Al reanudarse esta mañana la audiencia de debate, habló el primer testigo. Se trata de un albañil que conoce a Sergio Vargas, uno de los imputados. En su empresa constructora trabaja uno de sus hermanos. Contó que también Sergio Vargas trabajaba para él de manera eventual. También su hermana indicó que su principal actividad de Vargas es la albañilería y que de forma secundaria, se dedicaba a la venta de artículos de temporada.
inicia sesión o regístrate.
Al reanudarse esta mañana la audiencia de debate, habló el primer testigo. Se trata de un albañil que conoce a Sergio Vargas, uno de los imputados. En su empresa constructora trabaja uno de sus hermanos. Contó que también Sergio Vargas trabajaba para él de manera eventual. También su hermana indicó que su principal actividad de Vargas es la albañilería y que de forma secundaria, se dedicaba a la venta de artículos de temporada.
Tras finalizar las testimoniales, declaró Sergio Vargas, quien contó que el día del asesinato de Jimena Salas salió hacia zona norte con intenciones de visitar a su madre, para luego vender algo en Vaqueros. Por la mañana, dijo, tomó el colectivo en Bº San Ignacio, porque a esa hora van llenos. Fue a casa de su madre, pero ella no estaba. Desayunó y se fue a Vaqueros. Se bajó en la Municipalidad, alrededor de las 10. Luego se dedicó a vender. Le quedaban algunas alpargatas y las ofertaba a vecinos. Recordó, que ese día estaba muy enfocado en vender.
También dijo que se paró en la esquina de la casa de Salas para ver por donde comenzar a ofrecer los productos. Quería desocuparse rápido para ir luego, alrededor de las 14, al Bº Las Vertientes. Dijo que tocó las manos en la casa de Jimena y que nadie lo atendió, por lo que siguió caminando.
Posteriormente aseguró que a eso de las 15 llegó a una obra de Vaqueros, donde se encontraba un conocido. Lo saludó y conversó con él. Compartieron un vino y le preguntó por un trabajo. Cuando se iba, le ofreció acercarlo en su moto. Esto pasó alrededor de las 16, detalló.
Tras cruzar el puente de Vaqueros, Vargas relató que tomó el colectivo rumbo a la ciudad. Ese día, afirmó, le había dejado el celular a su mujer. Al respecto, dijo que siempre tuvo el mismo celular, aunque reconoció haber adquirido celulares robados y que revisó la página del diario sobre el hecho (asesinato de Jimena), para informarse.
Vargas negó conocer a Jimena Salas y a Cajal Gauffin, y de haber oficiado de “datero”.