claves para mejorar cualquier indicador educativo; la calidad del aprendizaje depende en gran medida de la calidad de la enseñanza y si los aprendizajes disminuyen hay que tomar acciones urgentes para que no se convierta en catástrofe.
El diseño e implementación de una política educativa acertada que afecte a miles de niños y jóvenes salteños mejorando sus condiciones y consolidando su formación, exige establecer prioridades en base a un plan de trabajo integral atendiendo a cuestiones que no siempre son tan evidentes y que tardan en mostrar resultados, pero que deben ser sistemáticas y sostenerse en el tiempo. La pandemia develó muchos indicios que permitieron darnos cuenta que la política educativa actual no está siendo eficaz ni eficiente. Se debe trabajar al respecto para mejorarla.
Un buen diagnóstico
La importancia de los datos, para hacer un buen diagnóstico de la realidad educativa local, es fundamental. No se pueden atacar los problemas y diseñar políticas "a ciegas"; imposible hacerlo sin datos e indicadores integrados y perfectamente trazables. Ante la falencia local de sistematización y digitalización de los mismos que nos ayuden a tener un panorama de la realidad concreta, los resultados de las evaluaciones de aprendizaje de pruebas nacionales e internacionales que se realizan para medirlos (Aprender; ERCE; PISA, Etc.) son un buen insumo la toma de decisiones. Por ellas concluimos que el diagnóstico del aprendizaje en Salta es alarmante: los alumnos aprenden poco; el fracaso escolar es elevado; existen grandes desigualdades teniendo en cuenta lo social y según se trate de escuelas del ámbito rural o urbano; la escasa conexión a internet y el uso de las Tics demuestran los bajos niveles de utilización de estas herramientas en el aula con fines pedagógicos. A esto se suman el abandono, la repitencia y la escasa graduación en el secundario. La demanda de capacidades y habilidades en este nuevo contexto desactualizan aún más las que se logran en el secundario; esto plantea la necesidad urgente de revisar las modalidades haciéndolas atractivas para satisfacer las necesidades del mercado laboral y de conocimientos como así también el reto de actualizar los planes para adecuar los contenidos curriculares; además de proponer medidas que propicien la articulación entre lo académico y el ámbito productivo que ayuden a mejorar indicadores de pobreza y disminuyan el porcentaje de Ninis. Los alumnos no están accediendo a saberes indispensables para una inserción socioeconómica plena que les permita superar la pobreza estructural que se vive en Salta. En el nivel superior no universitario se lograron destacables avances, pero es fundamental la actualización de la oferta educativa y curricular, como también adecuarla a las necesidades regionales para acompañar el desarrollo productivo. Este breve balance refleja, desde todo punto de vista, un problema que es estructural y sobre el cual hay que tomar medidas concretas para mejorarlo. En este contexto, las dificultades de los docentes es central; en muchos casos atraviesan solos los desafíos que se presentan en el aula.
Mantener lo bueno
Hay políticas que se llevaron a cabo en los últimos años que se deberían mantener y profundizar. Entre ellas, la ley de Financiamiento Educativo, afianzar la formación docente y su jerarquización a través del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD) que tienen alcance nacional, la renovación de contenidos educativos que se hicieron a través de una tarea consensuada y participativa que dio como resultado los NAP para los niveles inicial, primario y secundario aprobados por el Consejo Federal de Educación; la ampliación del nivel inicial y la jornada extendida en el primario, además del Plan Secundaria 2030, etc.
Pero Salta necesita plantear una política educativa integral, como lo hicieron otras provincias, en el afán de mejorar la calidad educativa y sentar las bases de una transformación que permita un salto cualitativo importante. La política basada sólo en la construcción de escuelas y la entrega de computadoras, no alcanzan en el escenario post COVID.
La experiencia de la pandemia y su impacto en la educación dejo secuelas importantes que hay que tener en cuenta en un plan de mediano y largo plazo como suelen ser los educativos y establecer prioridades y formas de financiamiento.
En mi opinión, lo primero a tener en cuenta y mejorar en el corto plazo en nuestra provincia es la sistematización que permita la digitalización de los datos educativos para poder construir indicadores relevantes para la toma de decisiones acertadas.
Disponer información integral digitalizada que ponga el foco en lo pedagógico por cada escuela de Salta es clave. No se puede mejorar lo que se desconoce.
Internet llegó para quedarse. Mejorar la cobertura y la conexión en la provincia es crucial. Utilizando este recurso se podrían mejorar la gestión de trámites administrativos que tanto papel, burocracia y tiempo llevan a los docentes, alumnos y personal administrativo en general. Ni qué hablar si se ponen a disposición las plataformas educativas existentes para la implementación de modelos híbridos de aprendizaje en toda la provincia que mejoren la cobertura y faciliten la retención. Sino qué sentido tiene entregar computadoras a todos los chicos, principalmente de localidades del interior, si no están conectados y no están dadas las condiciones para el aprendizaje con un acompañamiento pedagógico adecuado. Los recursos son escasos y hace necesario que se trabajen con criterios de eficiencia y eficacia en la gestión escolar.
La necesidad de transformar el secundario ,principalmente, es otra prioridad. Así como está les resulta difícil a los alumnos permanecer y aprender; el abandono y deserción son elevados. La graduación es baja. La experiencia y el conocimiento actualizado en cuanto a herramientas digitales que adquirieron durante la pandemia sumado a los cursos de formación específicos debieran ser cuestiones a consolidar como así también la actualización de planes de estudio, potenciar el inglés y adecuación de contenidos curriculares en todos los niveles revisando especialmente cuales son las competencias mínimas necesarias por nivel en este contexto de grandes transformaciones estableciendo planes de evaluación permanentes en el sistema para hacer adecuaciones necesarias. La revisión de la oferta en el nivel superior no universitario adaptándola a la realidad actual es necesaria para que acompañe al desarrollo regional.
Teniendo un plan educativo viable, estableciendo prioridades, metas y objetivos cuantificables y los tiempos que llevará obtener resultados se pueden planificar los costos incrementales de las propuestas que se hagan y cómo obtener los mismos. Por ejemplo, comenzando por el nivel Inicial, si se desea incrementar la cobertura para niños de 4, 3 y jardines maternales se puede establecer, en base a objetivos concretos, cuantos recursos serán necesarios para lograrlo. Elevar la Jornada Extendida para un mayor porcentaje de niños del nivel primario también se puede cuantificar estableciendo objetivos de cobertura para el corto y mediano plazo. El financiamiento del apoyo pedagógico integral para disminuir el abandono y el fortalecimiento de la formación docente son variables cuantificables y que se pueden plasmar presupuestariamente como también el costo de la cobertura de internet en la provincia.
Es necesario el compromiso de todos los actores educativos y ser consientes de la necesidad de innovar y transformar. En este camino, la Argentina y, particularmente Salta, necesitan que las clases dirigentes hagan de la educación una prioridad como herramienta clave para superar los niveles de pobreza. Los dirigentes deben liderar el proceso de mejora para contagiar el entusiasmo y compromiso a la población, los docentes, las familias, los alumnos, los medios y el sector privado. Transformar la educación es tan difícil como necesario y posible. La Argentina y Salta tienen todo para lograrlo.