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La euforia durante los primeros días de la guerra

La capital es rebautizada con el nombre de Puerto Argentino.
Viernes, 01 de abril de 2022 22:58

El 7 de abril, mientras una flota viajaba con destino hacia el Atlántico Sur, Gran Bretaña declara una zona de exclusión naval de 200 millas alrededor de Malvinas y anuncia que atacará a cualquier embarcación que se encuentre en el área.

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El 7 de abril, mientras una flota viajaba con destino hacia el Atlántico Sur, Gran Bretaña declara una zona de exclusión naval de 200 millas alrededor de Malvinas y anuncia que atacará a cualquier embarcación que se encuentre en el área.

Ese mismo día, el general del Ejército Mario Benjamín Menéndez es designado como gobernador militar de Malvinas, cuya capital es rebautizada con el nombre de Puerto Argentino. Alexander Haig se entrevista primero en Londres con Thatcher y luego viaja el 10 a Buenos Aires para reunirse con Galtieri en Casa Rosada.

El funcionario de Washington intenta persuadir una vez a los militares argentinos que no mantengan un gobernador militar en las islas.

Tras la reunión, Galtieri se dirige a una Plaza de Mayo llena de manifestantes que habían sido convocados para reivindicar los derechos soberanos del país sobre Malvinas. “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, remarca el presidente de facto ante una multitud que vitorea la decisión de escalar en el conflicto.

Fernando Morales era un joven de 23 años, recién recibido como oficial de la Marina Mercante y como tal reservista con el grado de guardiamarina en la Armada Argentina.

El 2 de abril era su cumpleaños y a la noche se embarcó a Malvinas en el buque Río Cincel de la empresa estatal ELMA, que se convirtió en el primer barco de carga que llegó a Malvinas tras la recuperación.
Transportaba planchas de aluminio para reforzar la pista del aeropuerto de Puerto Argentino que utilizaría la Fuerza Aérea.

“Las Fuerzas Armadas en Malvinas trabajaban de forma descoordinada y estanca. Cada una tenía una tarea asignada y parecía ejecutarla de manera autónoma en relación a las otras armas”, indicó Morales.

En Malvinas, el Río Cincel participó de un rescate y llevó desde las islas a Mar del Plata datos de los isleños británicos que habían sido recolectados por la inteligencia naval, además de cumplir otras travesías en esos días de guerra.

El 25 de abril, Gran Bretaña retoma el control de las Georgias mediante la operación Parequet y entre los militares de la guarnición argentina que se rindieron se encontraba el teniente Alfredo Astiz, un represor de la ESMA. El submarino nuclear HMS Conqueror de la Royal Navy navegaba desde mediados de abril la zona y había brindado cobertura a las naves que desembarcaron en Georgias y patrullaba las aguas del Atlántico Sur.

“Un día salimos de Malvinas con destino a Madryn y nos ordenaron volver y luego retomar el curso. Entramos y salimos de la zona de exclusión con el Río Cincel. Poco después nos enteramos que querían ver si éramos detectados por alguno de los submarinos nucleares que navegaban por esas aguas”, recordó Morales.

La flota británica se encontraba en posición y horas antes del 1 de mayo e intimó por radio la rendición de la guarnición argentina en las islas.

A las 4.45 de ese día, un avión Vulcan proveniente desde la isla de Ascensión, una base británica en el medio del Atlántico, lanzó proyectiles y bombas racimo sobre la pista de Puerto Argentino, donde causó un agujero de unos 20 metros.

Sin embargo, la pista siguió operativa hasta el final del conflicto con la llegada y salida de varias misiones de aviones Hércules que mantuvieron el puente aéreo con el continente. Pero ese día se repitieron las incursiones aéreas británicas con ataques de cazas bombarderos Harrier y Sea Harrier que fueron contrarrestados por las defensas antiaéreas de la Fuerza Aérea y la Armada.

La Royal Navy abrió fuego naval sobre las islas en horas de la tarde y golpeó las posiciones argentinas para reanudar los ataques por la noche.
 

 

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