Investigadores buscan más de 3.000 bienes robados de museos o colecciones privadas en el país, según se conoció ayer en una capacitación sobre protección del patrimonio cultural. “El Suplicante”, una valiosa pieza sustraída en 2003 del Cabildo de Salta, está entre los objetos sobre los que no hay pistas.
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Investigadores buscan más de 3.000 bienes robados de museos o colecciones privadas en el país, según se conoció ayer en una capacitación sobre protección del patrimonio cultural. “El Suplicante”, una valiosa pieza sustraída en 2003 del Cabildo de Salta, está entre los objetos sobre los que no hay pistas.
El rastreo se realiza sobre una base de datos con fotos, denuncias, testimonios o descripciones y está a cargo de Interpol (Organización Internacional de Policía Criminal) y de la Policía Federal.
Pinturas, joyas antiguas, pertenencias de personajes históricos y bienes arqueológicos se cuentan entre los elementos perdidos en un mercado negro que se ramifica en diferentes países.
“Podemos detectar un objeto en distintos lugares del mundo. En una casa de una subastas extranjera, quizás aparezca algo que se esté buscando hace años”, dijo a El Tribuno Fernando Gómez Benigno, de Interpol.
Uno de los casos irresueltos es de “El Suplicante”, una pieza arqueológica que desapareció de una de las salas del Cabildo, el 8 de octubre de 2003.
La escultura era de las más apreciadas por los estudiosos de las culturas originarias y nunca se supo nada de su destino. Este es uno de los 3.000 robos registrados en la base de datos de Interpol y la Policía Federal.
También se busca el reloj que fue de Manuel Belgrano, sustraído del Museo Histórico Nacional de Buenos Aires, en junio de 2007. Según sus biógrafos, era lo único que tenía el prócer antes morir y lo utilizó para pagar los honorarios de su médico.
En abril de 2009 se llevaron la banda y el bastón presidencial de Arturo Frondizi del Museo de la Casa Rosada sin que se hayan encontrado todavía. En 2007 se había perdido también una lapicera de oro de Roberto Ortiz en el mismo lugar.
“La vigilancia humana en las salas no se puede reemplazar con nada y, cuando hay dispositivos tecnológicos, tienen que modernizarse constantemente. Las personas que se dedican a este tipo de delitos se actualizan todo el tiempo”, dijo Claudia Cabouli, coordinadora de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos.
La funcionaria consideró, sin embargo, que en los últimos años se dieron “pasos importantes” en materia de seguridad dentro de las instituciones oficiales que tienen muestras de arte o historia.
Zona vulnerable
Miembros de Interpol, Gendarmería, Policía, académicos y otras autoridades participaron ayer de una capacitación sobre protección del patrimonio organizada por la Nación y la Provincia en el Centro Cultural América.
Los organismos relacionados con la custodia de los museos en diferentes provincias debatieron sobre las políticas públicas necesarias para limitar riesgos.
“Salta está en una de las regiones más vulnerables por su ubicación de frontera y permeabilidad”, sostuvo el director nacional de Patrimonio y Museos, Alberto Petrina.
Claudia Cabouli señaló que los robos que se registran en el ámbito privado, “no se denuncian en la mayoría de los casos”. Según aseguró, la reticencia a informar puede relacionarse con “un descreimiento sobre las posibilidades de que las cosas sean recuperadas” o con el desconocimiento.
Como cierre de la jornada de ayer también se realizó en Mitre 23 una reunión del Comité Nacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, integrado por 15 organismos vinculados con la seguridad y la cultura.