¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

11°
9 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La crisis pone a prueba al gobierno y a la oposición

Domingo, 24 de diciembre de 2023 01:21

Las dos primeras semanas de la presidencia de Javier Milei estuvieron atravesadas por tensiones y sorpresas que muestran un cambio drástico en el estilo político al que el país está acostumbrado. A los anuncios de recortes en el gasto y aumentos de tarifas, esta semana se sumó uno de los decretos de necesidad y urgencia más ambiciosos que se recuerde, con el que se aspira a una drástica transformación de la economía, del trabajo y del funcionamiento del Estado.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Las dos primeras semanas de la presidencia de Javier Milei estuvieron atravesadas por tensiones y sorpresas que muestran un cambio drástico en el estilo político al que el país está acostumbrado. A los anuncios de recortes en el gasto y aumentos de tarifas, esta semana se sumó uno de los decretos de necesidad y urgencia más ambiciosos que se recuerde, con el que se aspira a una drástica transformación de la economía, del trabajo y del funcionamiento del Estado.

El Gobierno dio sus primeros pasos mostrando en profundidad el deterioro económico y social producido por el estatismo exacerbado de los últimos veinte años.

La devaluación del dólar y las medidas de ajuste de gastos anunciadas por el ministro de Economía Luis Caputo dos días después del comienzo de la nueva gestión, generaron una reacción inmediata entre los gremios y en la oposición kirchnerista.

No obstante, nadie refutó el diagnóstico sobre las causas últimas de lo que, objetivamente, constituye un escenario desolador con muy pocos caminos de salida. El déficit, financiado con emisión de moneda y endeudamiento del Banco Central a través de títulos, genera inflación y desinversión, que son la causa, a su vez, de la actual "estanflación"; las consecuencias son desempleo, pobreza y exclusión.

Era previsible que el clima se enrareciera con la devaluación del peso, la previsión de varios meses de presión inflacionaria, el aumento de las tarifas de luz y gas, la eliminación de miles de nombramientos de cargos políticos en planta permanente del Estado, la paralización de obras públicas y la certeza de que "no hay plata".

La eliminación de intermediaciones y la administración directa del Estado de los planes de paliativos para el desempleo, que hoy dejan en manos de organizaciones sociales el manejo sin controles de más de $5.000 millones mensuales, fue un golpe a las organizaciones piqueteras.

El miércoles 20, la fecha elegida por los piqueteros para manifestarse contra Milei, el presidente ofreció dos muestras de decisión y de poder. En primer lugar, frustró la movilización con la advertencia de que quien manifestara, se quedaría sin plan social, y con un despliegue policial que, en si mismo, resultó disuasivo. La marcha se redujo a dirigentes y militantes, sin peso numérico.

Esa noche, personalmente, Javier Milei anunció el decreto de necesidad y urgencia para desregular la actividad económica, derogando leyes y modificando regímenes. Nada de esto sorprende, porque es lo que él anunció durante la campaña, pero la puesta en práctica pude generar incertidumbre incluso entre quienes lo votaron.

El decreto introduce cambios sustanciales en el régimen laboral, aunque lo que pone en guardia a la CGT es la libre elección de obra social o medicina prepaga por parte del trabajador.

Pero no es solo la CGT. El decreto es lo suficientemente complejo e involucra derechos como para exigir la participación y el debate en el Congreso. Ninguna transformación total como la que se insinúa puede tener éxito y sostenerse en el tiempo si se pone compulsivamente en marcha, en forma unilateral, en plena ebullición de una emergencia total como la que existe en estos días.

El Congreso debe abordar estos temas, sumados a los proyectos de Ley que enviará la presidencia en los esta semana, y debe hacerlo en forma urgente, racional, y asumiendo que los legisladores están obligados a ser fieles a los principios de la democracia.

El mensaje de las urnas no deja margen de dudas y las instituciones están obligadas a recuperar prestigio y autoridad.

La emergencia existe y es consecuencia de prebendas, arbitrariedades y despilfarro. Pero la única salida para el país la brindará una cultura democrática y republicana, para la que nos falta bastante.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD