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Los argentinos, atentos al presidente electo

Domingo, 26 de noviembre de 2023 03:04

En términos de expectativas y atención de la sociedad, es relevante la semana después de los resultados electorales. Pero para comprender la semana después se hace necesario analizar los meses previos, máximo en Argentina donde se vivió con intensidad tres elecciones, en medio de una economía agobiante, entreverada con variados escándalos de corrupción e inseguridad creciente. Hacen que se llegue a unas elecciones con el humor social cargado de temor, frustración y angustia y pase a la semana poselectoral a un estado de una mezcla de esperanza, anticipación y cierta dosis de incertidumbre.

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En términos de expectativas y atención de la sociedad, es relevante la semana después de los resultados electorales. Pero para comprender la semana después se hace necesario analizar los meses previos, máximo en Argentina donde se vivió con intensidad tres elecciones, en medio de una economía agobiante, entreverada con variados escándalos de corrupción e inseguridad creciente. Hacen que se llegue a unas elecciones con el humor social cargado de temor, frustración y angustia y pase a la semana poselectoral a un estado de una mezcla de esperanza, anticipación y cierta dosis de incertidumbre.

Este humor social es consistente con el análisis de la composición del voto observado en las elecciones PASO, en las generales y con el balotaje. Redondeando cifras, en las PASO, con una participación del 70%, Javier Milei obtuvo el 30%, Sergio Massa el 21%, y el restante 49% eligió en primera instancia otro candidato. Quedarían descartados para ir a elecciones generales Horacio Rodríguez Larreta y Juan Gravois, que habían obtenido el 11% y 6% respectivamente. Este 17% de electores deberían ahora decidir en las elecciones generales entre Milei, Massa, Bullrich, Schiaretti y Bregman. Luego los resultados de las generales reflejaron que Milei mantuvo su 30% y Massa creció a 37%, el restante 33% eligió otro candidato. Quedó así definido el balotaje entre Massa y Milei. Ahora ese restante 33% es el que tuvo en su decisión quien sería el presidente de los argentinos, ya que los que votaron tanto a Massa como a Milei repetirían su voto. Queda el electorado conformado prácticamente en tres tercios, 36% Massa, 30% Milei y 33% Otro (24% de Patricia Bullrich, 7 de Juan Schiaretti y 2% de Myriam Bregman). Esta conformación nos revela la composición del voto de Massa y Milei obtenido en el balotaje.

Milei obtuvo la victoria en las elecciones con el 56% de los votos, frente a Sergio Massa con el 44%. Un análisis detallado revela que Milei cuenta con un núcleo sólido del 30% de voto fiel, evidenciado tanto en las PASO como en las elecciones generales. Por otro lado, Massa posee un voto duro propio del 21%; el restante se compone de votos provenientes de Gravois, del 10% de los votantes de Larreta y un incremento en la participación electoral. En las PASO, el 70% del padrón votó, mientras que en las generales ese número aumentó al 77%, y estos 7 puntos adicionales favorecieron a Massa, es así que sumó 37%.

El triunfo de Milei en el balotaje se sustentó en la obtención del 84% de los votos provenientes de Bullrich y Schiaretti, mientras que Massa consiguió el 26% restante de ese bloque. Esto indica que Milei tiene una base sólida del 30% de voto propio, respaldado por un 26% de votantes que lo consideraron como segunda opción, muchos de ellos provenientes del respaldo a Bullrich y al sector del macrismo. Este grupo, lleno de expectativas, está otorgándole un voto de confianza adicional.

El nuevo presidente electo enfrenta también un sector de un electorado opositor disperso, conformado por simpatizantes de Massa, kirchneristas, un sector del macrismo e independientes desencantados. Este complejo escenario define el contexto desde el cual el nuevo líder deberá abordar las expectativas del país.

Es evidente que una amplia mayoría de la sociedad está anhelando un cambio significativo y se muestra expectante ante las transformaciones por venir. Cada movimiento del presidente electo es observado con atención por parte de la población, que aguarda el inicio de una nueva era.

Expectativas de Cambio

Tras una campaña intensa y debates encendidos, el país se encuentra al borde de una transición. La esperanza por un cambio positivo, a menudo la fuerza impulsora detrás de la elección de un nuevo líder, está en su punto más alto. Los ciudadanos esperan mejoras en áreas cruciales: economía, educación, salud, seguridad y justicia. Existen principalmente expectativas de políticas que fomenten la estabilidad económica, la reducción de la inflación y la generación de empleo.

Incertidumbre

Sin embargo, junto con la esperanza, existe una dosis saludable de incertidumbre. Los ciudadanos, conscientes de los desafíos históricos y las complejidades políticas, se mantienen atentos a los primeros pasos del presidente electo. Cada declaración, nombramiento o señal política es analizada de cerca y se convierte en tema de discusión en los hogares, lugares de trabajo y en las redes sociales.

Primeras acciones

El presidente electo comienza a esbozar su plan de acción, designa miembros clave del gabinete y, en muchos casos, pronuncia su discurso inaugural. Estas primeras acciones sientan las bases para su mandato y juegan un papel crucial en la formación de la percepción pública sobre su liderazgo.

En medio de la diversidad política y social, el llamado a la unidad suele ser un tema recurrente. El presidente electo, en su discurso y acciones iniciales, busca generar consenso y construir puentes entre distintos sectores de la sociedad. La forma en que logra manejar estas diferencias y construir una visión compartida puede definir la dirección de su gobierno.

En conclusión, la semana posterior a la elección de un presidente en Argentina es un momento cargado de expectativas, donde la esperanza por un cambio positivo se entrelaza con la cautela y el análisis crítico. Es un período crucial que establece el tono para los próximos años y donde los ojos del país están atentos a cada movimiento del nuevo líder.

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