Es carnaval y los Báez lo saben. Como cada año, el Centro de Residentes Vallistas y Puneños, ubicado en Villa Primavera, es el punto de encuentro en donde copleros de toda la provincia y salteños amantes de esta época desentierran al diablo travieso.
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Es carnaval y los Báez lo saben. Como cada año, el Centro de Residentes Vallistas y Puneños, ubicado en Villa Primavera, es el punto de encuentro en donde copleros de toda la provincia y salteños amantes de esta época desentierran al diablo travieso.
El Tribuno una vez más dijo presente y el recibimiento de Severo Báez y su esposa Rafaela Gaspar, fue tan cálido como de costumbre.
"Le agradecemos a Dios y a la Pachamama por habernos dado un año más de vida, de alegría,una vez al año nosotros los criollos nos divertimos cantando en el carnaval y desenterrando el mojón para soltar la alegría", dijo Rafaela.
La ceremonia del desentierro del carnaval
Hay distintas maneras. Rafaela explica que en el desentierro se saca la bebida que se enterró el año pasado y se las comparte con los presentes, mientras que hay algunos que desentierran un pequeño diablito; ambas maneras simbolizan el desentierro de "la alegría del carnaval".
El desentierro de los Báez es uno de los más populares, tal es así que muchos salteños se acercaron temprano para no quedarse sin mesa y poder disfrutar de los exquisitos platos regionales que elaboran allí: chanfaina, asado al horno de barro, sopa de gallina, empanadas y muchas delicias más.
Los padrinazgos
Alrededor del mojón se podían observar hojas frescas de albahaca y muchas bebidas. "Es lo que los padrinos le convidan al carnaval", comenzó explicando Rafaela.
"El que tiene chacra, trae choclos; el que planta albahaca, trae albahaca; el que tiene un almacén o un kiosco, trae bebidas. Son ofrendas para durante el año crezca la producción o las ventas", contó.
No hay que irse de la casa de los Báez sin escuchar una auténtica copla. A través de unos versos, Rafaela no quiso que pase desapercibida la situación política del país en cuanto a la cultura y dijo: "la cultura no se vende y tampoco se privatiza, es como la chicha y el vino, que todito se convida".
Don Severo Báez también expresó unas palabras y se refirió a cómo se vive el carnaval en su casa: "este es un carnaval criollo. Adonde las cajas suenan, las coplas no se callan y vamos cantando cada cual a su manera", dijo.
También contó que llegaron copleros de distintas partes de la provincia: Iruya, Anta, Cafayate, Nazareno, Santa Victoria Oeste y también llegaron desde Jujuy.
"Es una época muy importante para los pueblos originarios"
Algunos de los copleros presentes contaron cómo viven el carnaval y qué es lo más lindo de celebrarlo en la casa de Severo.
Horacio Quispe, de Santa Victoria Oeste dijo: "es una fecha tan importante para nosotros los pueblos originarios, porque reivindicamos la cultura ancestral de nuestros abuelos y parientes, en este caso en este lugar tan mágico porque nos reunimos paisanos de diferentes regiones y comunidades de la provincia justamente para esta fiesta que nos une a todos".
Estela Tejerina, de Nazareno, expresó que ya se siente una más de la familia Báez: "siempre estamos acá cada vez que nos necesitan".
Atilia Gaspar, de Amblayo, destacó que lo más lindo del carnaval en lo de Severo es reunirse con los copleros: "es lindo reencontrarnos todos los años en esta casa que ya es como mi segunda casa. Hace 15 años que estoy con las coplas y siempre vengo", dijo.