Una vez más la División Lacustre y Fluvial El Tunal intervino contra la acción depredadora de pescadores furtivos que sin observar las leyes vigentes ni las consecuencias de su accionar, provocan serios daños a la fauna ictícola de los ríos de la provincia.
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Una vez más la División Lacustre y Fluvial El Tunal intervino contra la acción depredadora de pescadores furtivos que sin observar las leyes vigentes ni las consecuencias de su accionar, provocan serios daños a la fauna ictícola de los ríos de la provincia.
En esta oportunidad los operativos se desarrollaron en los ríos Dorado y Del Valle, en el departamento de Anta, donde los operativos permitieron el secuestro de elementos y el decomiso de numerosos ejemplares que dorados y sábalos que habían sido extraídos de esos cauces.
El más resonante fue el operativo que se desarrolló en un servicio de patrullaje preventivo, el pasado miércoles 4 de agosto a partir de una denuncia sobre el ingreso por fincas privadas de un vehículo sospechoso rumbo al río del Valle.
En un vehículo particular, el comisario Marcelo Valdez y el sargento Ramón Pérez partieron hacia la zona a las 13.15 y patrullaron el lugar hasta las 0.30 del otro día con un resultado positivo, ya que dieron con los depredadores, aunque estos ya habían concretado la absurda matanza de peces.
Al cabo de varias horas de recorrer el citado río, cerca de las 22, los efectivos lograron dar con los pescadores, a quienes se les labró el acta contravencional por infracción al artículo 91 de ley 7135/01. Fueron identificados como Emanuel Naranjo, Miguel Angel Roldan y Ruben Palavecino, domiciliados en la localidad de Río del Valle. Los efectivos procedieron al secuestro de una red tipo pollera, ochenta y dos ejemplares de sábalos y doce dorados. Todo el producto de la pesca ilegal estaba siendo trasladado en caballos, dada la cantidad de peces capturados, los que al momento del secuestro fueron exhibidos por los policías. Las fotos resultan tan elocuentes como indignantes si se considera que esa enorme cantidad de ejemplares secuestrados son destruidos, ya que al tratarse de una carne tan delicada, la instrucción de la Justicia para la Policía, es destruir el decomiso de manera preventiva para evitar el consumo humano.