La Cámara de Tabaco de Salta (CTS) y la Asociación de Plantadores de Tabaco de Misiones (APTM) presentaron un recurso administrativo ante el Ministerio de Salud de la Nación, a cargo de Carla Vizotti, solicitando cancelar la prohibición emitida en marzo pasado por esa cartera, sobre los denominados productos de "tabaco calentado".
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La Cámara de Tabaco de Salta (CTS) y la Asociación de Plantadores de Tabaco de Misiones (APTM) presentaron un recurso administrativo ante el Ministerio de Salud de la Nación, a cargo de Carla Vizotti, solicitando cancelar la prohibición emitida en marzo pasado por esa cartera, sobre los denominados productos de "tabaco calentado".
El documento presentado por la CTS y la APTM sostiene que la resolución emitida por la cartera de Vizzoti es ilegítima, ya que actúa como si la Ley nacional 26.687, que regula la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco, no existiera.
Además, consideran que prohíbe en forma arbitraria la importación, distribución, comercialización de productos que ya están regulados, afectando garantías constitucionales fundamentales y la actividad productiva de las comunidades tabacaleras.
El cultivo de tabaco genera trabajo legal y registrado, y alcanza en su proceso productivo a cerca de 1.000.000 de personas en nuestro país, quienes encuentran en esta actividad su empleo y sustento familiar.
Según Enrique Cornejo, Titular de la Cámara de Tabaco del Salta, "este tipo de decisiones tomadas de manera inconsulta y aislada afecta el ingreso de más de 23.000 agricultores tabacaleros a lo largo de siete provincias del NEA y NOA". Con relación al perjuicio para la economía agregó: "No solo es perjudicial para los productores sino para el Estado nacional, considerando que más del 85% del tabaco producido es destinado a la exportación. Asimismo, esta medida frenó importantes inversiones privadas que iban a aportar más de 100 millones de dólares extras en exportaciones".
La decisión del Ministerio de Salud precipitó la cancelación de una inversión de 300 millones de dólares de Massalin Particulares, que buscaba reconvertir su fábrica para producir alternativas de tabaco calentado, lo que hubiera generado exportaciones por más de 100 millones de dólares y más de 200 puestos de trabajo.
En el escrito presentado por las organizaciones tabacaleras se resalta que los productos de tabaco calentado, prohibidos por el Ministerio de Salud de la Nación, se han desarrollado y comercializado hace varios años y cuentan con autorizaciones gubernamentales a lo largo y ancho del mundo. Así, y en contra de lo expresado en los considerandos de la resolución 565/2023, han sido autorizados por la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos -organismo equivalente a la Anmat-, y específicamente el "Tobacco Products Scientific Advisory Committee (TPSAC)" de la FDA, afirmó en su aprobación que el cigarrillo comprimido que utilizan los productos de tabaco calentado contienen menos sustancias químicas nocivas que un cigarrillo tradicional. De hecho, la diferencia principal con los cigarrillos tradicionales es que en estos el tabaco entra en combustión, mientras que en los productos de tabaco calentado este proceso no sucede, y son una mejor alternativa, ya que es a través de la combustión que se libera la mayor cantidad de sustancias tóxicas.
Lo que dice la industria tabacalera
Los promotores de los PTC aseguran que al no haber combustión el tabaco calentado es menos dañino que un cigarrillo, porque libera, en promedio, hasta un 95 por ciento menos de productos químicos perjudiciales. Incluso remarcan que lo que libera no es humo, sino un aerosol. En tanto, indican, no es libre de riesgo porque aún tiene nicotina, la cual es adictiva. El cigarrillo electrónico, en cambio, calienta un líquido que contiene nicotina, pero no lleva tabaco. La forma en la que se procesa el tabaco para los PTC también es distinta. Para hacerlo la hoja de tabaco se muele hasta reducirse a un polvo, el cual se mezcla con agua, fibras y glicerina hasta obtener una pasta que luego se seca y se forman largas bobinas. Tras un segundo proceso de secado, a cada una de ellas se las enrolla alrededor de un espiral metálico, que permitirá el calentado por inducción, y se las corta hasta formar dos "tapones" de tabaco.