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40 años de democracia en Salta, ¿Y ahora?

Viernes, 06 de octubre de 2023 02:34

La apropiación de las palabras es importante. A 40 años de democracia en el país y en Salta, corresponde analizar dónde estamos parados en el desafío de calidad institucional queriendo mejorar la función política y no hablar de castas.

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La apropiación de las palabras es importante. A 40 años de democracia en el país y en Salta, corresponde analizar dónde estamos parados en el desafío de calidad institucional queriendo mejorar la función política y no hablar de castas.

La Argentina apropió la palabra "democracia" como un signo de esperanza, de nuevo nacimiento y de estabilidad ante años nefastos de terror, crisis e inseguridad. Jugar con el sentir de lo que significa la democracia en el país es poner en duda a un trayecto dificilísimo que hemos recorrido como sociedad.

Yo nací, crecí y desarrollé mi vida adulta en democracia. Casta o no casta, sé que la democracia le dio al país, me dio a mí, y a usted, la forma más amplia, simple y directa de elegir los destinos de la Nación. Debemos volver a cargar de sentido a lo que define el sistema cultural y político de nuestro país, sabiendo que costó su maduración y que por supuesto es más que mejorable. Con este encuadre, en conjunto con la Fundación Konrad Adenauer (KAS) en Argentina y el capítulo salteño de la Asociación Civil Estudios Populares (ACEP), realizamos una encuesta en Salta capital para entender qué debemos festejar a 40 años de democracia en Salta y en qué aspectos debemos estar alerta, atentos y trabajar para mejorar nuestro sistema político. Esta columna repasa los datos mas interesantes, en clave nacional y provincial, sabiendo que el 22 de octubre el país vuelve a refrendar la democracia.

Logros y decepciones

Respetando la experiencia personal de cada persona encuestada, la primera pregunta y clave ronda en torno al nivel de preferencia del sistema democrático actual por sobre otras formas de gobierno.

El resultado refleja que 7,6 de cada 10 salteños consideran a la democracia preferible a cualquier otro sistema, pero la democracia saca una nota de 5,75 sobre 10 al preguntar qué tan democrático es el país. En otras palabras, el 76% de los encuestados celebran vivir en democracia, pero la calidad del sistema político solo llega al 57,5% cuando 100% es el máximo de la nota.

Cuando profundizamos en las respuestas a través de una metodología de diálogo con los encuestados, encontramos que la definición de democracia se centra en la capacidad de elegir periódicamente y en la expectativa puesta en que "la política" solucione los problemas diarios. Al preguntar sobre actores principales, queda en evidencia que la totalidad de los encuestados consideran la performance del Gobierno nacional actual como "mala o muy mala" y que la figura presidencial representa "decadencia, debilidad y denigración".

Pasando al plano salteño, solo una persona reconoció a uno de los siete diputados nacionales por Salta en mandato actual. Es más, al explorar la democracia en función del rol del Congreso Nacional, los encuestados consideran que "los legisladores no van a trabajar y que solo votan de acuerdo con intereses propios o partidarios".

Democracia y autoritarismo

Aun celebrando el consenso democrático del 76%, cuando la encuesta pregunta sobre niveles de conformidad con el sistema político, el umbral se derrumba al 50%. Al segmentar el dato por edades, se observa que la franja etaria de 18-30 años es el grupo más conforme con la democracia con el 53%. Un dato realmente contrastante con el grupo etario de 50 años y más que responde con un 66% de disconformidad. La brecha generacional y la experiencia personal de los bienes de democracia claramente contrastan en esta dimensión, pero no tanto al consultar sobre alternativas al sistema democrático.

Por ejemplo, de un universo de 26% de encuestados que creen que un gobierno autoritario es preferible en algunas circunstancias especiales o de crisis, tanto el grupo etario de 50 años o más y el de 18-30 años, un 29% y 24% respectivamente, lo consideran preferible. La razón emerge al preguntar sobre qué consideran una situación especial o qué expectativas tendrían hacia un gobierno no-democrático al entregar sus derechos civiles y sociales. La respuesta es obvia y alarmante al mismo tiempo: "Mientras me solucionen los problemas, que sea el gobierno que sea". Específicamente, de este sector de los encuestados, el 37% apoyaría un gobierno autoritario y sin mediación del Congreso, y un 36% un gobierno autoritario encabezado por las fuerzas armadas. Claro, el 63%, y mayoría, restante, coincide en que un gobierno por fuera del sistema democrático no es lo mejor para el país.

En las respuestas a este ejercicio de reflexión, se priorizan los derechos y la libertad por encima de la situación económica y las urgencias que pueden dar pie a sacrificar el sistema político en pos de mejorías transitorias puramente al bolsillo. Lo que arroja el análisis en Salta es que la democracia se observa como un instrumento insuficiente, que no logra dar resultados y soluciones a la gente.

Entonces, ¿cuáles son los actores democráticos a los que la gente pide soluciones y sobre qué temas? Más del 90% de los salteños no confía en el Gobierno nacional, en el Congreso, en el presidente y en los partidos políticos.

El podio de actores con mejor valoración en Salta son las fuerzas armadas con el 37%, la policía con el 25% y el poder judicial con un lejano 15%. Umbrales de apoyo muy bajos y en actores de seguridad que tiene una relevancia menor en el sistema democrático en comparación con el Congreso, el Poder Ejecutivo o el Poder Judicial. Es más, al abordar el tema del Poder Judicial, se presentó a los participantes una foto de los jueces de la Corte Suprema de la Nación. Solo uno pudo decir de quiénes se trataban. No es difícil imaginarse qué hubiese pasado si se mostraba la foto de los jueces de la Corte Suprema de Salta, que aún con una reforma Constitucional exprés, tampoco entraría en la consideración de los encuestados como un actor relevante para la democracia.

Deudas pendientes

Pasando a la dimensión de temas que adeuda la democracia, la encuesta revela la insatisfacción con el acceso a la justicia, la educación, la salud y la redistribución del ingreso. Como se ve, no todos los temas son económicos. Mas bien, tienen a describir la realidad de servicios públicos insatisfechos, de mala calidad y sin inversión.

Los encuestados, y lo que se percibe en este período electoral, urgen soluciones a problemas diarios dentro de un esquema de planificación, transparencia y dedicación de los actores democráticos al bien común. Es muy difícil poder incrementar la satisfacción hacia la democracia si los que lideran gobiernos democráticos no ven con urgencia la necesidad de dar respuestas inmediatas. Por ejemplo, aún cuando las elecciones provinciales declararon un ganador claro en Salta, a seis meses de ese triunfo, no hubo todavía cambio de gabinete o una reacción desde la gestión. Decisiones como esta -alejadas de lo que los encuestados piden- explican que veamos una porción importante de salteños y salteñas dispuestas a negociar sus derechos civiles y políticos apoyando a un gobierno autoritario a costa de recibir bienes públicos y servicios de calidad.

Esta es la deuda de la democracia a 40 años: no dormirse en los laureles y profesionalizar la función pública como servidor de las necesidades comunitarias, sin peros, sin antagonismos políticos y con la mirada en el bien común. Por eso, dos datos alentadores hacia el 22 de Octubre. Los encuestados están de acuerdo en un 70% en que el gobierno democrático que se elige debe terminar su mandato, pero que ese gobierno debería ser de unidad entre partidos políticos para un plan de gobierno creíble. No hay más tiempo ni espacio para la confrontación absurda de un país por todo por hacerse.

 

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