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La tragedia de Lucio, un desafío para la escuela

Jueves, 20 de abril de 2023 02:34

La mediación educativa tiene mucho para aportar ante la tragedia planteada por los tormentos y la muerte que sufrió el pequeño Lucio Dupuy, que conmovió a la sociedad y motivó la sanción unánime de una ley, hace pocos días, destinada a comprometer a todos los estamentos del Estado en la protección de los menores.

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La mediación educativa tiene mucho para aportar ante la tragedia planteada por los tormentos y la muerte que sufrió el pequeño Lucio Dupuy, que conmovió a la sociedad y motivó la sanción unánime de una ley, hace pocos días, destinada a comprometer a todos los estamentos del Estado en la protección de los menores.

Es que una verdadera calidad y mejora de la educación en las instituciones educativas exige garantizar entornos educativos pacíficos. Espacios libres de violencia, espacios integradores, en los que cada estudiante aprenda a convivir con todos los demás, resolviendo los conflictos que brotan cotidianamente. Y detectando lo que ocurre en el hogar y el barrio, fuera de la escuela.

Para lograrlos se propone utilizar la mediación como herramienta de paz.

Hablar de calidad y mejora de la educación, indiscutiblemente está relacionado con el logro de entornos educativos pacíficos, con educar en valores, y con la práctica de la mediación, por su carácter preventivo y formativo en el abordaje de conflictos en las instituciones educativas.

Desde las escuelas debemos fomentar el aprendizaje y práctica de la educación para la paz, con el fin de conseguir que las y los estudiantes se relacionen de forma pacífica.

Es abundante la legislación nacional que se refiere a la educación en valores cívicos, valores democráticos, valores constitucionales; que habla de educación para la paz y relaciona todo esto con la calidad educativa. Independientemente del período político en que se hayan sancionado estas leyes, la normativa nos hace llegar a la certidumbre sobre la conveniencia de educar en el marco de la mediación educativa (*)

Educación moral y escuela

"La dimensión moral es inherente a todo comportamiento humano y, por consiguiente, una educación integral no puede descuidarlo", escribió en 2006 el pedagogo español José María Quintana Cabañas (1).

En las escuelas, las aulas presentan realidades heterogéneas, muy variadas, a veces complejas, también enriquecedoras, que hacen necesario este tipo de educación. Es básico educar para conseguir entornos inofensivos, de no violencia en sus diferentes manifestaciones, posibilitar que las y los estudiantes aprendan también a solucionar situaciones diversas con otros, de forma conciliadora, prioritariamente desde el ámbito familiar.

La familia debe tomar conciencia de sus obligaciones, y saber situarse educativamente ante sus hijos porque no la podemos reemplazar. Sí, podemos colaborar, estar cerca, coordinar nuestras acciones y ayudarnos mutuamente en esta estrategia educativa. Pero también, desde el ámbito educativo, desde las instituciones escolares es necesario enseñar en la paz, educar en valores, debemos enseñar a resolver controversias, de un modo práctico, funcional en el que los alumnos/as observen, participen, aprendan, ejerciten y apliquen lo aprendido como forma de vida, garantizando entornos educativos pacíficos, como el que ofrece la mediación educativa, supone además un aprendizaje preparatorio, para su posterior incorporación a la vida social activa.

Las instituciones educativas deben ser dominios en donde los sujetos se relacionen unos con otros de forma positiva, ámbitos donde la formación, y el crecimiento personal y social, esté garantizado, donde en todo momento se respeten los derechos de los y las estudiantes.

Derechos humanos

Para el autor español Xesús Jares, los derechos humanos suponen una declaración universal de valores para la convivencia (2).

Que las y los estudiantes disfruten de entornos educativos pacíficos, preocupa a partes iguales: a las instituciones educativas, familias, sociedad. Tampoco hay que pasar por alto que estamos en una sociedad con alta dosis de violencia y que la escuela no es un campo aislado.

Escuchamos en los medios de comunicación, incluso hemos vivido personalmente agresiones verbales, físicas o de otra índole, que unos menores infligen a otros en secundaria, pero también en los niveles iniciales de la escolaridad infantil, primaria, que suponen algún tipo de agresión al otro y que se tienden a minimizar. "Los episodios de violencia en el alumnado no brotan del vacío. En gran medida suelen ser la punta de un iceberg, que está compuesto por la compacta red de relaciones interpersonales que configuran lo social de la institución educativa", sostiene la autora española Rosario Ortega Ruiz (3).

