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Un "10" para China

Martes, 20 de junio de 2023 02:27

A los chinos les gusta el fútbol, son apasionados, de tal manera que el gobierno de Beijin se puso el objetivo de ganar en 2050 su primer mundial y, como apuestan al largo plazo, desde 2015 este deporte es obligatorio en las escuelas, pero -hay que aclarar- también les gustan los negocios. Y, no desperdician oportunidad, en este caso, desembarcando en el continente y ofreciendo un amplio menú de inversiones.

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A los chinos les gusta el fútbol, son apasionados, de tal manera que el gobierno de Beijin se puso el objetivo de ganar en 2050 su primer mundial y, como apuestan al largo plazo, desde 2015 este deporte es obligatorio en las escuelas, pero -hay que aclarar- también les gustan los negocios. Y, no desperdician oportunidad, en este caso, desembarcando en el continente y ofreciendo un amplio menú de inversiones.

El interés de China por Argentina representa una abierta ofensiva para ocupar mayores posiciones de relevancia en América Latina, destacando que el gigante asiático necesita un punto estratégico bioceánico al que recurrir si, alguna vez se bloquea el canal de Panamá, o para quedar cerca de la Antártida, de la que Río Grande dista unos 1.000 kilómetros. Hoy, el puerto relevante menos lejano del continente helado es Auckland, a alrededor de 3.000 kilómetros, aunque otra alternativa podría ser Punta Arenas, en Chile.

La intención quedó ratificada también por la reciente decisión del régimen chino, luego del viaje de Sergio Massa, ampliando de US$ 5.000 a US$ 10.000 millones el uso de libre disponibilidad del swap para profundizar el intercambio comercial y -eventualmente- intervenir en el mercado cambiario.

El mecanismo consiste en recibir yuanes contra pesos a una tasa de interés mínima, aunque algunos economistas aseguran que la tasa es muy alta, destacando además que corre a partir del uso de la moneda del gigante asiático para operaciones que no sean comerciales bilaterales; otros aseguran que es exclusivamente limitada a operaciones entre ambos países; es decir para pagar compras al país asiático. Si bien no son convertibles a dólares de manera automática, puede requerirse autorización al Comité Permanente del Banco Popular China para canjearlos por otra moneda, tal como hizo el gobierno de Mauricio Macri en diciembre de 2015, apenas asumió al poder para enfrentar la complicada herencia recibida.

El swap de monedas con China fue una estrategia que llevó adelante el gobierno de Cristina Kirchner en su segunda gestión. Sin embargo, en 2003, el año en que Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación, la Argentina registró un superávit bilateral de US$ 1833 millones que se fue achicando hasta US$ 232 millones en 2007 y se transformó en un creciente déficit a partir de 2008, primer año completo de gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Desde entonces y hasta abril último la Argentina exportó a China por valor de US$ 85.243 millones e importó por casi el doble, US$ 162.043 millones, acumulando un déficit bilateral de US$ 76.800 millones.

El gobierno de Tierra del Fuego, mediante decreto provincial, firmó en agosto la construcción de una base naval por parte de la estatal china Shaanxi Chemical Industry Group Co Ltd, aunque ahora el gobernador Gustavo Melella salió a negar el acuerdo, luego de que la Nación negó que el proyecto para desarrollar un puerto y una petroquímica con capitales asiático en la provincia Austral se vaya a concretar.

La Nación destaca el nuevo acuerdo con China para ampliar el swap y, de acuerdo a un informe, ya usó casi la mitad del primer tramo de US$ 2.400 millones, cuyo principal destino fueron el pago de importaciones con destino a Tierra del Fuego, sede de las plantas de ensamblado de electrónicos, abastecidas en gran medida de partes chinas.

Volviendo al fútbol, en estos días la selección argentina le brindó una alegría adicional a los chinos con un espectáculo inusual. Allí, Lionel Messi fue el principal protagonista; con sutiles toques y un golazo, a su estilo, hizo saltar en las gradas del coqueto estadio a un público entusiasta, que lucía la tradicional camiseta con los colores argentinos.

El Estadio del Pueblo, como se lo conoce, estuvo repleto a pesar que las entradas tenían un piso de US$ 1.500 dólares (aproximadamente 9000 yuanes) en una ciudad -la capital política- en la que el salario promedio está en los 7000 yuanes.

El intercambio se acentuó y fue un regalo para Xi Jinping, el presidente chino que cumplió recientemente 70 años; en ese sentido muchos recuerdan su buena sintonía con los argentinos en una selfie que se sacó con el Kum Agüero; además el día que murió Diego Maradona, la embajada puso cuadros alusivos en la entrada y, por la cantidad de gente que se reunió, debieron mudarlos de lugar y dejarlos durante un mes para los visitantes.

Sergio Massa, ni lerdo ni perezoso, hábil político y acostumbrado a estos gestos seductores, llevó en el equipaje varias camisetas de la selección, entre ellas la "número 10". Una fue reservada y, entregada personalmente a Shan Shewu, presidente de la compañía energética china State Grid, mientras Estados Unidos observa -cada vez- con mayor recelo el sugestivo y renovado acercamiento con el gigante asiático.

 

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