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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Dulzura y devoción: los sabores que florecen en la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro

La feria que acompaña a la fiesta mariana transforma las calles en un verdadero festival de sabores del norte. Las mesas de los puesteros rebosan de delicias que son tanto alimento como historia viva: alfeñiques, chancaca, rosquetes blancos, arrope, cañoncitos de dulce de leche, entre otros dulces. 
Miércoles, 18 de junio de 2025 11:23
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Durante la tradicional novena en la iglesia San Alfonso, la fe salteña se entrelaza con los aromas y sabores ancestrales de los Valles Calchaquíes y Catamarca, en una feria que enciende todos los sentidos.

Cada año, con la llegada de junio, algo especial comienza a palparse en los alrededores de la iglesia San Alfonso, en la ciudad de Salta. No es solo el fervor religioso lo que conmueve: junto al rezo, la procesión y la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, se despliega una tradición paralela, profundamente sensorial, que despierta recuerdos, evoca infancias y convoca a la comunidad con una intensidad particular.

La feria que acompaña a la novena y a la fiesta central de esta advocación mariana -venerada en la ciudad desde hace más de un siglo, traída por los padres redentoristas desde Roma-  transforma las calles en un verdadero festival de sabores del norte. Las mesas de los puesteros, decoradas con mantas de colores, rebosan de delicias que son tanto alimento como historia viva.

Desde Catamarca y de los pueblos de los Valles Calchaquíes llegan, como todos los años, los dulces regionales más emblemáticos. El aroma de los alfeñiques -elaborados a mano, con la paciencia de los antiguos oficios- se mezcla con el perfume ahumado de la chancaca, de las tabletas de dulce de leche cortadas en pequeñas porciones, mientras los rosquetes blancos con glaseado invitan a los más chicos a estirar la mano.

Hay puestos que ofrecen arrope de chañar, oscuro y denso, que sabe a monte y a tiempo detenido. Los cañoncitos de dulce de leche, crocantes por fuera y cremosos por dentro, se codean con los turrones salteños envueltos en papel celofán, listos para regalar o compartir. No faltan las empanadillas, con su relleno de cayote o de batata, ni los bombones de cayote con nuez que, al morderlos, traen el eco de cocinas con horno de barro.

La vista también se deleita con los colores de los higos secos, las pasas de uva y pelones, el patay que remite a la raíz diaguita-calchaquí, la harina de maíz cocido y los alfajores de capitas, unidos por dulce de leche y espolvoreados con azúcar impalpable.

Quienes llegan hasta allí lo hacen por fe, pero también por costumbre y por amor a estos sabores que parecen custodiar una parte esencial de la identidad norteña. Son días en los que la ciudad late con otra cadencia: los fieles rezan, los niños corretean con una bolsa de caramelos de miel de caña, y los mayores -muchos con la Virgen en el corazón y el paladar educado en los secretos del Valle- vuelven a casa con las manos llenas de dulzura.

En cada dulce hay una historia, un gesto de ofrenda, una herencia. Porque en Salta, cada vez que la Virgen del Perpetuo Socorro convoca a su gente, no solo se renueva la fe, sino también se celebra la memoria de los sabores que nos sostienen.

María madre gaucha

La comunidad católica de Salta se prepara para vivir una de sus celebraciones más sentidas: la fiesta patronal en honor a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Bajo el lema "Con María Madre Gaucha, peregrinos de esperanza", cientos de fieles participarán de la tradicional novena que comenzará el próximo 27 de junio, en la Iglesia San Alfonso.

El padre Marcelo Pomar y la Comunidad Redentorista estarán a cargo de las predicaciones durante los días de preparación espiritual. La fiesta culminará el 6 de julio, día en que se celebrará la misa central y las actividades litúrgicas y populares que reúnen a familias, agrupaciones gauchas y peregrinos de distintos puntos de la provincia.

La imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, cargada de simbolismo y devoción, volverá a recorrer las calles salteñas en medio de banderas, flores, cantos y promesas. La propuesta de este año resalta el rol de María como madre cercana, acompañante en el camino de la fe popular, profundamente enraizada en la identidad del norte argentino.

La Iglesia San Alfonso invita a toda la comunidad a sumarse a esta manifestación de fe y esperanza.

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