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Revelan que miembros de la iglesia católica de Portugal abusaron sexualmente de casi 5.000 chicos

La abrumadora mayoría de las víctimas fue abusada más de una vez y alrededor de un tercio sufrió abusos durante al menos un año -en algunos casos hasta siete años-, concluye la investigación. 
Lunes, 13 de febrero de 2023 14:56

Sacerdotes y otros miembros del clero católico de Portugal abusaron sexualmente de al menos 4.815 menores desde 1950, según una comisión de investigación que anunció hoy sus conclusiones tras escuchar a cientos de víctimas.

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Sacerdotes y otros miembros del clero católico de Portugal abusaron sexualmente de al menos 4.815 menores desde 1950, según una comisión de investigación que anunció hoy sus conclusiones tras escuchar a cientos de víctimas.

"Estos testimonios nos permiten establecer una red de víctimas mucho más amplia, de al menos 4.815", declaró el psiquiatra infantil Pedro Strecht en una rueda de prensa en Lisboa.

El papa Francisco tiene previsto viajar a la capital portuguesa en agosto para las jornadas mundiales de la juventud y podría reunirse con las víctimas, indicó recientemente el arzobispo auxiliar de Lisboa, Américo Aguiar.

La investigación sobre el clero de Portugal fue encargada en 2021 por la iglesia de este país de arraigada tradición católica.

En octubre, un equipo de seis expertos, encabezado por Strecht, anunció que había registrado 424 testimonios legítimos de presuntas víctimas pero advirtió que el número total era "mucho mayor".

Los hechos denunciados revelan "situaciones graves que persistieron durante décadas, que se hacen más evidentes cuanto más se retrocede en el tiempo y que, en algunos lugares, adquirieron proporciones verdaderamente endémicas", concluyó el equipo en octubre, durante un primer balance.

La mayoría de los crímenes denunciados prescribieron, pero 25 acusaciones fueron transmitidas a las autoridades judiciales, que abrieron investigaciones.

Uno de esos casos es el de Alexandra, el segundo nombre de una mujer de 43 años que prefiere permanecer en el anonimato y fue violada por un sacerdote cuando se preparaba para la vida de monja a los 17 años.

"Es muy difícil hablar del tema en Portugal", un país en el que el 80% de la población se define como católica, explica Alexandra, que ahora es madre, se formó en informática y trabaja como ayudante de cocina.

"Llevaba muchos años guardando este secreto, pero sentía que era cada vez más difícil gestionar eso sola", cuenta durante una entrevista telefónica.

Llegó a denunciar a su agresor ante las autoridades eclesiásticas, pero se sintió "ignorada".

Tres años más tarde, los expertos de la comisión independiente ofrecieron escucharla y proporcionarle un apoyo psicológico.

En abril, el cardenal-patriarca de Lisboa y máximo prelado de la iglesia portuguesa, Manuel Clemente, se declaró dispuesto a "reconocer los errores del pasado" y a "pedir perdón" a las víctimas.

"Que los obispos pidan perdón no significa nada para mí. No sabemos si lo dicen en serio", replicó Alexandra, que dijo sentirse "asqueada" por la iglesia y su encubrimiento de los abusos sexuales.

El papa Francisco, que viajará a la capital portuguesa en agosto, podría reunirse con las víctimas.

Ante los miles de casos que han salido a la luz en todo el mundo y las acusaciones de encubrimiento, el Pontífice prometió en 2019 erradicar los abusos sexuales a menores del clero en el seno de la iglesia.

Varios países publicaron informes sobre estos delitos, entre ellos Francia, Irlanda, Alemania, Australia o Países Bajos.

Los obispos portugueses se reunirán a principios de marzo para sacar conclusiones del informe y "erradicar en la medida de lo posible esta lacra de la vida de la Iglesia", declaró en enero el secretario de la conferencia episcopal, el padre Manuel Barbosa.

VÍCTIMAS A LOS 11 AÑOS

La abrumadora mayoría de las víctimas fue abusada más de una vez y alrededor de un tercio sufrió abusos durante al menos un año -en algunos casos hasta siete años-, concluye la investigación.

Cerca del 53% son niños y comenzaron a sufrir abusos entre los 10 y 14 años, aunque la edad media apenas supera los once. La mayoría ronda hoy los 52 años y alrededor del 20% está en los 40.

Casi el 60% residía con sus padres y pocos revelaron lo que estaba ocurriendo. Como media tardaron diez años en contarlo y más de una cuarta parte apenas se atrevió a hablar cuando se puso en marcha esta investigación, en enero del pasado año.

El silencio fue el cómplice de los abusadores: El 77% de las víctimas nunca presentó una queja ante la Iglesia y solo en un 4% hubo una denuncia ante la Justicia.

Muchas de las víctimas que revelaron los abusos a sus familias no fueron creídas o incluso fueron rechazadas.

PERFIL DEL ABUSADOR

Las víctimas sufrieron violaciones y todo tipo de abusos: penetraciones, sexo anal, oral, tocamientos, masturbación, palabras ofensivas... La mayoría de los abusadores fueron hombres (96%) y sacerdotes -alrededor del 77%-.

Los abusos se sucedían en seminarios, dependencias de las iglesias -incluidos altar y sacristía-, confesionarios, casas parroquiales, centros de acogida, escuelas o instituciones deportivas.

Por zonas, los delitos se registraron en el todo el país, con especial incidencia en Lisboa, Oporto y Braga, y afectaron a víctimas de todas las clases sociales.

FIN DE UNA NOCHE DE SILENCIO

"Los testimonios son emocionalmente muy intensos" y deben servir para acabar con "una larga noche de silencio, vergüenza, miedo y culpa", reclamó hoy Strecht.

La investigación confirma que Portugal no fue una excepción y que la dimensión y violencia de los abusos en el seno de la Iglesia lusa es similar a la denunciada en países vecinos.

Pese a que los expertos subrayaron la "voluntad" de colaboración de la cúpula católica por la apertura de archivos para documentar los abusos, la socióloga Ana Vasconcelos, miembro de la comisión, alertó contra "una actitud de banalidad del mal".

La Conferencia Episcopal, que ya ha recibido el informe, analizará la investigación en una asamblea extraordinaria el próximo 3 de marzo.

En la abultada documentación, más de 500 páginas, se multiplican los testimonios de las víctimas.

Como el de la niña abusada en una institución de acogida que hoy reclama Justicia: "No soy un número, soy una persona".

 

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