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3 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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¿Estanflación o receflación?

No es un juego de palabras sino una precisión imprescindible: en la Argentina ya no hay "estancamiento" sino "recesión", es decir, una caída del producto que, según pronósticos, se profundizaría mientras la inflación seguiría adueñada de la escena económica.
Sabado, 02 de diciembre de 2023 01:47
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Cada vez más, los términos técnicos se infiltran en las charlas de sobremesa. Eso no parece ser un problema cuando se da en entornos familiares o de amistades, y se habla acerca de lo que no conocemos o nos depara el destino de nuestro país y que, claramente, nos preocupa.

Pero cuando es alguien con poder de decisión quien lo usa, no resulta tan inane como parece. Tal es el caso de un término que se instaló en los últimos días en el debate económico popular: "estanflación". El significado del término, puesto en contexto, transmite un mensaje de alerta a la población, un aviso cuyo significado difiere del que solemos darle los economistas. Por eso trataré en lo que sigue de usar un término que creo resume con mayor precisión la noticia que recibimos los ciudadanos: "receflación".

Una primera pregunta es ¿qué significa estanflación? Hay que decir que se trata de un oxímoron, una figura literaria que consiste en la convivencia en una misma expresión de dos términos semánticamente contrarios. Así, el término pretende rescatar dos fenómenos de la vida económica: el estancamiento económico (por eso lo de "estan") con inflación ("flación"). Estos dos fenómenos son -en principio- contradictorios. Los procesos de estancamiento económico suelen caracterizarse por constancia o baja del nivel general de precios (deflación), mientras que los períodos de recuperación de la actividad productiva están acompañados por períodos de aumentos de precios (inflación). Entonces hablar de estanflación es equivalente, por ejemplo, a decir "que fría está esta calurosa mañana".

Analizada en detalle, la estanflación descubre claramente que la fuente de la inflación, su causa básica, se encuentra en una puja entre sectores por mantener su participación en la distribución del ingreso con un producto que está estancado y una política monetaria activa que hace oídos de los reclamos sectoriales: paritarias, contratos de alquileres indexados, aumentos de tasas de interés, etc. En otros términos, siendo la producción de este año igual a la del año pasado, si aumenta la participación de un sector en el reparto, los otros perderán y para no hacerlo reclamarán subas, con lo cual todos los precios aumentan y la inflación se propaga. Este fenómeno de estanflación estuvo presente en la economía argentina desde el año 2011 a hoy.

Lo que se dice que sucederá "mañana" es otra cosa, similar a la anterior, pero peor en términos de sus consecuencias sociales. Podríamos llamar a ese fenómeno "receflación" es decir, recesión con inflación. La diferencia entre estanflación y receflación es que no vamos a tener estancamiento económico (el mismo producto), sino recesión (caída del producto). El producto no se mantendrá de un año a otro, sino que decrecerá, el de "mañana" será menor al "hoy".

Retomando la idea anterior, vamos a enfrentar mermas en la producción con puja distributiva y sin emisión monetaria que acompañe a los reclamos. Este proceso desnudará aún más que el origen de la inflación no está en la emisión monetaria (como se sostuvo en varios espacios políticos últimamente), sino que se trata de un fenómeno estructural enraizado en el corazón de la actividad productiva y que está acompañado por emisión monetaria, con el fin evitar pérdidas distributivas de los sectores más débiles de la población.

Expliquemos lo anterior con un lenguaje más llano: en 2023 comíamos una pizza del mismo tamaño de la del 2011. Hay que tener en cuenta que en 2011 había en la Argentina 7 millones de personas menos de las que hay hoy. Más comensales para una pizza de idéntico tamaño, con lo cual cada uno come un poco menos que hace una década. Según lo que se dice ahora, de acá en más, la inflación continuará por un tiempo más, la población seguirá creciendo, y, lo que es peor, la pizza será cada vez más chica. ¿Cómo sentiremos ese fenómeno en nuestras vidas cotidianas? Con una caída estrepitosa del salario real de las personas ocupadas (no habrá ajustes de salarios y seguirán aumentando los precios) y con una caída aún más fuerte del ingreso per cápita de la población por aumentos en la desocupación abierta. Menos puestos de trabajo y personas compitiendo por esos puestos con salarios cada vez más bajos. Eso hará que las empresas no puedan vender sus productos, por lo que despedirán personal por caída de las ventas.

Por supuesto que el modelo de estancamiento con inflación no es sostenible en el mediano - largo plazo. Alguna solución tendría que haberse dado. La recesión es una de todas las posibles, quizá la más cruenta para la población en general y para la población que menos tiene en particular. La caída del salario real es un requisito en estas circunstancias para el inicio de una fase ascendente del ciclo económico. Lo que creo necesario entender es lo siguiente: la Argentina saldrá de la recesión profunda (podría decirse "no hay recesión que dure cien años"), probablemente tengamos menos inflación al final del camino, pero no se habrán curado las heridas. Seguirán funcionando y probablemente en su expresión más cruda, los factores de siempre; esos que causan pobreza, desigualdad económica y sufrimiento de la gente.

 

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