Algunas veces existe una tendencia a quitar importancia a estos hechos con el consabido… "

cosas de chicos o de adolescentes" dejando, sin argumentos, es decir indefensos, a los agredidos y a sus familias, permitiendo la violencia en las escuelas, y proporcionando el sustrato para el incremento de la misma, alejándonos de entornos educativos pacíficos.

Mercedes Blanchard Giménez y Estíbaliz Muzás Rubio evidencian que la educación tiene como objetivo fundamental la adecuada convivencia en las escuelas y en las aulas. (4)

Educar para la paz, utilizar la mediación para la resolución de los conflictos, logrando entornos educativos pacíficos, en las instituciones educativas, en las escuelas, en las aulas, se configura como un aprendizaje, una práctica principal para niñas, niños y adolescentes, pero también es un requisito previo para otros aprendizajes, por lo tanto, constituye en sí un aprendizaje indispensable, además de ser salvaguardia de una convivencia adecuada en la escuela.

"Dicho con otras palabras, el sistema educativo, como espacio de aprendizaje y convivencia, debe facilitar los instrumentos necesarios para hacer posible el aprendizaje de la cultura de paz y la no violencia…" insiste Jares.

A su vez, Isabel Fernández García señala que "se trata de favorecer la creación de un ambiente de "apoyo" de "pertenencia" donde se atiende dentro de lo posible las necesidades individuales de los miembros, con una ética de preocupación mutua. (5)

La llamada Ley Lucio nace de la tragedia de un niño de 5 años "que vivió un infierno y nadie pudo rescatarlo".

Ese infierno lo viven muchos, también en Salta. La niña agredida y el pequeño agresor en la escuela ex 815 de Orán, víctimas ambos de violencia y de un sistema educativo sin capacidad de respuesta; lo mismo que las peleas brutales entre adolescentes en General Güemes. Y en casi toda la geografía del país. Un fenómeno que requiere medidas que pongan en práctica los valores contenidos en la legislación argentina.

La Ley Lucio establece como objeto "la prevención y detección temprana de situaciones de vulneración de los derechos de niñas, niños y adolescentes". Propone llevarla a cabo a través de la capacitación obligatoria en materia de derechos de la infancia y con las herramientas de actuación y conocimientos necesarios para el reconocimiento de las situaciones de violencia y cómo actuar en consecuencia; así, también, acciones coordinadas de los organismos intervinientes.

Hay un punto muy interesante y tiene que ver con "la detección de los indicadores de riesgo", de aquellas señales" que manifiestan los niños, niñas y adolescentes que están sometidos a maltrato o cualquier tipo de vulneración, debiendo comunicar dicha circunstancia ante la autoridad de la institución educativa, bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad y falta grave por omisión.

Los docentes deben prestar atención cuando un niño presenta signos de violencia como los que padeció en su hogar y de manos de la madre y su pareja el pequeño Lucio Dupuy.

"De ahí que la intervención preventiva sea la mejor medida para evitar la aparición de abusos y malos tratos de todo tipo", señala Ortega.

Llegamos al convencimiento de lo trascendental del uso de la mediación educativa, para resolución de las desavenencias, como herramienta de Paz, que genera a su vez entornos apacibles, que permiten la convivencia posterior ya que restaura la relaciones.

* Ley de Educación Nacional 26206/06: Ley Provincial de Educación N° 7546, Ley N° 26061/05, Ley N° 26892/13; Ley 7970/16 y resoluciones del Consejo Federal de Educación orientadas a la protección integral de los derechos de los menores y relativas a la intervención educativa frente al maltrato infantil, abuso sexual y violencia de género.

1) Quintana, J. M. "Filosofía de la educación familiar " Madrid: Narcea.

2) Jares, X. Educar para la paz en tiempos difíciles. Bilbao: Bakeaz.

3) Ortega, R " La convivencia escolar: qué es y cómo abordarla". Sevilla.

4) Blanchard, M. & Muzás D. "Acoso escolar. Desarrollo, prevención y herramientas de intervención". Madrid.

5) Fernández, I. "Prevención de la violencia y resolución de conflictos". Madrid.

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