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"Aprendí que debemos dar una medicina de calidad en el lugar que uno elige estar"

Entrevista a José Sebastián Schanz
Miércoles, 12 de julio de 2023 01:31

José Sebastián Schanz tuvo una infancia en el barrio El Tribuno y luego vivió en uno departamento de la zona de la terminal de ómnibus de Salta; de adolescente se fue al barrio Cofico, Tres Cerritos, con su familia. Su mamá se llamaba Elda y trabajó en el Banco de Préstamos, y su papá, José Felipe, fue un agrónomo que trabajó en la Biblioteca de la Legislatura.

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José Sebastián Schanz tuvo una infancia en el barrio El Tribuno y luego vivió en uno departamento de la zona de la terminal de ómnibus de Salta; de adolescente se fue al barrio Cofico, Tres Cerritos, con su familia. Su mamá se llamaba Elda y trabajó en el Banco de Préstamos, y su papá, José Felipe, fue un agrónomo que trabajó en la Biblioteca de la Legislatura.

Con mucho esfuerzo lo mandaron a estudiar Medicina a la Universidad Nacional de Córdoba y luego su especialidad la hizo en Buenos Aires.

En la UNC conoció a una cordobesa de San Francisco, Carina, con quien se formó, se especializó y luego se casó y vino a vivir a Salta. Aunque el doctor no lo diga, si se permite la interpretación, en la decisión de volver a su tierra tuvo mucho que ver el doctor René Favaloro.

En las respuestas que le dio a El Tribuno se pueden encontrar los rastros del cardiólogo pampeano marcando el camino del salteño.

¿Cómo llega a estudiar a la Fundación Favaloro?

Yo hice mi subespecialidad en la Fundación Favaloro. Me formé como médico en Córdoba y luego hice Cardiología en el Hospital Durán. Luego hice mi segunda residencia en la Fundación Favaloro. Ahí me especialicé en electrofisiología cardíaca, que son los especialistas en arritmias y marcapasos, es decir: la parte eléctrica del corazón. Cuando llegue a la Fundación ya no estaba el doctor Favaloro, pero pude conocer su semblanza gracias a los pacientes de él, que se seguían atendiendo en la Fundación y que ahora me tocaba atender a mí. Por ejemplo, yo atendía a Juan Carlos Saravia, a Falú, que fueron pacientes de la Fundación y que tuvieron trato con el doctor. También conocí mucho a Favaloro por la gente que había trabajado con él. La asistente del doctor, que se llama Susana, la instrumentadora habitual de él, me contaba que fue un misterio su muerte. Falleció un sábado, pero el viernes, el día anterior, ella había operado con él y Favaloro le dio su lupa, que se usa en las cirugías cardíacas, para que se la limpiara para poder usarla el día lunes de la semana siguiente. Su muerte fue entonces inesperada. Susana nunca pudo ver nada distinto de lo habitual que le dé un indicio sobre la decisión que luego tomó. Ese comentario me quedó grabado: tenían planificada la cirugía para el lunes, para eso él tenía su lupa, que es como un anteojo, y Susana era la encargada de guardarla y limpiarla para la semana siguiente.

El hombre tenía la impronta de "salud para todos"...

El doctor era un humanista y una persona que había apostado siempre a la Argentina. René Favaloro podría ser una persona que podía haber estado trabajando en cualquier parte del mundo y se quedó en nuestro país. Siendo yo estudiante gané las Olimpíadas Académicas de Medicina, que es un concurso de conocimientos sobre la carrera y me tocó ir a la ciudad de Chicago; en esos tiempos vivía Favaloro. Fui al servicio de Neurocirugía de la Universidad de Illinois, en Chicago, y cuando llegué el jefe, que era como un prócer porque había inventado unos tratamientos para el cerebro, me llamó y me preguntó: ¿usted viene de la patria de René Favaloro?, lo felicito por el doctor. Y me dio el texto de una revista científica de Estados Unidos en donde se escribía sobre los logros de Favaloro para la Medicina. Eso para que se vea el alcance: el médico norteamericano que sabía que yo era argentino y que por eso me felicitó gracias a Favaloro. Como cuando te felicitan por ser de la tierra de Messi o Maradona.

¿En qué año estudió en la Fundación?

Yo entré en el año 2005. Ya no estaba, pero tengo una foto con él cuando me firmó un libro. Fue el único momento en que lo vi. Él creía que tenemos una obligación para con la humanidad, para con el lugar en que nos tocó vivir. Era un amante de San Martín y escribió el libro: "¿Conoce usted al General San Martín?", donde rescata también los rasgos altruistas, estoicos y nacionalistas de San Martín; creo que era uno de sus referentes. Favaloro no fue un médico que comenzó en los lugares de mayor prestigio o desarrollo tecnológico. Comenzó siendo un médico rural y también deja su semblanza en un libro llamado: "Historias de un médico rural", que se desarrolla en un pueblito de La Pampa. Y yo creo que eso le marcó el espíritu cuando siguió haciendo medicina a pesar de que luego estuvo en el lugar en donde se estaban desarrollando los mayores avances de la cardiología, que era la Cleveland Clinic, en donde se juntaron los genios más grandes de la especialidad, donde estaban inventando las tecnologías para los tratamientos actuales. Eso le permitió inventar el by pass; estaba en el momento y en el lugar apropiado. También hubo mucho sacrificio que lo deja plasmado en otro libro: "De La Pampa a los Estados Unidos". Sobre cómo él, siendo un médico rural, llega a ese lugar de prestigio. En los que fueron tiempos de muchas limitaciones junto a su esposa. Ese es el libro que me firmó, y que para mí es uno de los textos de cabecera.

¿Esa es la impronta que sigue hoy la Fundación?

Más allá de esa impronta. Si uno va a la Fundación hoy es igual a la época del doctor. Uno ve a muchos médicos del interior del país. Somos muchos los salteños que nos formamos en la FF. Somos muchos cardiólogos y cardiocirujanos de todo el país que nos formamos en ese lugar de prestigio. Y también era la vocación del doctor que la medicina de calidad no quedara centrada en Buenos Aires. Entonces tenía una preferencia especial por los médicos del interior que querían ingresar a la Fundación.

Ese es su legado...

Su legado es tanto, en la excelencia médica que se transmite en la formación y en todo lo que hemos leído de él, como humanista y con la idea de ofrecer lo mejor que se pueda en el lugar que uno toca vivir. Yo elegí vivir en Salta, pero tenía la oportunidad de irme a otros lugares. Y Salta (Argentina), con todos los contratiempos que tenemos, estoy feliz de estar acá y pienso en eso: en ofrecer lo mejor que puedo en mi lugar. Quiero dar una medicina de calidad en el lugar que uno elige estar; eso lo aprendí de Favaloro.

 

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