Víctor Zárate, un reciclador urbano, decidió hacer algo por los cachorros que son abandonados en el basural. Trajo consigo 17 perritos para regalarlos en la plaza central de Gral. Güemes. En solo 6 horas logró conseguir familias que los adopten, a los que se sumaron otros 8 que fueron acercados para que también les encuentre hogar.
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Víctor Zárate, un reciclador urbano, decidió hacer algo por los cachorros que son abandonados en el basural. Trajo consigo 17 perritos para regalarlos en la plaza central de Gral. Güemes. En solo 6 horas logró conseguir familias que los adopten, a los que se sumaron otros 8 que fueron acercados para que también les encuentre hogar.
Cacho, como es conocido, recicla materiales en un sector del basural de Güemes, se instaló allí formando parte de una cooperativa que se iba a hacer cargo de los desechos urbanos no orgánicos, los que iban a ser separados en origen.
El proyecto quedó sin poder completarse, por lo que Zárate se quedó trabajando por su cuenta. Desde su lugar de trabajo es testigo de todo el maltrato que sufren los animales, especialmente los cachorros recién nacidos, los que son abandonados en cajas o bolsas para que mueran en el basural, o se críen alimentándose de lo que traen las bolsas arrojadas por los camiones recolectores.
"Muchas veces me hice cargo de algunos de ellos, les compro alimentos para que no vivan solo de comer basura, eso es algo que muchas veces los enferma. Pero es muy caro para mí, tengo muchos perros a los que cuido además de darles alimento, pero cada vez llegan más, me apena tener que dejarlos para que se críen solos o mueran intentando sobrevivir", manifestó Cacho.
Frente a la necesidad que sentía de rescatar a los últimos cachorros que dejaron abandonados, tomó la decisión de llevarlos a la ciudad para intentar encontrarles un hogar. Se instaló alrededor de las 10 con 17 cachorros que trajo consigo, los puso dentro de una vieja bañera para que no se escapen, colocó dos banderas para llamar la atención de quienes pasaban por el lugar y se instaló en una esquina de la plaza central.
"Pensaba quedarme hasta la noche si era necesario, quería entregar la mayor cantidad posible de perritos en adopción, sin embargo a las 16 ya había cumplido con mi propósito".
Un pedido con lógica
Cacho pidió al municipio castración para las hembras que viven en el basural. “De esa manera no van a poder continuar pariendo cachorros entre la basura”, dijo Zárate, quien espera no tener que repetir esta pequeña campaña. Muchas personas que se acercaron y no podían adoptar dejaron alimentos o antiparasitarios para colaborar. El concejal David Silva le propuso repetir la experiencia con ayuda del municipio, pero no aceptó debido al temor de que la gente se abuse de su trabajo y lo llene de animales abandonados.