La suba de precios en alimentos básicos que hacen a la dieta de los argentinos es de todos los días. El salteño ya se acostumbró a pagar un "poco más" cada vez que pisa algún comercio para renovar el producto en la alacena y, por lo tanto, ya casi que no es noticia.
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La suba de precios en alimentos básicos que hacen a la dieta de los argentinos es de todos los días. El salteño ya se acostumbró a pagar un "poco más" cada vez que pisa algún comercio para renovar el producto en la alacena y, por lo tanto, ya casi que no es noticia.
Sin embargo, algunas verduras y las frutas aumentaron hasta un 100% en los primeros 10 días del nuevo año. Hoy hacer una ensalada resulta "bastante saladito" para el bolsillo.
En una recorrida por los principales mercados de la ciudad de Salta, sorprendió la abrupta suba que sufrió uno de los alimentos más requeridos como guarnición después de Año Nuevo, la papa, que pasó de 125 o 150 pesos el kilo a 250 o 300 pesos por kilo según el puesto.
"No hay mucha oferta de papa en la zona, a eso se le suma la sequía que está pegando duro en nuestro campo, hizo que la suba del producto sea de entre 80% a 100% en algunos casos", señalaron a El Tribuno los pequeños productores que venden en uno de los mercados de la calle San Martín. En el mercado mayorista los 20 kilos de papa pasaron de los 2000 mil pesos a los 3600 pesos en los primero 10 días del año.
Pero no solo la papa sufrió la suba de precio en los últimos días, también la lechuga se ha convertido en un "lujo" y ni hablar de la zanahoria, noble producto que hasta hace unos años era parte básica de una ensalada y que hoy está casi inalcanzable.
La zanahoria es uno de los productos más nobles que hay. Es bueno para el corazón, favorece la visión, cuida el hígado y ayuda a bajar el colesterol, entre otras propiedades. Hoy, el kilo se fue a 200 pesos, cuando hasta hace 10 días se podía conseguir a 120. El atado de zanahoria antes de las fiestas de fin de año se podía pagar 250 pesos, hoy está en los 400.
El tomate es otro de los productos que enriquecen cualquier ensalada. Además del sabor que aporta, es muy nutritivo y es fuerte en vitaminas y minerales. El kilo se conseguía entre los 80 a 100 pesos los más maduros, y en 150 pesos los redondos o peritas. Hoy el kilo subió 50 pesos y se ubica en los 200 por kilo. Algunos puesteros hacen alguna oferta si se lleva al menos 2 kilos.
Otra de las "vedette" de una ensalada es sin dudas la lechuga. En los mercados salteños se pueden conseguir tres variantes: crespa, repollada y mantecosa. Las tres sufrieron en este caso una suba de al menos 50 pesos por planta. La crespa que se conseguía antes de fin de año en 50 pesos hoy pasó a $100; la repollada y la mantecosa, que de $100 pasaron a $150. La colorada (con menos demanda entre los salteños) es otra de las variantes que se pueden conseguir en 100 pesos por planta.
Por último, es esta recorrida de precios en alza abarca también la infaltable cebolla, otra de las "reinas" de una ensalada con diferentes texturas y sabores. Hoy el kilo se puede conseguir entre los 200 a 350 pesos. El abanico de costos se encuentra si el consumidor compra en el mercado o en verdulería del barrio o la zona donde reside. La palta es otro de los productos que suele formar parte de la mesa de lo salteños. Es una de las pocas que tuvo una baja en el precio. El kilo en Salta se llegó a vender a 2.800 pesos, pero ahora bajó y se puede conseguir entre 2.000 y 2.500 pesos el kilo.
La sequía y la devaluación, para explicar las subas
Por más que el Gobierno nacional insista con el dólar oficial, el que cuenta en la calle es el "dólar blue".
Ese es el que cotiza en la frontera y es por donde se está yendo la mejor producción nacional. Hablamos de frutas y verduras que se están vendiendo por Salvador Mazza o por Aguas Blancas hacia el Estado Plurinacional de Bolivia.
Sucede entonces que estamos pagando el precio con el que se está vendiendo a Bolivia. Allí los compradores pagan en efectivo y en dólares, por lo que los productores venden en Salta a ese mismo precio internacional. En tanto, el salteño cobra salarios devaluados y en pesos.
Muchos no pueden pagar mil pesos por un kilo de manzanas, 350 pesos una docena de bananas o 2 mil pesos una sandía. Una ensalada de frutas o un licuado se volvieron prohibitivos en este enero con temperaturas que superan los 30 grados de máxima.
En el sector mayorista de la manzana, el precio de la jaula pasó de 8 mil pesos a 17 mil en los 10 primeros días que va del año, con una suba superior al 100%. La sandía, de costo, también al por mayor, pasó de los 50 pesos el kilo a 100 pesos en una semana. Las peras se fueron a 700 pesos el kilo.
El único consejo que brindan los puesteros es comprar mangos que rondan los 500 y 600 pesos el kilo.
El otro factor que determina el alto precio es la falta de agua. Según los productores que llevan las frutas y verduras a la feria de la avenida San Martín hay muy poca producción por el enorme déficit de agua que se registró en el último tramo del año pasado.
Es por eso, por ejemplo, que la producción de sandías y melones se vio afectada. Como baja la oferta, los precios suben.
Los transportistas aseguran un futuro poco prometedor con falta de agua y con la devaluación real como goteo. Al ejemplo lo dieron con la uva, que ya en pocas semanas comenzará a estar a punto. "No habrá mucha cantidad de uva por la sequía y la poca que saldrá ya está vendida a Bolivia. Eso hará que en la tierra productora de uvas no se puedan comer por el precio al que llegará", dijo un productor.
Si continúa la sequía, como ya está pronosticada, y se sigue devaluando el peso argentino, favoreciendo la venta al exterior, no existe esperanza alguna que los precios paren de aumentar.
Pero se debe decir que el precio también aumenta por otras cuestiones más "domésticas". El costo de vida de los trabajadores subió, se incrementaron los impuestos y crecieron los valores de los servicios públicos. Hoy, para abrir un puesto de la Feria San Martín se paga 1100 pesos diarios, además hay que comer, pagar la luz que son unos 1500 pesos mensuales y pagar el transporte para ir a trabajar que también subió. Todo es una rueda incontenible que hace que los precios suban descontroladamente.