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En una ambulancia del hospital trasladaba asado, pan y alcohol

El chofer estaba ebrio al igual que su acompañante. Iban a una “fiestita” de finde. El operativo se realizó en El Carril, ruta 33. El chofer fue multado por 90.000 pesos.
Domingo, 15 de agosto de 2021 01:19

Un escándalo de proporciones se originó en medio de la ruta 33 en el acceso de El Carril cuando un chofer de una ambulancia del hospital Joaquín Corbalán de Rosario de Lerma totalmente borracho fue detenido por la policía de Tránsito y una patrulla del 911. El acompañante del conductor, también ebrio, amenazó con llamar a sus influencias políticas si no los dejaban pasar porque se les hacía tarde para el asado organizado por ambos en una casa de barrio Santa Rita de El Carril.

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Un escándalo de proporciones se originó en medio de la ruta 33 en el acceso de El Carril cuando un chofer de una ambulancia del hospital Joaquín Corbalán de Rosario de Lerma totalmente borracho fue detenido por la policía de Tránsito y una patrulla del 911. El acompañante del conductor, también ebrio, amenazó con llamar a sus influencias políticas si no los dejaban pasar porque se les hacía tarde para el asado organizado por ambos en una casa de barrio Santa Rita de El Carril.

El chofer de la ambulancia identificado como Alberto Altamirano, jefe de mantenimiento del hospital rosarino, afirmó a los policías que "estaba llevando a su acompañante a Santa Rita porque recién había terminado un trabajo de durlock en el nosocomio de Rosario de Lerma".

Los policías no les creyeron ya que la prueba de alcoholemia dio 1,2 gramos de alcohol en sangre del chofer. Inmediatamente fueron demorados y se les secuestró la unidad que estaba en muy malas condiciones mecánicas.

Sorpresa fue de los inspectores de Tránsito de El Carril que viene realizando controles en las rutas 68 y 33 de este municipio, cuando al abrir la puerta del rodado se dieron con una gran cantidad de cervezas, varios kilos de asado y pan fresco para supuestos pacientes de Santa Rita.

El acompañante del imprudente chofer amenazó que llamaría a una diputada provincial de la zona y al mismísimo secretario de Seguridad de la Provincia, Benjamín Cruz, para que los dejen seguir los policías en este control vial.

Luego de la consulta ante la fiscalía los dos individuos fueron demorados, y al chofer Altamirano se le labró acta por 90 mil pesos por manejar un vehículo en pésimas condiciones mecánicas y por conducir en estado de embriaguez.

Lo que no se pudo saber hasta el cierre de esta edición es si el asado adonde debían llegar con los avíos se realizó, tras el percance sufrido por los organizadores.

Tras las declaraciones de los demorados y su insistencia en que estaban trabajando "de alguna manera", la policía pudo constatar que el acompañante nunca estuvo realizando un trabajo en el hospital de Rosario de Lerma. El chofer de apellido Altamirano había sacado la ambulancia de Rosario de Lerma sin permiso. El rodado no tenía balizas, y el embrague estaba en las peores condiciones.

El Tribuno pudo averiguar que la gerenta del hospital de Rosario de Lerma, María Eugenia Rivero, llegó después del incidente a El Carril a informarse sobre el episodio ocurrido y que involucró a un jefe de área de este nosocomio. La médica dijo: "Que hagan lo que tengan que hacer con este procedimiento. Este personal sacó sin permiso la ambulancia y deberá responder por ello".

La ambulancia quedó secuestrada en Tránsito Municipal de El Carril.

Cargando y bajando alcohol

La policía siguió a la ambulancia hasta el control de tránsito. 

El operativo que detectó a la ambulancia conducida por un chofer ebrio se inició cuando una patrulla del 911 observó a los ocupantes bajar a comprar bebidas en un local cercano a la intersección de las rutas 68 y la 33.

La manera en que se movían hizo sospechar que no se trataba de una emergencia médica ni mucho menos, así que decidieron confirmar sus sospechas.

La policía los escoltó a distancia hasta el control de tránsito de la Municipalidad de El Carril, donde los detuvieron. Allí se realizó el procedimiento, con el test de alcoholemia y el control vehicular y de sus documentos de circulación.

Luego de algunas averiguaciones de rutina salió todo a la luz.

Los dos ocupantes no estaban al servicio de la salud y el vehículo que utilizaban había sido desviado de su función pública y estratégica en tiempos de pandemia, para uso personal y, peor aún, para realizar una fiesta clandestina, supuestamente.

De esa manera quedó establecido que la ambulancia de Rosario de Lerma estaba siendo utilizada para salir a comprar las vituallas para un festejo: asado y otros menesteres de una reunión entre amigos en el barrio Santa Rita de El Carril.

La multa de 90.000 pesos nada dice del sufrimiento de aquellos pacientes y ciudadanos comunes que nunca pueden acceder a este servicio esencial de emergencia que, como se ve, se utiliza para otros fines. 

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