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Mujeres fabrican habanos en El Espinal

En medio del cerro, las productoras tabacaleras sueñan con vender su producto a gran escala.
Lunes, 02 de agosto de 2021 01:43

En el paraje El Espinal, a quince kilómetros de El Jardín, un grupo de seis mujeres fabrican habanos con toda la paciencia que requiere el sistema de secado y producción. Las tabacaleras Blanca Balderrama, Raquel Ramos, Trinidad Ramos, Teresita Ramos, Marilyn Apaza y Patricia Flores sueñan con comercializar su producto a gran escala.

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En el paraje El Espinal, a quince kilómetros de El Jardín, un grupo de seis mujeres fabrican habanos con toda la paciencia que requiere el sistema de secado y producción. Las tabacaleras Blanca Balderrama, Raquel Ramos, Trinidad Ramos, Teresita Ramos, Marilyn Apaza y Patricia Flores sueñan con comercializar su producto a gran escala.

El paraje, característico por sus diversos tonos de color verde, está ubicado casi en la cima de los cerros sureños y tiene alrededor de trescientos habitantes.

En la zona, que es casi un cien por cien tabacalera, las mujeres apuestan a una actividad que mayormente siempre fue desarrollada por hombres. En sus inicios se capacitaron con un proyecto del INTA junto a la dirección de Agricultura Familiar de la provincia y la Cámara de Tabaco de El Jardín.

"Cuando iniciamos esta actividad, en un principio la idea era probar la variedad de tabacos en la zona para ver qué resultados tenía", recordó a El Tribuno Patricia Flores, una de las integrantes.

"Luego se comenzó a almacenar el producto, que es muy parecido al tabaco Virginia pero no tiene proceso de estufado. Después de que realizamos la capacitación para el armado y el procesamiento, con hojas que tienen tres años de estacionamiento, tenemos la idea de empezar a comercializar el producto", señaló.

Se aprende "desde la cuna"

Respecto a cómo nació la actividad, Flores indicó que "comenzó como una rama de la Asociación de Mujeres del Espinal. Además de dedicarnos al tabaco, hay varias mujeres apicultoras. Al ser una zona netamente tabacalera, en la cual hay más de ochenta años de experiencia, podríamos decir que esta actividad se aprende desde la cuna. Y si bien el trabajo de la mujer rural no está reconocido en el tabaco, justamente son las que más experiencia tienen con el cultivo".

En cuanto al proceso productivo, explicó que "este tipo de tabaco que usamos salva del proceso de estufado y de cargar las hojas. Estas hojas se secan, se encañan a la manera tradicional y se cuelgan. Todo esto es un trabajo sumamente artesanal, en el que se plancha cada hoja con las manos, se seleccionan y clasifican, porque todas las mujeres somos clasificadoras desde siempre".

 

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