Desde las primeras horas de este domingo, los salteños se encontraron con agrupaciones de gauchos a caballo, desplazándose diligentemente desde los diferentes municipios hacia el centro de la ciudad y despertando preguntas a su paso. Aunque el mes emblemático de Güemes acaba de terminar en nuestra provincia, los fieles salteños celebraron hoy una de sus festividades principales: la de la Virgen del Perpetuo Socorro.
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Desde las primeras horas de este domingo, los salteños se encontraron con agrupaciones de gauchos a caballo, desplazándose diligentemente desde los diferentes municipios hacia el centro de la ciudad y despertando preguntas a su paso. Aunque el mes emblemático de Güemes acaba de terminar en nuestra provincia, los fieles salteños celebraron hoy una de sus festividades principales: la de la Virgen del Perpetuo Socorro.
Pasado el mediodía ya se iniciaban operativos de tránsito y se empezaban a congregar los fieles, expectantes por la celebración que, tras dos años de restricciones por la pandemia, comenzaría a las 15.30. El recorrido inició en avenida Sarmiento y Alsina, bajando hasta la avenida Belgrano y avanzando hacia el este por los alrededores de su templo central, la tradicional Iglesia San Alfonso. Quienes intentaron circular por el centro esta tarde seguramente habrán notado cortes y movilizaciones.
Durante la festividad, los gauchos salteños fueron casi tan protagonistas como las imágenes que los vecinos llevaban en brazos: provenientes de Las Costas, La Merced, Lesser y una larga lista de localidades rurales cercanas, sumaron aproximadamente 5.000 jinetes que se vieron desfilar por el macrocentro, entre hombres, mujeres y niños. Los fieles, saludando desde los laterales, los duplicaban en cantidad.
Con la banda militar de los infernales de fondo y copleros venidos desde los valles al micrófono, el acto central que siguió a la procesión se extendió hasta pasadas las 18, hora en que estaba pautado el inicio de la misa.
Con cierta inquietud de los vecinos por iniciar la tan esperada celebración, se dispersó el desfile de los fortines y la multitud se dirigió a reafirmar su promesa con una de las advocaciones marianas más populares de la región. Entre feriantes, flores y cuadros replicando esta imagen oriental de la virgen, solicitaron una vez más el socorro y la ternura que, según predican, alivian el sufrimiento de los creyentes con sólo invocarla.