Por Roberto Dib Ashur- Ministro de Economía
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Por Roberto Dib Ashur- Ministro de Economía
De manera reiterada observamos azorados al mundo crecer y desarrollarse mientras que nuestro país permanece dando tumbos en medio de acusaciones y culpas ajenas.
Nuestra amada Patria no crece hace 10 años en términos per cápita. Es más, las brechas de ingreso se ensanchan y la pobreza (por ingresos) aumenta.
No es nuevo, claro está, que con alta inflación los conflictos se enardecen, las pujas escalan, las inversiones se minimizan, los puestos de trabajo declinan y las expectativas positivas se deterioran.
Toda esta situación se complejizó de manera profunda por la pandemia. Pero, aún sin ella, la coyuntura se presentaba, al menos, incierta.
Ahora bien, desde su gestación, el país se configuró de manera centrípeta, dirigida hacia los puertos, obteniendo como corolario indicadores socio económicos muy heterogéneos entre sus zonas geográficas. Y es así, que en Argentina, encontramos algunas jurisdicciones con ingresos per cápita similares a países desarrollados y otras con ingresos semejantes a los países mas pobres del planeta.
La provincia de Salta, por ejemplo, tiene un ingreso por habitante 7 veces menor a Ciudad de Buenos Aires y 2 veces menor al promedio del país.
¿Cómo revertir tal situación?
Para desarrollarnos, es conditio sine qua non un marco de acuerdo y paz entre los argentinos. Un conjunto de acuerdos básicos que nos brinden la plataforma sobre la cual construir el desarrollo.
Debe suceder que la paz le gane a la violencia y que la palabra venza al grito. Ésta es la coyuntura que necesitan las naciones para hacer florecer sus riquezas.
¿Dónde se encuentran las Riquezas de la Naciones hoy?
En el conocimiento. Los recursos naturales son importantes, son una enorme ventaja entre los países que los tienen versus aquellos que no. Sin embargo, el capital humano, el conocimiento de su población y los valores que practican, hacen la diferencia.
Con esto quiero decir, que es preciso aprovechar nuestros recursos naturales de la forma mas eficiente, inteligente y sustentable, además de incorporar otros sectores al desarrollo económico, como la economía del conocimiento.
¿Qué es la economía del conocimiento?
La economía del conocimiento incluye actividades que se caracterizan por el uso intensivo de tecnología y que requieren capital humano altamente calificado.
Dentro del sector encontramos servicios profesionales de exportación, industria del software, producción audiovisual, biotecnología, actividades de ingeniería, industria aeroespacial, entre otros.
Estas actividades tienen un alto potencial de crecimiento, de exportación y de generación de empleo. A su vez, la economía del conocimiento potencia el resto de los sectores económicos, contribuye a aumentar su productividad y, consecuentemente la riqueza del país.
Hoy la Argentina exporta cerca de 6 mil millones de dólares por estos servicios. Configurándose como el tercer sector exportador del país. De esta manera contribuye de forma relevante con las cuentas fiscales y comerciales.
¿Por qué tenemos una oportunidad?
Los argentinos somos reconocidos por nuestro talento individual, por la capacidad de resolver conflictos y por nuestra creatividad. Dicho talento se potencia por el buen nivel de nuestra educación superior y la valoración de la misma a nivel global.
A su vez, el uso horario compatible con occidente y el buen dominio del idioma inglés nos adicionan ventajas.
Es determinante destacar el hecho de que nuestro país posee conocimientos de vanguardia en industrias específicas de alta complejidad.
¿Los salteños podemos aprovechar la oportunidad?
Sí. Los salteños tenemos un ecosistema favorable para el desarrollo de la industria del conocimiento. Universidades con carreras demandadas y con muy buen nivel, institutos de investigación con gran prestigio, emprendedores con liderazgo, un número importante de estudiantes y egresados, además del clima, la belleza de sus paisajes, la calidad de vida y la calidez de su gente son atrayentes para aquellos que desean instalarse.
Los jóvenes tienen una oportunidad de incorporar conocimientos que los vinculen a este sector. Para potenciarla promovimos, recientemente, entre el Gobierno de la Provincia y la Universidad Nacional de Salta un programa de capacitación en programación. A su vez, estamos redactando la Ley de Economía del Conocimiento salteña para favorecer el desarrollo del sector.
No debo dejar de mencionar, que es imperativo el estudio del idioma inglés. Nos encontramos atravesando la cuarta revolución industrial, donde los clientes y las oportunidades provienen de todas las partes del mundo.
Es así que, desde nuestro lugar, la economía del conocimiento se configura en un motor del desarrollo posible.